Crítica de ‘La chica invisible’: un descafeinado thriller que adolece de falta de ritmo

La chica invisible
La chica invisible

Al fin llega la serie de ‘La chica invisible’ a Disney Plus y se añade al catálogo de ‘series de desaparicionesmade in Spain. Si hace menos de un mes pudimos ver ‘La chica de nieve’, thriller patrio con investigación criminal que abarca varios años, ahora le toca al turno a una nueva historia también basada en un bestseller nacional. La chica invisible‘ es parte de una trilogía firmada por Blue Jeans. Conocido por ser uno de los primeros autores juveniles superventas, con libros como ‘Canciones para Paula’, este escritor comenzó su trilogía de misterio en 2018.

Disney Plus ha sido la plataforma elegida para llevar la historia a la pantalla, y ha contado con un reparto repleto de nuevas caras. Acompañadas por el siempre interesante Daniel Grao, encontramos a Zoe Stein (‘Mantícora’), Marta Vallés, Hugo Welzel o Javier Córdoba. La serie además está creada y dirigida por el nominado al Goya Aritz Moreno (‘Ventajas de viajar en tren’) y Norberto López Amado (serie ‘Heridas’).

Un padre y una hija están involucrados en la investigación de una adolescente asesinada en el pintoresco pueblo ficticio de Cárdena, ambientado en Andalucía. Los dos se ven obligados a dejar de lado sus diferencias y sucumbir a su tensa relación para resolver el caso de asesinato que sacude un pueblo supuestamente pacífico, donde todos los habitantes son sospechosos.

Un thriller demasiado básico

Antes de nada, alertamos de una cosa. Solo hemos podido ver el comienzo de la serie de ‘La chica invisible’ ya que Disney no ha facilitado todos los capítulos a la prensa.

Basándonos en los primeros capítulos de ‘La chica invisible’, la serie comienza como tantos otros thrillers que hemos visto. Se cumplen todos los elementos: pueblo pequeño, gran fiesta popular, una chica con secretos, una cita a medianoche, y una protagonista que parece enterarse de todo. Así empieza la historia. Durante una feria donde está todo el pueblo, Aurora, una joven adolescente, se cuela en su instituto por la noche para quedar con alguien. Pero cuando aparece esa persona, no es quien ella pensaba, y aunque intenta huir, muere asesinada.

Daniel Grao interpreta a Miguel Ángel, un inspector de la Guardia Civil, que será el encargado del caso. Y, cómo no, tiene una relación casi nula con su hija Julia, interpretada por Zoe Stein. Algo que ya hemos visto muchas veces y que, nos aventuramos a decir, irá cambiando según el paso de los capítulos. Porque la investigación irá uniéndoles poco a poco.

El primer episodio nos muestra detalles de cómo el asesinato de Aurora, una chica del pueblo, va afectando a todos los vecinos. También descubrimos que la propia Aurora no solo tenía secretos, sino que también los tenían quienes la rodeaban. Emi, mejor amigo de Julia, estaba secretamente enamorado de Aurora; la profesora Virginia parecía una especie de relación secreta con ella; su padre, abusador y algo violento… Todos tienen algo que ocultar, pero todo nos suena a ya visto.

Juega a su favor la escasa duración de sus capítulos, que se mueven entre los 35 y los 45 minutos. El primero llega hasta los 43 minutos, pero su baches en el ritmo hacen que el capítulo se haga demasiado largo. Y, para un primer episodio de un thriller de investigación, no puedes cometer el error de aburrir. Las comparaciones van a ser odiosas y mucha gente va a buscar similitudes con la reciente ‘La chica de nieve‘. Y la serie de Netflix, sin ser una obra maestra, y pese a cumplir también muchos clichés de este tipo de historias, soluciona mucho mejor los problemas de un primer capítulo.

Estos dos primeros episodios de la serie de ‘La chica invisible’ no son malos ni mucho menos. Están muy bien rodados, la fotografía es espectacular (se nota el presupuesto), y la ambientación es de primera. La narración juega con los flashbacks para ir contándonos el pasado de Aurora, la chica asesinada. Y poco a poco vamos descubriendo más sobre ella, y las relaciones que tenía con diferentes personajes. Todo el mundo puede ser sospechoso, y eso muestra un gran ‘pero’ de la serie: el tropo de que cualquiera puede ser el asesino (o asesina).

La chica invisible serie

El reparto, por otra parte, cumple, pero sin grandes alardes. Daniel Grao, que sobresalía en ‘HIT’, aquí está sobreactuado. En contraste tenemos a una Zoe Stein demasiado contenida, y que se queda a medio camino en su interpretación de Julia. Sí destacamos a una Rebeca Matellán muy interesante como la profesora Virginia; a Marta Vallés como la intrigante Aurora; y a Pablo Gómez-Pando como el profesor de Filosofía Jona.

Aunque todos ellos adolecen de un problema: el acento. Aunque está situada la acción en un pueblo ficticio de Andalucía, el acento baila entre los personajes. Hay escenas que lo tienen muy marcado y otras en las que lo pierden. Algunos personajes tienen un tipo de acento, y otros no tienen nada. Habría estado bien marcar eso desde el principio, y justificarlo con un par de apuntes en el guión.

En definitiva, la serie de ‘La chica invisible’ tiene recorrido para crecer, pero con lo visto, parece que va a seguir los mismos pasos que un thriller al uso (esperamos equivocarnos). La base está, y tiene todos los elementos para convertirse en una historia interesante. Hay espacio para crecer.

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