Ana Obregón pone voz a la queja más repetida a Sonsoles Ónega dentro de su equipo: "Se nota que no está"

Ana Obregón ha regresado a su puesto de colaboradora de 'YAS Verano'. Sin pelos en la lengua, como es habitual en ella, la actriz reconoció alegrarse de la ausencia de Sonsoles Ónega, quien está de vacaciones, dejando el programa en manos de Pepa Romero. Lo más curioso de todo, es el motivo por el que celebra esta ausencia.

Y es que la presentadora no es precisamente una amante del aire acondicionado, sino que prefiere que la temperatura del plató no sea muy diferente a la de la calle. Esto hace que los colaboradores del programa se tengan que adaptar, yendo más o menos abrigados en función de la época del año en la que se encuentren. Pero cuando Sonsoles Ónega se ausenta del magacín, las cosas cambian, que es lo que ha ocurrido ahora.

Pepa Romero ha decidido bajar la temperatura del aire acondicionado, lo que ha sido aplaudido por todos los presentes en el plató, entre los que se encontraba Ana Obregón. "Estamos fresquitos, como se nota que no está Sonsoles", ha dicho, entre risas, la bióloga. Acto seguido, hacía su entrada la meteoróloga Mercedes Martín, quien ha explicado que, tras las tormentas de estos días, llegará una nueva ola de calor.

Ana Obregón celebra la ausencia de Sonsoles Ónega

Ante esto, la presentadora sustituta de Sonsoles Ónega ha espetado: "¿Sabes dónde se va a estar bien? En este plató con bien de frío". Y es que, tal y como ha explicado a la audiencia de 'YAS Verano', en el plató "hace frío". Algo que ha provocado el entusiasmo de Ana Obregón, quien le ha recordado a la presentadora: "Pepa, cuando tú no estás, con Sonsoles hace un calorazo".

Sin embargo, Pepa Romero ha confesado que algunos trabajadores pasan frío cuando ella está presentando. Incluso que el director del programa se ha visto obligado a abrigarse ante la baja temperatura que hacía en el estudio: "Lo siento. Yo lo quiero, pero no comparto su sensación térmica", ha sentenciado entre risas la conductora de 'YAS Verano'. Y es que, como se suele decir, nunca llueve a gusto de todos.