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La crítica de la semana: Una cena para ahogar las penas

La crítica de la semana: Una cena para ahogar las penas

ANÁLISIS | Semana del 20 al 26 de julio de 2020

Hay programas que nacen de la necesidad del momento, se gestan de un día para otro y lo que parece un parche temporal termina convirtiéndose en revulsivo de la temporada.

‘La última cena’ nació en pleno confinamiento. La escasez de medios por un lado y la gran demanda de entretenimiento por el otro pedían a gritos un formato barato capaz de entretener a las masas. Estábamos bajo mínimos de ánimos y llegaron ellos, los de siempre, los que han salvado del aburrimiento a miles de españoles durante los largos meses de encierro. La audiencia los recibió con los brazos abiertos, y es que tampoco estábamos para exigir mucho después de entretenernos horas y horas mirando por la ventana a la espera de poder volver a la nueva normalidad

El programa llegó con éxito a la noche de los viernes un 22 de mayo y se ha mantenido liderando cada una de sus emisiones hasta finales de julio. El secreto de `La última cena’ no fue tanto la recta como sus ingredientes. Daba un poco igual si la fauna de ‘Sálvame’ cocinaba o hacía macramé, lo realmente interesante era ver a sus colaboradores en su máximo esplendor. Y si había un poco de agua con misterio mejor.

‘La última cena’ consiguió crear expectativa cada semana con la elección de sus cocineros. Y no solo eso, el programa estableció un conjunto de rituales en cada episodio que ya eran parte de su esencia. El número inicial de Jorge Javier, las pelucas de Lydia, el flirteo entre Chelo y la cocinera… elementos comunes en cada emisión que despertaban la curiosidad de sus fieles, pero también de los espectadores de ocasión.

El mérito de este show culinario es importante. No tanto por lo de culinario, que es lo de menos, sino por la capacidad de hacer horas y horas de televisión con más ingenio que presupuesto. Un espectáculo delirante que fue capaz de conquistar a una audiencia diversa, que va de la señora de Alpedrete dándole al abanico frente al televisor a los miles de millennials que comentaron el programa a través de Twitter.

Con el fin de ‘La última cena’ se cerró uno de los últimos resquicios de directo en las noches de la televisión en España. El ‘Deluxe’ amenaza con refritos a partir de la semana que viene y solo nos quedarán el debate de ‘Lazos de sangre’ y ‘La Sexta Noche’.  Nos espera un agosto de tedio infinito que seguro que propicia la fuga de espectadores a las plataformas de pago. Parece mentira que la televisión en abierto todavía no sea consciente que o apuesta por el directo o su capacidad para atraer a la audiencia se verá claramente mermada.

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