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Jorge Javier Vázquez, el gran lastre que devalúa la imagen de 'Supervivientes' sin control

Jorge Javier Vázquez, el gran lastre que devalúa la imagen de 'Supervivientes' sin control

En 'Supervivientes 2022', Jorge Javier Vázquez va haciendo méritos propios para que el espectador vaya apagando la televisión.

La segunda gala de 'Supervivientes 2022' con Jorge Javier Vázquez se ha saldado con un 19,4% de share y 2 millones de espectadores. Asistimos a una bajada muy pronunciada de casi 2,5 puntos respecto al estreno. Son datos que no hay que desmerecer en una época en la que, en general, estamos huérfanos de formatos que superen la barrera psicológica del 20% en televisión. Son datos que oxigenan indudablemente a una Telecinco al borde de la asfixia con sus peores resultados históricos. Y son datos que, a la par, no invitan a la relajación.

Las cifras con las que ha empezado el concurso por antonomasia provocan mucha nostalgia. Sobre todo cuando se echa la vista atrás y se ojean esas desorbitadas cuotas de pantalla por encima del 25%, del 30% o incluso del 35%. No hay que retrotraerse demasiado. El último quinquenio ha sido verdaderamente glorioso para el formato; incluso la pasada edición anotó grandes marcas pese a advertir un cierto desgaste.

Y aunque las nuevas reglas de Kantar Media en la medición de las audiencias tienen un efecto, lo que queda diáfano es que la debilidad -que no fracaso- de 'Supervivientes 2022' es un bofetón de realidad para la cadena y el mayor termómetro de esa desconexión con el público de la que se viene escribiendo de un tiempo a esta parte. El canal principal de Mediaset ha perdido la fidelidad que ha aglutinado durante años y, por desgracia, su reality estrella tampoco ha salido indemne.

Esta baza venía a ser el último cartucho para poder revitalizar su parrilla y, como poco, poner las cosas difíciles a su competidor directo de cara al próximo trimestre. Y es que, en el otro lado del terreno de juego, Antena 3 acumula meses de paseo en góndola dominando de forma absoluta y con las mayores ventajas en más de veinte años. Realmente no posee grandes ofertas estelares ni muchísimo menos, pero su consolidado day time le permite ascender a un trono incorruptible por el momento.

¿Hay visos de que eso cambie? El incipiente rendimiento de 'SV' no parece suficiente. Ni siquiera otorgó el liderazgo del jueves a Telecinco. Las tres primeras entregas emitidas han dado un innegable impulso a las estadísticas. Pero se queda solo en eso, en un respiro para aguantar el tipo dentro de ese estado especialmente crítico en el que se hallaba el canal. No obstante, aún en prematuro establecer conclusiones estancas porque todo puede ir in crescendo. Es natural que un programa como 'Supervivientes' tienda a ir sumando adeptos con el paso de las semanas cuando eclosionan las tramas y se intensifica la expectación.

Eso sí, las cartas no siempre son sota, caballo y rey y, en ese sentido, tantas posibilidades hay de que consiga crecer paulatinamente como de que se mantenga por debajo del 20% o incluso de que continúe acusando una pérdida de seguimiento. Un devenir incierto que dependerá en gran medida de uno de los castings más completos, cuyo potencial televisivo ha demostrado con creces desde el primer minuto. También de cómo se estructuren y escaleten las galas. Por tramas y contenido no será, pero tal vez sí por quién maneje o modere el cotarro.

Y ahí entra en escena la figura del presentador. Muy relevante. Este artículo empezaba haciendo hincapié en "la gala con Jorge Javier Vázquez" y, desde luego, no por casualidad. Su papel como conductor ha pasado de ser imprescindible e incluso laureado en un pasado a una presente degradación sin parangón. Sus chascarrillos pedantes invaden a cada instante, hastían a la audiencia, torpedean y restan por completo el ritmo y el tempo que debe determinar una gala principal de 'Supervivientes'.

"Su afán incontrolable por acaparar los focos o su histrionismo exasperante restan solemnidad, emoción y dinamismo"

Sus cada vez más asiduas salidas de tiesto, su afán manifiesto e incontrolable por acaparar los focos o su desmedido histrionismo exasperante no solo roba el protagonismo que merecen concentrar los concursantes, sino que merma la solemnidad, emoción y dinamismo del programa y saca a la audiencia de toda atención. Lo peor de todo es que, desde casa, se aprecia como si nadie estuviese a los mandos y como si absolutamente nadie dirigiera esos aquelarres que arma sin fuste ni gracia.

Su peligrosa capacidad para bloquear todas las tramas e intrahistorias que van surgiendo durante la emisión le empujan, como mínimo, a la categoría de cuestionable presentador. Tiene mano izquierda para sacar petróleo cuando se enfrenta a participantes famosos, pero también tiene el mismo manejo para neutralizar episodios que verdaderamente interesan con preguntas absurdas, chistes verdes y alusiones sórdidas y un sinfín de acotaciones y puntualizaciones incordiosas, desagradables y, por supuesto, ahuyentadoras.

"Esto no es 'Sálvame' ni él es el reality"

Quizás deberían dar un toque a quien se cree intocable y quizás debería someterse a examen desde su televisor para reprimir esos instintos crecientes que tanto repelen. No se está en una etapa boyante precisamente como para desempeñar el trabajo desde el mismo grado de superioridad, engreimiento y relajamiento de siempre. Jorge Javier, con cada una de sus intervenciones, va haciendo méritos propios para que el espectador -poco fiel actualmente- vaya apagando la televisión sin retorno. Esto no es 'Sálvame' ni él es el reality.

Afortunadamente, en el lado opuesto hay un halo de luz de la mano de Ion Aramendi. El comunicador vasco ha debutado en 'Conexión Honduras' con un éxito de crítica apabullante que se ha traducido en buenos números. Y no es para menos cuando desde el otro lado de la pantalla se sienten las ganas, el compromiso y la ilusión por el buen hacer y por trabajar para entretener sin ocupar protagonismos estériles y, especialmente, sin devaluar la imagen de un producto de tal estala y envergadura. Que tome buena nota Jorge Javier.

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