¿Es tan duro para que los concursantes tiren la toalla?
Parece ser que aunque se lleven emitidas decenas de ediciones del reality más duro por excelencia de éste país, todavía los participantes se vean sobrepasados por su dureza y decidan rendirse renunciando a seguir concursando. Desde que les proponen convertirse en los náufragos de la próxima edición, llegando a un acuerdo económico, los rostros populares saben de sobra a lo que se exponen. Pueden contactar con otras personas que años atrás hayan concursado y así preguntar dudas, pedir consejos o hasta recibir una masterclass de supervivencia. Hay que añadir que es un gran reto, una aventura en mayúsculas y un gran desafío tanto físico como mental. Por un lado, hay que adaptarse a un nuevo clima, olvidarse de las cinco comidas diarias, aceptar el estar alejado de los seres queridos y renunciar a los hábitos y privilegios de la vida diaria. Puede que esto parezca poco, pero si lo analizamos exhaustivamente se trata de todo y más. La vida les da un vuelco de tres cientos sesenta grados de un día para otro y además se ven obligados a convivir con otras personas que puede que hasta la fecha no conocían.
Dicho esto, casi en todas las ediciones somos testigos de abandonos, concursantes que se ven sobrepasados por infinitos motivos, unos de mayor peso que otros, pero todos concluyen en ser sinónimos de recoger el saco y despedirse de la isla. Es de coherencia absoluta diferenciar entre abandonos forzados por prescripción médica y otros por gusto sin motivo significativo. Toda aquella persona con dos dedos de frente es capaz de entender y mostrar empatía con aquel concursante que entre lágrimas debe volver a España por una lesión física o por problemas relevantes de salud. Tiene que ser una gran faena que un desliz de éstos acabe con una oportunidad de oro y por salud te veas obligado a tirar la toalla y dejar de optar al premio final de 200.000 €. Ahora bien, la otra cara de la moneda la protagonizan aquellos participantes que, por gusto, por flojos o por capricho se empeñan en dejar de concursar y querer volver cuanto antes a sus casas. Manifiestan decenas de excusas que salen de sus bocas, argumentos de pésima contundencia y lloros de rabieta de patio de párvulos.
Tras 18 días de edición, en éste 2018 ya ha habido varios amagos de abandono y hasta uno confirmado. Saray, más conocida como la follonera gratuita del año, pocos días después de empezar el concurso ya verbalizaba en público su intención de recoger sus cuatro prendas y volver a las tres mil. Repetidas llamadas televisadas tanto de su marido como de sus hijas la han obligado a seguir allí casi en contra su voluntad. Esto genera una pereza inmensa hacia esta concursante ya que si no sabe aprovechar éste regalo que la productora le ha dado, no sé que hace todavía allí con la cantidad de gente válida que se quedó en tierra. Desagradecida, mala compañera, generadora de conflictos baratos y sobretodo cero superviviente es lo que es ésta mujer. El que tiene el título al primer abandono confirmado de Supervivientes 2018 es el actor y cantante Adrián Rodríguez. Por sorpresa y de manera inesperada ha anunciado que no tenía ninguna intención de seguir concursando. Alguien que reconoce que ésta oportunidad le ha venido como anillo al dedo tanto personalmente como laboralmente decide tirarlo todo por la borda alegando una supuesta ansiedad por la comida y un seguimiento psicológico anterior a su partida hacia Honduras. Éste chico tiene tanta hambre como los demás, ahora bien, a lo mejor no era su mejor momento para estar alejado de su entorno y vida normal. Tener que escuchar oírle decir “Tengo muchas cosas por hacer en España, pero con la barriga llena” me parece denigrante. No todo vale por dinero ni por popularidad, aceptar un reto así implica no defraudar y éste muchacho no ha estado para nada a la altura. No ha protagonizado por si sólo ni un único video en tres semanas de concurso, cero generadores de contenido ni de trama, en resumen, un caché pagado en vano. Recordemos que su función como la del resto es entretenernos que para eso se embolsan semanalmente una contundente cantidad monetaria a sus bolsillos. Están trabajando, dados de alta en la seguridad social y lo que se les pide es llamar la atención de los telespectadores. Está cantada su argumentación al pisar el plató; alegará motivos personales, temas de peso sin zanjar y serios episodios de su pasado.
