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La crítica de la semana: La cara y la X de Telecinco

La crítica de la semana: La cara y la X de Telecinco

ANÁLISIS DE AUDIENCIAS | Semana del 4 al 10 de junio de 2018

Las dos grandes apuestas de entretenimiento de Telecinco para esta temporada han seguido caminos muy distintos, mientras una revienta audiómetros la otra languidece poco a poco en la parrilla.

El curso televisivo va llegando a su fin y toca hacer balance de los éxitos y fracasos de los últimos meses. Con lo fragmentado que está actualmente el consumo televisivo era del todo impensable que la nueva edición de ‘Supervivientes’ superara la audiencia de la anterior, y así ha sido.  De la misma manera que era impensable que un formato de entretenimiento superara el 30% de share en 2018. El reality de supervivencia es el gran éxito del año, no hay nada presuntamente más objetivo que un dato de audiencia y en este caso son demoledores. La cadena, consciente de esta fuente inagotable de espectadores, apuesta por la emisión prácticamente diaria del concurso, utilizándolo a su antojo como arma arrojadiza para hacer frente a las apuestas del resto de cadenas. Su final está prevista para el miércoles para frenar a los fieles de la catedral de Antena 3 y viviremos su semifinal el lunes para contrarrestar los buenos resultados de ‘Masterchef’. La gallina de los huevos de oro de Telecinco dejará paso al Mundial no sin antes desestabilizar las ofertas más solventes de sus competidores.

Es complicado comprender como un programa que tendría que vivir el habitual desgaste por el paso del tiempo consigue superar la audiencia de ediciones anteriores. A su vez, es fácil apuntar los factores que han convertido a ‘Supervivientes’ en el formato de entretenimiento más visto del curso.  La cadena en la que se emite es un elemento vital para entender su funcionamiento, y Telecinco  es un engranaje perfecto de promoción y de retroalimentación en el que ‘Supervivientes’ es la joya de la corona. Un universo propio que garantiza el suministro de personajes que no tienen vida más allá de la cadena y que con su participación en el curso producen cantidades ingentes de contenido que se va desmenuzando por los distintos programas de Mediaset. Un reality hecho a medida de un canal de televisión que tiene la virtud, y la suerte, de escoger con acierto a sus concursantes entre todos los animales que deambulan por los pasillos de Telecinco. El gran fichaje del elenco de este año es sin duda Sofía Suescun, una ex gran hermana, capaz de generar ella sola el 80% de las tramas sobre las que gira esta edición del concurso. La navarra, que ya solo ostentaba la última silla del Deluxe y cuyo máximo logro es una portada de Primera Línea, saldrá de la isla como uno de los personajes televisivos más populares del curso. Pero ya se sabe, la fama, y más la del bestiario de Telecinco, es muy efímera.

En la otra cara del balance de la cadena encontramos a ‘Factor X’. Sería injusto comprar sus resultados teniendo como referencia los datos estratosféricos de ‘Supervivientes’, pero que el concurso de supervivencia triplique en audiencia al talent musical es muy significativo. El programa descendía el pasado viernes hasta un alarmante 9,7% de share, convirtiéndose en la única emisión de la cadena por debajo de los dos dígitos esta semana en el horario estelar. Más allá de los problemas de sonido de los primeros directos de ‘Factor X’, el formato carece de algo vital en televisión, la autenticidad. La verdad brilla por su ausencia, empezando por la impostura permanente del jurado y terminando por la extirpación de cualquier atisbo de personalidad en los concursantes para convertirlos en intentos frustrados de productos musicales anglosajones. Si se pudo reconocer algún talento en la fase de casting se perdió por el camino al verse obligados a interpretar canciones que deslucían su calidad vocal en favor, de eso sí, una gran puesta en escena. No hay autenticidad en su esencia ni sorpresa en su guión, es solo un derroche de luz y color carente de emoción. Algo que sí consigue ‘La Voz’, el talent más exitoso de España, que inexplicablemente ha dejado escapar Mediaset

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