Rocío Carrasco ha despejado cómo se afrontó la enfermedad de Rocío Jurado tras el diagnóstico y el papel que jugó Fidel Albiac en una nueva entrega de 'En el nombre de Rocío'.
Con el significativo título 'Matar al león' (más adelante entenderán por qué), Rocío Carrasco testimonia en el sexto episodio de 'En el nombre de Rocío' lo que supuso verdaderamente la enfermedad de Rocío Jurado en diferentes miembros de la familia Mohedano y la cara que en ese momento mostraron algunos de ellos. Un episodio, enmarcado entre 2004 y 2005, en el que Fidel Albiac jugó un papel vital y que fue el punto de partida de la desintegración de la saga familiar.
"Cuando a nosotros se nos dice que tiene cáncer, no sabíamos el tipo. Tenemos el nombre pero nos falta el apellido y hasta que no la abrieran, no podíamos saber", cuenta una Rocío desgarrada. El mayor palo se produjo cuando mantuvo una conversación con el oncólogo. "El médico me dijo 'el 80% no sobrevive' y tonta de mí le dije 'me da igual, ella está en el 20% restante", confiesa entre lágrimas.
El tiempo jugaba en contra y había que actuar rápido ante uno de los tumores con mayor tasa de mortalidad. "Cuando ella sale de la consulta del médico la enfermera le dice: que tenga usted suerte. Y eso le hace ser consciente de lo que en realidad ocurre", recuerda Rocío. Así, ante tal gravedad, el mejor opción que se planteó fue Houston y Rocío Carrasco ha revelado por primera vez quién fue el consejero que sugirió marcharse a Estados Unidos para seguir el tratamiento: Fidel Albiac.
"Recuerdo estar con ella en la habitación y llegó Fidel. Mi madre pidió que se saliera todo el mundo y nos quedamos con ella. Fidel le dijo: 'tienes lo que tienes, ya sabemos lo que es, y hazte a la idea de que delante tienes un león y solo tienes una bala. Si la usas es para matarle, si no te come. Y para matar al león, creo que lo mejor es Houston. La decisión es tuya", ha rememorado.
Fue una de las tesituras más difíciles de su vida por la enorme trascendencia de la decisión y por solo hacerse a la idea de que el cáncer iba a acabar ganando la batalla como así fue desgraciadamente. Sin embargo, Rocío Jurado se dejó guiar sin pensárselo dos veces por su yerno: "Ella se quedó mirándole y le dijo: yo también creo que es lo mejor".
Un detalle inapelable que viene a confirmar que la relación de la artista con Fidel Albiac -siempre cuestionada- era estrecha y de plena confianza. Además, Carrasco deja entrever que esa coyuntura tan dura provocó una mayor afinidad con el abogado y, en la cruz de la moneda, el principio del fin de esa unidad familiar que parecía inexpugnable.
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