ANÁLISIS DE AUDIENCIAS | Semana del 27 de agosto al 2 de septiembre de 2018.
Denostado por las élites y devorado por el gran público, el mundo del corazón sigue dando a la pequeña pantalla grandes resultados de audiencia. Con un verano complicado para las principales cadenas, el papel cuché salvó más de un balance de resultados.
En 10 años la presencia de los espacios televisivos dedicados al mundo del corazón se han visto reducidos a la mitad, o menos. Lejos quedan aquellas mañanas, tardes y noches en las que todos los canales competían ferozmente por tener la última exclusiva. Ahora es una especie en peligro de extinción que pese al poco peso que tiene actualmente en la parrilla continúa ejerciendo un fuerte poder de atracción sobre el público español. Si bien es verdad que ‘Sálvame’ es un género televisivo aparte, no deja de representar los cimientos básicos sobre los que se erige el mundo rosa: vivencias y sentimientos ajenos consumidos por terceros. El programa presentado por Carlota Corredera y tantos otros, demuestra un verano más, y ya van nueve, su imbatibilidad en las tardes de la fragmentada oferta televisiva. ‘Sálvame naranja’ aparece cada día entre los diez programas más vistos de toda la jornada y ya acumula más de noventa meses liderando su franja. Estos datos tan fáciles de escribir pero casi inalcanzables para cualquier formato, representan el balón de oxígeno al que se agarró Telecinco para salvar los muebles este verano. Ni series, ni eventos deportivos, ni espacios informativos… el mejor baluarte de la cadena es ‘Sálvame’.
Esta semana el magazine se encaramaba hasta más allá del 17% de share volviendo a sus orígenes, dejando respirar a sus fieras sin necesidad de tener la correa demasiado corta para que no se envalentonen. Kiko Matamoros entraba en plató hecho un miura y empezaba a cornear a discreción, generando espectáculo y provocando la magia que caracteriza al formato, esa sensación de descontrol y de máxima tensión argumental que te mantiene enganchado hasta el inicio de ‘Pasapalabra’. En los últimos tiempos el formato ha coqueteado en exceso con lo políticamente correcto, conteniendo a sus colaboradores y frenando cualquier atisbo de discusión que subiera de decibelios. Este correctivo que puede contentar a los anunciantes adormeció el formato, un programa que brilla más cuando más vivo está. Dentro de su lógica hiperrealista, el valor más preciado de ‘Sálvame’ y que no debería dejar escapar es esa sensación de imprevisibilidad que te acompaña durante toda la tarde, esa magia tan difícil de alcanzar en televisión de no saber nunca hacia dónde puede derivar la trama.
Telecinco no ha sido la única cadena que se ha beneficiado del corazón para salvar el mes de agosto. Entre despido y despido, la mayor alegría de TVE este verano también tiene en la prensa rosa su razón de ser. ‘Lazos de sangre’ finalizaba temporada el pasado jueves y sus datos audiencia siempre por encima del 10% de share lo sitúan como uno de los mayores éxitos de La1 durante este año. Un delicioso trabajo de documentación histórica que nos ofreció cada semana el repaso a la vida de alguno de los clanes más famosos del colorín español. Julio Iglesias, Arantxa Sánchez Vicario o Lola Flores han sido algunos de los nombres diseccionados en la primera temporada del programa. Lejos de caer en la naftalina somnolienta o en la nostalgia exacerbada, ‘Lazos de sangre’ consiguió el equilibrio perfecto entre un relato narrado con ritmo y un recuerdo al pasado respetando todo lo acontecido. Viene a ser lo mismo que ‘Hormigas blancas’ pero con mucho más material de archivo, un cuento amable sin dejar de incidir en los aspectos más delicados de tan apasionantes biografías.
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