Aunque parezca mentira, ya han pasado 42 años desde el estreno de una de las series de nuestra vida: 'Verano azul'. Mítica donde las haya, fue la primera serie española en convertirse en un auténtico evento, en fenómeno de masas. Sus protagonistas pasaron de la noche a la mañana de un anonimato seguro a una fama nacional. No había familia en España que no hubiera visto, al menos, un capítulo de la ficción creada por Antonio Mercero. Y era fácil reconocer a todo su reparto, repleto de personajes carismáticos: Pancho, Tito, Desi, Piraña o Quique, interpretado por Gerardo Garrido.
Su personaje es verdad que se encontraba a medio camino entre los dos grupos. No era lo suficiente mayor para ser adolescente, pero tampoco lo suficiente pequeño para estar con los niños. Pero era un personaje clave para equilibrar las tramas de la serie. "Si lo quitaban, se caía todo, aunque pasaba desapercibido, o al menos esa era la idea", explicó Gerardo en una entrevista para AISGE.
Tanto para él como para el resto de miembros del reparto, la fama repentina fue un duro golpe en su adolescencia, y pagó un alto precio. Porque, ¿quién te va a enseñar cómo llevar la fama sin volverte loco? "Yo veía que me pagaban un sueldo, como se lo pagaban a mi padre, pero también veía que a él le dejaban tranquilo y a mí, en cambio, no", reflexionó tiempo después. "Un escritor que triunfa se expone a las críticas o a alguna alabanza razonable, pero nosotros éramos como ídolos adolescentes y hasta nos escoltaba la policía. La fama es un puto disparate: quien la busca porque sí, o tiene alguna tara en el autoestima, o tiene algún problema psicológico".
Y es que Gerardo Garrido, que fichó por la serie de TVE sin quererlo ni beberlo (iba acompañando a uno de sus hermanos), también triunfó en la obra 'Las bicicletas son para el verano', de Fernando Fernán-Gómez. Con la obra estuvo dos años en escena en el Teatro Español. Por lo que no solo le reconocían por su papel de Quique, sino también por su presencia en uno de los grandes éxitos teatrales de los 80. Pero, tras su paso por el teatro, decidió alejarse de la actuación y del foco mediático.
Así que decidió dedicarse a su gran pasión: la fotografía. Lleva ya treinta años centrado en ello, y no piensa volver atrás, ni a retomar la interpretación. "He estado en África y he visto a los niños sonreír diez veces más que aquí, y eso es lo que quiero. Ser feliz todos los días de mi vida. Más que las alabanzas de los demás vale el reconocimiento de uno mismo”.
Aunque sigue guardando un muy buen recuerdo de la serie. “Los personajes de 'Verano azul' éramos los últimos románticos, con ideales y principios. Siempre se podía sacar una moraleja bonita de cada entrega. Lo mismo se ha quedado, incluso, un poco antigua, pero aquello entonces era auténtico y la gente quería ver cosas auténticas”. Y además, hace unos pocos años, decidió hacer 'Futuro azul', un documental sobre cómo ha cambiado la sociedad española en estas últimas décadas, tomando de base 'Verano azul', e incluso dedicando el documental a Antonio Mercero.
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