ENTREVISTA EXCLUSIVA |
ElTelevisero.com: ¿Cómo describirías tu extensa y exitosa trayectoria profesional?
Ramón García: He ido desarrollando mi oficio en estos más de treinta años con mucha felicidad. Las cosas han ido viniendo, los formatos llegando y he tenido la suerte en mi vida de triunfar en muchos. Estoy muy orgulloso del trabajo que he hecho. Después de tantos años de estar al pie del cañón, que sigan contando conmigo y de repente llegue a un sitio y el formato sea el mayor éxito en Castilla-La Mancha TV es una felicidad diaria. Y agradecido, viendo a tantos compañeros y compañeras que eran tan buenos y se han quedado por el camino sin trabajo, este oficio es un poco cuestión de suerte y de mucho trabajo todos los días sin que se te caigan los anillos, porque aquí nadie te regala nada.
Es inevitable que te pregunte por las Campanadas, ¿te veremos este año?
R. G.: No tengo ni idea. Pero me imagino y sospecho que este año no las haré, porque lo lógico es que la casa llame a alguien que esté haciendo un programa en la cadena. Con la directiva nueva de TVE no he tenido ningún contacto, y no sé su plan, pero ya va siendo hora de tomarme las uvas en casa con mi mujer y mis hijas, que 14 años son muchos dando las Campanadas.
R. G.: Ha sido una especie de reencuentro con el oficio de la televisión. Una televisión más pequeña que las nacionales pero he vuelto con unas ganas de crecer y de hacer cosas increíble. Y está saliendo muy bien, por lo tanto, estoy muy contento y muy feliz.
Programa más visto de la autonómica manchega, multiplicando por cinco o seis su audiencia media. ¿Te esperabas tanto éxito?
R. G.: Es una burrada. No había pasado nunca en la historia de la televisión en nuestro país, en ningún programa ni cadena, y me ha tocado a mí. El formato lo conocía de Canal Sur con mi amigo Juan y Medio, que sabía que es un formato potente, pero todo ha sido muy rápido y la ha acogida estupenda, con unos datos de audiencia increíbles.
¿Qué ingredientes crees que tiene 'En compañía’ para funcionar?
R. G.: El formato es maravilloso. Voy a responder primero como profesional: el principal ingrediente que tiene que es un programa con corazón y todo lo que pasa es verdad. Eso es algo tan bonito, porque cuando lloramos y nos reímos es de verdad. Nuestro trabajo consiste en encontrar un compañero o compañera de vida para acabar con la soledad. Y ‘En compañía’ funciona porque la gente al otro lado es muy lista y se da cuenta cuando transmites simpatía y sentimientos, y cuando es frío y falso no.
¿Es un dating?
R. G.: No es un programa para buscar pareja y todas las personas que vienen aquí lo hacen para acabar con su soledad. Y es gente normal no de casting, aquí no se buscan perfiles como el más friki o el más guapo, vienen con dientes o sin ellos, con pelo o sin él, porque no miramos eso. Y se animan más los mayores que jóvenes, porque son los que enviudan, se jubilan, sus hijos se van de casa al crecer, y de repente se encuentran solos.
¿Y a nivel personal?
R. G.: A nivel personal está siendo una experiencia increíble cada día. He hecho muchos programas pero ‘En compañía’ tiene un plus que no tuvo el resto y es la ayuda a los demás. Cuando acaba el programa y viene la gente a darme las gracias, o viene una segunda vez alguien que ha encontrado su pareja gracias al programa y te abrazan llorando, eso no me lo ha dado ningún otro programa por grande que haya sido.
¿Recuerdas algún momento especial que has vivido en el programa?
R. G.: Muchos. Todos los días hay alguno. El más fresco, el otro día. Vino una señora de 83 años que había estado casada, había tenido otras dos parejas y ni su marido, ni su segunda pareja, ni su tercera, con nietos, con hijos, nunca en su vida nadie le había besado en los labios. Y acabé besándole yo… Fue un orgullo, un momento mágico y bonito de los que emocionan.
¿Cómo es trabajar en una autonómica como CMT?
