Me gusta el fútbol femenino y su nuevo lenguaje en la televisión

Ya es deporte de masas, adopta un nuevo lenguaje televisivo y rescata el juego limpio. Analizamos la cobertura que se le da al deporte femenino en la televisión.

España se proclama ganadora de la Liga de Naciones femenina
España se proclama ganadora de la Liga de Naciones femenina | RTVE

Ya es una realidad, el fútbol femenino ha ganado en atractivo y, sobre todo, relevancia. Aquellas jugadoras que apenas eran seguidas por cuatro aficionados incluida la familia, están pasando a ser admiradas por miles y miles de españoles en los estadios y sobre todo en televisión.

La final del Campeonato del Mundo el verano pasado fue visto por casi 5,6 millones de personas frente al televisor. ¿Quién dice que el fútbol femenino no es rentable? Por los derechos de emisión la cadena pública pagó un poco menos de 850.000 euros, menudo chollo.

Y las audiencias que se vienen sucediendo desde entonces refuerzan esta tendencia. Ahí está, para confirmarlo, el dato de la final de la Nations League entre España y Francia, que se jugó en Sevilla el pasado 28 de febrero. Este evento consiguió dos victorias: la de España frente a Francia y la de TVE, que retransmitió el partido, frente al resto de cadenas, reuniendo 1.918.000 espectadores de media, un 19,1% de cuota. El partido fue visto en algún momento por 4,7 millones de espectadores.

Además del impacto en las audiencias, resulta también curioso que la nueva pasión por el fútbol haya traído consigo un nuevo lenguaje de las comentaristas de televisión que retransmiten los partidos y por lo que parece debemos de ir acostumbrándonos.

El nuevo lenguaje del Fútbol femenino por televisión

Ahora resulta que lo que antes era meter un gol, pasa a ser «perforar la portería». Algunos remates ya no se realizan con la cabeza, pues es la «testa» la que se utiliza para pelearle un balón a la rival o con suerte para «perforar» la portería. Lo que parece que no ha cambiado es eso del palo largo o palo corto, según donde se encuentre el jugador que dispara a portería.

Lo que antes era un saque de banda, ha pasado a llamarse «servicio de banda»; al igual que cuando saca la portera a balón parado, «servicio de portería». Y el corner o saque de esquina es «servicio de esquina». Cuando una centrocampista le hace un pase de balón a su compañera delantera, en la actualidad resulta ser un «pase filtrado».

El balón ya no se llama así, es «esférico» o «pelota». Y el equipo escogido por la entrenadora no es la selección española, es el «combinado español». Pues adelante, son solo algunos ejemplos que deberemos ir aprendiendo si queremos enterarnos mejor de lo que sucede en el terreno de juego. Por cierto, la apasionada joven periodista y comentarista del nuevo lenguaje que hizo historia en la retransmisión de RTVE del Mundial femenino de fútbol se llama Alicia Arévalo.

Nuevo estilo de juego

En paralelo al nuevo lenguaje futbolero, estas jóvenes deportistas están dejando huella, y no solo por su excelente técnica. Se manejan entre unos valores sobre el terreno de juego que ya podrían imitar los hombres.

Deportividad: en los partidos de esta selección no he visto a ninguna jugadora que haya fingido una agresión para que la arbitra expulsara a la rival. Sin embargo, en los hombres existen ejemplos en casi todas las jornadas ligueras. Pero lo realmente penoso de esta actitud tramposa de los futbolistas es que genera violencia entre los aficionados de los dos clubes; que es imitado por muchos niños que lo ven y que existen que medios de comunicación que son bastante condescendientes con este tipo de jugadores.

Y como las mujeres no hacen estas acciones antideportivas, las niñas que comienzan a ser legión en el fútbol imitarán otros valores de nuestras futbolistas de élite.

No presionar al arbitro: en el fútbol masculino cuando, por ejemplo, se va a revisar una jugada por el Var, un montón de futbolistas agobian al colegiado hasta casi no dejarle respirar. En cambio, las mujeres protestan, pero son mucho más comedidas. Y también se muestran mucho menos agresivas cuando consideran que la colegiada se ha equivocado a la hora de señalar una falta. Se dejan de zarandajas y se concentran en el juego.

Mantener la compostura: vayan perdiendo o ganando, las jugadoras hacen gala de una educación “deportiva” excelente. Saben que el público que las ha ido a ver se merece un respeto tanto a las duras como a las maduras. Cuando juega la selección he oído pocos pitidos a las jugadoras desde la grada. En el masculino, qué les voy a contar que no sepan.

Más tolerantes: a pesar de ser formidables luchadoras, las mujeres no humillan al rival como los hombres. Además, apuestan por la normalidad que les conduce a la humildad en busca de la armonía, sin que aparezca un resquicio de vanidad.

Responsabilidad: nuestras mujeres están compitiendo por una reivindicación por la que llevan muchos años luchando en un esfuerzo titánico para ser reconocidas en el deporte de élite. Y ya lo han conseguido.

Son solo algunas lecciones que los hombres tendrán que aprender en beneficio del fútbol y sus valores. Quizás sea por lo que de verdad nos apetece verlas jugar.

Jenaro Iritia. Periodista deportivo

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