En la sociedad de la inmediatez, el periodismo que requiere de un análisis más sosegado ha perdido fuelle en televisión. Ahora lo que se lleva son noticias narradas en el menor tiempo posible y con el mayor número de alarmas para despertar la ansiedad de quién las consume. Las preocupaciones de los españoles vienen más marcadas por lo que dictan las cadenas que por sus propias vivencias a pie de calle. Nunca sabremos si la inmigración es una amenaza real o solo el reclamo al que se han abonado los medios para sembrar el terror y seducir a la audiencia.
La noticia de brocha gorda con alta dosis de impacto impregna gran parte de la parrilla. No hay tiempo ni ganas de contrastar las informaciones y los datos para respaldar las hipótesis no existen o directamente se inventan. Un ejemplo flagrante de cómo se distorsiona la realidad en televisión es el de la vivienda en España. Con un problema social de estas dimensiones, los telepredicadores asustaviejas han sido capaces de retorcer sus argumentos hasta situar a los inquilinos como verdugos y a los propietarios como las víctimas del sistema.
Solo hay que observar los datos de audiencia de este arranque de temporada para certificar la devaluación del periodismo en la pequeña pantalla. 'Salvados', estandarte de los mejores trabajos periodísticos que se han realizado en abierto en los últimos años, atraviesa una crisis notable de audiencia con registros que rozan el 5% de share. En la otra cara de la moneda, 'En boca de todos', el programa presentado por el sepulturero Nacho Abad vive su mejor época convirtiéndose en lo más visto de las mañanas de Cuatro.
El populismo se premia, y por ello los profesionales de la demagogia tienen cada vez más minutos para esparcir su teorías. En la parrilla de Cuatro Abad tiene altavoz doble: los martes por la noche con 'Código 10' y de lunes a viernes con 'En Boca de todos'. Lo mismo sucede con el matrimonio de cazafantasmas Jiménez y Porter, que hacen doblete con 'Horizonte' y el clásico 'Cuarto milenio'. Horas y horas de populismo de barra de bar en el que chapotean los temas y quienes los diseccionan sin conocimiento alguno.
Las puestas en escena sensacionalistas y los discursos grandilocuentes no son patrimonio de la derecha, y un buen ejemplo de ello es el 'Conspiranoicos' de La Sexta. El programa lleva dos semanas haciendo ruido a base de un contenido más impactante en su forma que en su trasfondo. Jokin Castellón arranca cada noche con un monólogo amenazante, teatralizando la presentación con una cadencia y un tono más propio de narrador del pasaje del terror.
El sensacionalismo al que nos tenían acostumbrados los magacines matinales ha saltado también a las noches, excitando al público con amenazas exageradas antes de meterse en la cama. La hipérbole le ha ganado el pulso al análisis minucioso e infundir miedo da buenos resultados de audiencia. No debe sorprendernos, entonces, que la inmigración suponga el principal problema de los españoles según el CIS. Como si la llegada de seres humanos que buscan un futuro mejor, y no muchas otras cosas, nos quitara el sueño a los que tenemos preocupaciones reales.
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