ANÁLISIS DE AUDIENCIAS| Semana del 29 de octubre al 4 de noviembre de 2018
Para dejar huella no solo es necesario el talento sino que hace falta una buena dosis de personalidad. Los grandes intérprete serán recordados por sus obras, pero también por ser el reflejo de miles de voces sin altavoz frente al televisor.
Si todavía no sabes quién es Nemo Bandeira es que no has pisado Telecinco en los últimos dos meses. La promoción de ‘Vivir sin permiso’ es de las más potentes que se conocen y el objetivo se ha cumplido con creces: el público ha sucumbido a los encantos de la ficción española más exitosa de la temporada; subiendo el pasado lunes hasta un gran 19,6% de share. Otra serie ambientada en Galicia y con el narcotráfico de telón de fondo, aunque en este caso la trama criminal pasa a un segundo plano para centrar toda la atención en las intrigas familiares. Sus creadores han demostrado inteligencia comercial, está claro que series como ‘Fariña’ reciben el aplauso de la crítica y tienen futuro en plataformas como ‘Netflix’, pero a la hora de la verdad, para triunfar en la televisión convencional hace falta una buena dosis de tragedia griega, cuernos a mansalva y erotismo gratuito. Pero más allá de todo esto, el elemento que le da entidad al producto y sobre el que recae todo el peso de ‘Vivir sin permiso’ es un actor mayúsculo como José Coronado. Su presencia en escena es capaz de hipnotizar al espectador por muchos stories de Instagram que esté viendo. De esa categoría de actores que son historia viva de la televisión, talento y personalidad para interpretaciones con poso.
Los grandes intérpretes saben adaptarse al medio, y un claro ejemplo de ello es Anabel Alonso. La actriz es una todo terreno, te sirve para una serie de época, para un talent musical o para un concurso de cocina. Más allá de su extenso currículum, es una intérprete con opinión y no un ficus del Ikea. Sin miedo a las grandes corporaciones audiovisuals, no necesita el permiso de nadie para alzar la voz. Y las cosas le van bien, el azote en Twitter de las mentes más retrogradas se alzaba con la victoria el pasado viernes en ‘Tu cara me suena’. La comicidad de Anabel no solo despunta en el momento de su actuación en el escenario sino que condimenta el engranaje de todo el programa. Como diría Paquita Salas, es una actriz 360, que se adapta al entorno y rema a favor de obra. ‘Tu cara me suena’ reina en la noche del viernes, registrando esta semana un estupendo 20,6% de share. El programa es el claro ejemplo de que el show televisivo noventero sigue funcionando en 2018: humor de brocha gorda, bailarines ligeros de ropa y famosos acelerados.
A partir de esta semana Dani Mateo se convierte en el blanco perfecto para el “rancierío” nacional, solo por ser un CÓMICO que en un momento dado decidió hacer un gag con un trozo de tela. Una bandera representará muchas cosas para algunas personas pero, al final, en la acción de sonarse los mocos, un humorista no hace daño directo a ningún ser vivo. Esta explicación en apariencia tan obvia resulta que no lo es tanto, y hay que añadir la coletilla de que es un programa de humor. Lo lamentable del caso no son las reacciones de los amantes de las banderas que van a los toros el fin de semana, lo más preocupante es que Dani Mateo se haya disculpado. Seré yo un desaprensivo que le da igual una bandera que otra, pero para un servidor el orgullo patrio debería ser, por ejemplo, una nominación al Oscar para una película española, un triunfo de Rafa Nadal en Roland Garros o una manifestación multitudinaria contra la guerra. Y lanzo una pregunta al aire, sin mucho sentido, pero que vienen a decir lo mismo: ¿nos podemos reír de Aramis Fuster por decir que tuvo una noche de amor con Obama y no de Luis de Guindos por creer en una virgen que fue inseminada por gracia divina? El humor es para todos, vayan con peluca de colores o con mantilla de feria. Pese a quien le pese, ‘El Intermedio’ y su sarcasmo sigue en todo lo alto, y el martes superaba el 10% de share.
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