Segundo round en Atresmedia: Más confrontación, más propuestas

Los cuatro principales líderes políticos han debatido por segunda vez en Atresmedia.

Eran las diez de la noche. Pablo Casado, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pedro Sánchez han debatido por segunda vez en directo en los canales de Atresmedia. La anterior vez, en RTVE.

Todas las miradas estaban puestas en la actitud que iba a tener cada candidato. A priori, este debate era más amplio porque ponía sobre la mesa más cuestiones de las que se trataron el día anterior. Y lo ha hecho en un amplio plató, semejante al de ‘Al Rojo Vivo’. Un gigantesco pantallón con una barandilla delante donde se reproduce una noche estrellada con triángulos que se mueven para dar mayor dinamismo.

Otro de los puntos fuertes del debate han sido los presentadores. Ana Pastor y Vicente Vallés han sido los encargados de moderar este debate. Ambos han dado la palabra a los candidatos, y lo más importante, han repreguntado. A riesgo de provocar que los candidatos caigan en un monólogo y no debatan, los presentadores han demostrado, con gran maestría, los grandes profesionales que son, repreguntando lo correcto en el momento oportuno. Sobre todo para sacar del discurso a los líderes e ir al tema a tratar.

El primer tenso momento ha llegado cuando, al ser preguntado por empleo, Rivera ha sacado la tesis de Sánchez. El candidato socialista, a la vez que reía, le ha regalado el libro de Sánchez Dragó y Abascal. Rápidamente, Ana Pastor ha reconducido el debate volviendo a preguntar al líder naranja sobre empleo.

Curioso momento ha sido ver como PP y C´s se han enzarzado en varios momentos del debate, algo de lo que las redes se han hecho eco.

Y es que a diferencia del encuentro anterior, este debate ha sido mucho más bronco que el anterior. Los cuatro líderes han debatido largo y tendido sobre inmigración, violencia de género o política fiscal. Sin embargo, se han producido varios momentos desagradables. Por ejemplo, el momento en el que Iglesias ha recriminado a Rivera su mala educación, como si de una peli de Almodóvar se tratara.

El tema más tenso ha sido el de la violencia de género. Los cuatro líderes han debatido de este espinoso debate donde han hablado del consentimiento sexual. «Un silencio en una relación sexual no es un ‘sí’. Hemos impulsado el pacto nacional de estado contra las agresiones sexuales y las ayudas para estos casos. Tenemos que erradicar esta lacra que gracias a la autonomía laboral se podrá parar», decía Casado después de tragar.

Pero faltaba el tema estrella. Cataluña. Iglesias ha empezado contando por qué rehuye de la Constitución, que tanto usaba el día anterior a la hora de hablar de Cataluña. Desde ese momento comenzaba el show.

Todos, a excepción de Iglesias, que continuaba en su línea calmada de ayer, han sacado la artillería pesada en un dos contra uno. Casado y Rivera contra Sánchez. Acusándoles de pactar con «los enemigos de España».

Finalmente llegaba el minuto de oro. Casado ha apelado por el voto útil y evitar que los votantes de derechas se fuguen a Vox y Ciudadanos. Pedro Sánchez ha reivindicado, al igual que ayer, la moción de censura para aplicar políticas sociales en el país. Rivera se ha alejado del momento meme de «¿Lo escuchan?». Ha usado su figura, como la de un ciudadano normal para pedir el voto. Por último, Iglesias se ha apoyado en los grandes lemas de su campaña (medios, policía patriótica,…) para acabar en positivo con el 8-M y los viernes verdes.

Sin duda, un gran debate que ha dejado muchos titulares y que ha hecho ahondar en más puntos de sus programas, pese a que quizá, los ponentes no han estado a la altura de sus siglas, más preocupados, quizá por la testosterona, de pisar al adversario y que no se le escuche.

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