Crítica ‘La chica de nieve’: Un notable thriller al que le falta algo de profundidad para ser memorable

La chica de nieve serie
Netflix

El mes de enero empieza fuerte. A otros estrenos potentes del mes como, por ejemplo, ‘Cristo y Rey‘, o ‘The Last of Us‘ en HBO Max, se suma la adaptación a serie de ‘La chica de nieve‘, el popular libro de Javier Castillo. El género thriller en el panorama literario español está de moda desde hace unos años. Gracias precisamente a nombres como el de Javier Castillo o Juan Gómez Jurado, que también verá uno de sus libros adaptados a serie este año (la saga ‘Reina Roja’).

Creada por Jesús Mesas Silva y Javier Andrés Roig, la serie está protagonizada por Milena Smit, José Coronado y Aixa Villagrán como personajes principales. También nos encontramos a Raúl Prieto, Cecilia Freire, Tristán Ulloa y Marco Cáceres.

Málaga, 2010, cabalgata de los Reyes Magos. El momento más mágico del año se torna en pesadilla para la familia Martín cuando su hija Amaya desaparece entre la multitud. Miren (Milena Smit), una periodista en prácticas, comienza una investigación paralela a la de la inspectora Millán (Aixa Villagrán) que despertará aspectos de su pasado que habría deseado olvidar. Con la ayuda de su colega periodista Eduardo (Jose Coronado), Miren no parará hasta encontrar a la niña. 

Seis episodios para una buena maratón

Desde el comienzo de la serie, ya vemos que hay un cambio principal con respecto al material original: la historia se traslada a Málaga y a la Cabalgata de Reyes. Así, dejan atrás Acción de Gracias y Estados Unidos, haciendo de la historia algo mucho más patrio y cercano al público al que va dirigido. El inicio es similar a muchos que hemos visto en otros thrillers al uso. Una niña desapareciendo en medio de un evento repleto de gente. Aunque no por ya vista es menos desgarradora.

Uno de los elementos diferentes de ‘La chica de nieve’ es la estructura de la trama en diferentes tiempos y años. Sí, también es algo que ya hemos visto en series como ‘True Detective’. Pero volvemos a lo mismo, sigue funcionando igual por mucho que ya lo hayamos visto en otras historias. Y, pese a que todo funciona bien, y el ritmo ayuda a que los episodios se vean seguidos sin parar, hay un pequeño problema: la historia no deja poso.

Tiene escenas muy bien rodadas y también momentos bastante memorables. Pero la protagonista, Miren, no acaba de ser un personaje interesante para la audiencia. En eso ayuda poco una Milena Smit un poco apagada y desganada. Su actuación va mejorando según avanzan los capítulos, pero hay momentos en los que se queda en tierra de nadie y no acaba de despegar.

Algo similar pasa con el personaje de Eduardo, interpretado por José Coronado. El actor español siempre cumple en cualquiera de sus actuaciones, y siempre es sinónimo de calidad. Pero su personaje no acaba de aportar nada a la trama principal salvo acompañar en momentos puntuales a Miren. Sus acciones no afectan a la investigación y tampoco queda muy clara la relación que tiene con la protagonista, algo que lastra la historia. Por momentos, incluso se juega con que podría ser la mente detrás del secuestro. Su personaje está desdibujado y es una pena, porque da la impresión de estarse infrautilizando a un actor de la talla de Coronado.

Fallos y aciertos

Otro de los elementos que puede sacar de la historia es el personaje de Aixa Villagrán. La actriz da vida a la inspectora Millán, pero fuerza un acento extraño que se queda a medio camino del andaluz y de un acento más castellano, lo que hace que pierda mucha verdad su actuación. Sobre todo cuando lo comparamos con Chaparro, interpretado por Marco Cáceres, una de las sorpresas de la serie.

Pero todos estos detalles palidecen en comparación a la factura técnica de ‘La Chica de Nieve’, que sorprende en muchos planos y en su mensaje. Es verdad que el tropo de la violación deberíamos dejarlo atrás en pleno 2023. Pero pese a ello, la serie refleja muy bien la ansiedad y la angustia que sufren no solo las víctimas de una agresión sexual, sino las mujeres en general. Hay dos escenas muy potentes: una de ellas, Miren camina sola por la calle, y la tensión va en aumento al ver a un coche lleno de chicos que no dejan de mirarla. La otra escena, en un bar, la protagonista tapa su cerveza disimuladamente, sospechando que unos hombres que la miran podrían echarle algo dentro.

El giro final se esconde a la perfección y, si no estás muy atento, no conseguirás adivinarlo. De hecho, la ficción es un poco tramposa y juega al despiste continuamente, presentando otros personajes que forman parte de una trama que no tiene nada que ver con la desaparición de Amaya. Pero sorprendentemente, todo funciona, todo encaja, y la serie de ‘La Chica de Nieve’ consigue que no despegues los ojos del televisor (o el dispositivo donde prefieras verla).

Así que, en resumen, es una notable adaptación de un bestseller como el escrito por Javier Castillo (que tiene un campo muy gracioso en el último episodio). Pero quizá tiene el riesgo de que, una vez vista, sea olvidada pronto. No acaba de dejar recuerdo en el espectador porque falta alguna escena (o actuación) de esas que se te quedan grabadas en la retina. La que más destaca sería la interpretación de Cecilia Freire, la más contundente y desgarradora. Debería estar nominada a todos los premios.

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