R. G.: He hecho tantas cosas en las grandes que trabajar en Castilla-La Mancha Televisión es un regalo. De hecho, mi primer trabajo fue en una autonómica, en ETB, pero también estuve en TVG, Canal Nou y conozco muy bien las televisiones autonómicas. Pero no hay televisión pequeña ni programa pequeño. Cada vez que te pones delante de una cámara de televisión o de un micrófono de radio, me da igual que sea ante 60 millones que de 200 personas, porque la responsabilidad es la misma y el trabajo tiene que estar igual de bien hecho.
R. G.: Por supuesto. ‘En compañía’ tendría cabida en cualquier televisión de España y del mundo. En Canal Sur lleva 14 años su formato hermano ‘La tarde de aquí y ahora’ con Juan y Medio. Y el éxito de ‘En compañía’ ha demostrado que no es solo un programa para el público andaluz, y que un vasco en Castilla-La Mancha está haciendo lo mismo. Significa que el problema de la soledad no es solo algo de Andalucía sino universal. La soledad existe tristemente y cada vez hay más gente sola, no está tipificada como enfermedad pero provoca otras como las depresiones o el insomnio.
TVE cumplió hace unos días 60 años de historia, ¿Qué debes a la cadena pública?
R. G.: Todo. Aunque empecé en ETB y me dio la primera oportunidad, mi llegada a TVE en 1991 fue el arranque de un Ramón García conocido a nivel nacional, pero sobre todo hay una parte que es la que no se ve y yo valoro, y es el haber aprendido el oficio. Cuando llegué a TVE allí había un montón de profesionales extraordinarios que llevaban muchos años trabajando allí y a mí me enseñaron esta profesión. Tuve buenos maestros y para mí es un orgullo haber tenido la oportunidad de hacer un master de televisión en la televisión de todos.
¿Qué te falta por hacer?
R. G.: Todo. ¡Quién me iba a decir que iba a estar haciendo lo que ahora! Lo bonito de esta profesión es que nunca sabes lo que vas a hacer. A mí todo lo que sea nuevo me apetece. Porque cuantos más años tienes lógicamente lo que quieres hacer es cosas nuevas, porque te regenera y te hace volver la ilusión. Vengo todos los días de Madrid a Toledo para tres horas de directo y soy feliz. Es mi vocación, es con lo que disfruto y el equipo es extraordinario, hemos hecho pronto una familia, nos divertimos y lloramos juntos y por eso nos sale bien.
Muchos añoramos esa televisión del ‘¿Qué apostamos?’ y el ‘Grand Prix’, ¿te gustaría que volviesen?
R. G.: Eres de mis niños del Grand Prix. Como antes hubo una generación del Un, dos tres. Son épocas. Fueron programas de éxito que se dejaron de hacer en su momento por una decisión de los directivos de turno por temas de presupuesto. Mientras hay gente que está en los despachos y toma las decisiones, nosotros hacemos la televisión de verdad, en los platós. La historia de la televisión está plagada de negaciones de directivos y hace falta que arriesguen con un producto. Pero si a algún directivo se le ocurre rescatar el Grand Prix y de repente sale, lógicamente renovado y con juegos nuevos, yo estoy seguro que sería un éxito. A mí me encantaría que volviesen, porque son hijos míos y sé que ¿Qué apostamos? y Grand Prix todavía están vigentes para funcionar. Es una pena que se haya perdido esa televisión familiar y sería bonito que haya un programa familiar que consiga reunir a los padres con los hijos y los que sois de mi generación añoráis.
Muchos seguimos teniendo tus mejores recuerdos junto a Ana Obregón, ¿qué nos dirías de ella?
Ana es un poco dos personas: la “Antoñita la Fantástica” que es un poco más “locatis” y la profesional. Ana es una excelente amiga, una buena madre, una buena hija. Y luego como profesional es enorme, delante de una cámara se la come y saca cualquier cosa para adelante. Y nosotros tuvimos que comernos algún marrón al ser programas en directo, pero yo con Ana al lado siempre estaba muy seguro.
¿Cómo te describirías en tres palabras?
R. G.: Perfeccionista, enamorado de mi profesión y normal.
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