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Crítica del capítulo 2 de 'La otra mirada': Dosis de feminismo y clases de historia

Review del Capítulo 2 de 'La Otra mirada'

'La otra mirada' se consolida en el prime-time de TVE, y sube en su segundo capítulo a un buen 10,1% y 1,7 millones de fieles. Tras acabar el anterior capitulo con el aterrizaje de Teresa en la academia para señoritas de Sevilla, y con Roberta excediéndose con el alcohol, ambos personajes toman el protagonismo.

El episodio de esta semana comienza con Teresa descubriendo que su imagen como fugitiva tras el asesinato del embajador de Portugal ha sido publicada en la prensa local. La gente en el centro no tarda en descubrirlo; tanto alumnas como profesoras especulan sobre si esa imagen se corresponde realmente con Teresa. Además, Doña Manuela utilizará esa baza para tener un motivo más para instar a su hija a que la expulse. La policía acudirá también a la academia a interrogar a Teresa, pero ésta se mostrará implacable y bastante contundente, por lo que la policía lo deja pasar (aunque esto no la deja exenta de sospechas).

“Si fumáis y empezáis a usar nuestra ropa…¿qué nos queda a los hombres?”

Los padres se enteran de que Roberta llegó ebria a la academia, por lo que exigen la inmediata expulsión de Teresa de la academia porque asumen que ésta lo permitió. Luisa, por supuesto, apoya la moción y además insiste en expulsar a Roberta, pues piensa que hay que tener mano dura para que no las tomen ‘por el pito del sereno’. Desbordada por la presión que sufre por parte de Doña Luisa y de su madre, Manuela decide convocar elecciones para que la ocupación del cargo sea meritoria y no por vínculos familiares, buscando así probar sus verdaderas capacidades ante el resto del claustro y para sí. Las alumnas asisten de este modo a su primer debate electoral, y gracias a un convincente discurso de Margarita, la dirección del centro permite a las alumnas votar en la elección de la nueva directora. 

Un aspecto a destacar de este capítulo, es que se nos muestra el lado más humano de Luisa. Adentrándonos un poco en su vida, conocemos a su hijo Don Arcadio: un hombre muy formal en apariencias, pero que tiene a su madre sometida a sus intereses y caprichos. Doña Luisa justifica el comportamiento del joven con el sufrimiento que éste experimentó tras la pérdida de su padre, y como no tiene ninguna ocupación su madre asimila que tiene que desahogarse pagando su frustración con alguien; ¿ y con quién lo va a hacer si no es con ella?

Tras todo el proceso de las elecciones, Doña Luisa resulta ir encabezando las votaciones, pero cuando repara en este detalle decide retirarse. Esta decisión se ve propiciada por la petición de su hijo Don Arcadio de que pueda colocarle dentro del centro una vez llegue a la dirección. Doña Luisa considera que eso va en contra de sus principios, pero también tiene miedo a imponerse a su hijo. Lo que refleja esta situación, es un adulto que oprime a su madre, mientras que ella tiene miedo a doblegarse porque quiere complacerle siempre, e intuimos que por miedo a represalias, dados los comportamientos violentos que presenta. De este modo, Manuela queda definitivamente a la cabeza de la dirección, a pesar de las críticas y exigencias de su madre. 

Paralelamente, se nos profundiza un poco más en la trama de los Peralta; esta vez conocemos a Tomás, el menor de los hermanos, que para nuestra sorpresa tiene un emergente romance con la tímida Flavia. Sin embargo, al final del capítulo, Flavia recibe un ramo de flores que viene con una tarjeta firmada por un tal Enrique que parece tener connotaciones amorosas, y miente a Tomás fingiendo que es un regalo de sus abuelos. ¿Quién es Enrique? ¿Se tratará de otro interés amoroso de la muchacha?

Por último, ha tenido cierto peso argumental durante el capítulo la guerra entre Margarita y Roberta; gracias a los consejos de Teresa, Margarita comprende que tiene que empezar a hacer las cosas por ella misma, y no por buscar la aprobación de los demás, y transmite a Roberta la importancia del dialogo, que ha de anteponerse a cualquier impulso violento. Como era de esperar, parece que las dos alzan la bandera blanca y consiguen, tal vez no ser amigas, pero al menos aprender a convivir.

“Los derechos no se regalan, los derechos se consiguen”

Como siempre, el capítulo deja en el aire debates morales vigentes en la época, pero cargados de un gran simbolismo incluso a día de hoy. El episodio ya empieza con una escena en la que Manuela organiza una votación para alentar el espíritu crítico y el empoderamiento para ejercer su derecho al voto como mujeres. Utilizan como modelo de referencia a las sufragistas Elizabeth Cady Stanton y Lucrecia Mott, pues gracias a su lucha se acababa de instaurar el derecho de la mujer al voto en EEUU.

Por otro lado, se nos profundiza más en dos modelos de mujeres de la época. En primer lugar tenemos a Manuela, que quiere hacer de la academia algo que por primera vez sea suyo, ya que siempre se ha sentido a la sombra del apellido de su madre y de su marido. Por otro lado, tenemos la realidad que vive Luisa, que no es otra que la de una madre que se desvive por su hijo y solo recibe amenazas e ingratitud. Ejemplos de mujeres maravillosas, pero limitadas y resignadas a lidiar con la vida que les ha tocado vivir, como la vida de miles de mujeres que vivieron aquellos años. Gracias a ‘La otra mirada’ por atreverse a contar estas historias por ellas.

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