OPINIÓN | El rincón de Risto


Al rincón de pensar, el nuevo interview show de Risto Mejide, se queda con un 11’6% de share (1.204.000 espectadores). Muchos medios de comunicación lo etiquetan ya de «pinchazo» o de resultado «discreto». Pero más allá de quedarse en la espuma de la ola, en la cal de la pared, el espacio tuvo buena acogida por los visitantes del rincón que por redes sociales alabaron el trabajo del publicista.
En apenas dos meses hemos vivido una ruptura, un casamiento y el nacimiento de un nuevo proyecto. Risto Mejide y Mediaset rompían su relación dejándole la custodia del Chester a Pepa Bueno, que consigue su manutención a duras penas. La audiencia no le ayuda demasiado. Poco después, Antena 3 anunciaba que se interesaba por el publicista y se hacía efectivo el fichaje. Ahí se gestó la criatura producida por Aftershare (productora en la que participa Mejide) que ayer, por fin, dio a luz. El presentador no dejó pasar la oportunidad y lanzó, en su introducción, algún dardo contra Mediaset con frases como: «No empieza nada nuevo, hoy simplemente continúa lo que jamás debió ser interrumpido» o «quien te maltrata no te merece». Contundente y a la yugular.
El parecido con Viajando con Chester es evidente. Tampoco es algo que se haya escondido. Durante la rueda de prensa, Risto Mejide ya lo advirtió. Es más, era lo que, en el fondo, todos queríamos ver. Entre todo esto, en la presentación ante los medios se resaltó alguna «novedad»: 
La primera, que no es solo cuestión de estética, las gafas oscuras daban paso a unas trasparente, a lo loco, por una cuestión de ejercicio que le pide también al invitado. ¿No había o no pedía la misma transparencia en el Chester? La segunda es que no hay un contacto previo con el entrevistado, algo que pensaba que también ocurría en el programa de Cuatro. La tercera es el feedback. Después de hacer pensar al entrevistado, toca que diga qué extrae de la conversación. Algo así como firmar en el cojín del Chester pero a viva voz, porque en tiempo es prácticamente el mismo. Apenas unos segundos en los que el invitado dice cómo se ha sentido. Y cuarta, un carácter más gamberro. Eso es perceptible desde el minuto uno. La música y la estética es más underground, más guerrera. Esa ambientación como de nave poligonera reconstruida en plató para la conversación está lograda. Por lo que se refiere al grafismo y realización resultó impecable. Rompió la elegancia y estilo sosegado del Chester por algo más directo.
La audiencia que acompañó a Risto Mejide en su llegada a Antena 3 no fue una cifra nada desdeñable aunque muchos medios la hayan calificado de templada. La franja horaria no invita a la masa, tampoco el formato, aunque el morbo se presuponga. Para escuchar dos conversaciones durante una hora tiene que atraerte el invitado. Ahí reside la fluctuación del share. También ocurría (y ocurre) en el Chester. El invitado determina el número de interesados. En la primera entrega, para ser el estreno, las entrevistas no eran llamativas. Borja Semper, portavoz del Partido Popular en el Parlamento Vasco, quizá era la parte más interesante. Luego llegaban Hombres G, que aunque es cierto que revelaron cuestiones desconocidas, el atractivo era limitado. Aun así, se me hizo corto. Dura media hora menos que Viajando con Chester.
El programa ahora conducido por Pepa Bueno busca su sitio perfilándose ya como un espacio de entrevistas periodísticas, nada de morbo. Una conversación que hay que empezar a ver como lo que es. Lo de Mejide es otra cosa. Más canalla, más gamberro, más Risto, donde consigue sacar del entrevistado lo que nadie ha sabido sacar hasta el momento. Será el espacio, la luz o la mirada del publicista pero, sea lo que fuere, era un carácter necesario.

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