Si miramos hacia atrás, pensado y recordando las celebrities que les sobrepasó la aventura y abandonaron tenemos una lista bastante amplia Si nos retomamos a la edición del 2011 tanto la ex Miss Tamara Gorro como Kiko Rivera dejaron el concurso. La actual mujer de Ezequiel Garay, anunció en la sexta gala del programa que renunciaba al reto a causa de los varios desmayos protagonizados. Textualmente añadió: “No abandono, me retiro, porque mi salud está antes que nada”. El hijo mayor de la tonadillera se despidió de las aguas caribeñas por sus problemas de gota. Abandonar por partida doble es algo que sólo pueden contar en primera persona Oriana Marzzoli y el sobrino de María del Monte, Antonio Tejado. La ex tronista alegaba que no le gustaba el coco, que ella no podía estar entre insectos y que no soportaba ni un día más estar allí. Lágrimas y más lágrimas cayeron de sus ojos como si la estuvieran torturando suplicando que la sacasen de allí. El ex de Chayo Mohedano, dijo adiós a su participación a raíz de los fuertes dolores de aciática que padecía y al volver de nuevo en otra edición una mala caída acabó son todas sus esperanzas. Por prescripción médica, han sido varios participantes que se han tenido que despedir del concurso, Alberto Santana a causa de las arrítmias que sufría, Eliad Cohen por la rotura del tendón largo de uno de sus bíceps, Diego Matamoros por una lesión en la espalda, Bibi de las Mellis por extirparle allí en Honduras dos quistes de su mama izquierda y Tony Spina por una rotura fibrilar. Lo de Lucía Pariente, madre de Alba Carrillo, fue surrealista pero de lo más llamativo para la audiencia. Después de incentivar a su hija a abandonar junto a ella, coger sus sacos y salir de la Palapa sin despedirse, fue solo ella la que finalmente dijo adiós voluntariamente al concurso. Aquel que no llegó a tirarse del helicóptero fue Rasel, el cantante. Nada más pisar Honduras y llegar al hotel previo a iniciar el programa le superó la situación de tal manera que no lo vimos nunca en activo como superviviente. Uno de los rostros más populares del Dating Show, Mujeres y Hombres y Viceversa, también flaqueó y salió por la puerta de atrás. El canario Noel Bayarri, aparentemente en muy buena forma física no aguantó y abandonó a las pocas semanas de empezar. Otra que tuvo que volver antes de tiempo a casa fue Suhaila Jad. La participante de "Mujeres y Hombres y Viceversa" se vio obligada a abandonar tras comunicarle que su padre estaba crítico de salud, pocos días después falleció. Por su inmejorable paso por el concurso, el programa le brindó de nuevo la oportunidad de participar invitándola a la próxima edición.
Existen rostros poco valientes, cobardes y cero agradecidos con aquellos que confiaron en ellos. Son los que pidieron a la audiencia ser expulsados, que no los apoyaran, ya que preferían dejar de concursar, Anabel Pantoja es un ejemplo de ello. En definitiva, mucha queja barata, lloro fácil y poco agradecimiento, lucha y supervivencia. Parece mentira que antes de montarse en el avión no se preparen mínimamente ni se documenten. Si saben que van a tener que pescar que intenten aprender o si viven en un sitio sin mar que vean un tutorial de Youtube. Si saben que concursar es sinónimo a poder estar alejado de los suyos mínimo tres meses que no se quejen de ello, que no les sucede nada malo, simplemente están a miles de kilómetros de distancia. Que no se quejen que están sin comer si no se esfuerzan para ganar las pruebas de recompensa, de localización ni salen a recolectar almendras, coger cocos, ermitaños o cebo. Es obvio que no van a desayunar tostadas con mantequilla y un vaso de zumo de naranja natural y eso lo saben antes de firmar el contrato. Cansa oír tengo hambre. Ha habido participantes que han paleado esas ganas entrando a la mar a pescar, buscar erizos, cangrejos o demás fauna comestible. Mejor es que intenten llevar una convivencia cordial, ser buen compañero, realizar una cabaña para refugiarse por las noches o gestionarse las tareas dependiendo del perfil de cada uno. Con ello no pretendo que vivamos una versión de Verano Azul, pero sí de supervivencia en toda regla tal y como dice el título del reality. Gente que se supera, que aprende, que se adapta, que genera contenido y que nos tengan enganchados a la pantalla del televisor.
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