El periodista se ha pronunciado sobre la conexión de su compañero con el que estuvo secuestrado.
La polémica y surrealista conexión que ofreció el reportero freelance Ángel Sastre en 'Noticias Cuatro' este domingo se ha convertido en viral. El estado que ofreció el periodista durante su crónica de la suspensión del Boca - River de la Copa Libertadores provocó todo tipo de comentarios.
Ahora, Antonio Pampliega, compañero de Sastre y con el que estuvo secuestrado en Siria durante 299 días por el Frente al Nusra (facción de Al Qaeda) junto a José Manuel López, ha querido dar la cara por su amigo y pedir que no se le ataque porque el periodista no está bien y necesita ayuda.
Pampliega ya ha relatado varias veces el calvario que vivieron cuando les secuestraron y lo mucho que le costó recuperar su vida. Ahora, expresa realmente lo que perdió por no saber gestionar su vuelta a la civilización e instigando a su compañero para que pida ayuda.
"Leo los comentarios de cientos de personas, dañinos, obviamente. Veo el escarnio público al que Ángel está siendo sometido. Y me da vergüenza. Y pena, muchísima pena", empieza comentando sobre lo que le ha sucedido a Sastre.
"Lo sencillo es machacarlo y hundirlo. Es lo sencillo. Quedarnos con esa imagen. Ángel no está bien. Es obvio. Pero ninguno lo estamos. Porque hemos sido unos cobardes y no hemos tenido el valor suficiente de enfrentarnos cara a cara con nosotros mismos. Ninguno nos hemos mirado al espejo. Porque nos da miedo nuestro reflejo. Después de haber sobrevivido a un secuestro nos creímos invencibles. Hemos superado un puto secuestro. Podemos con todo. Nos creemos los reyes del mundo...", reflexiona sobre lo que vivieron.
"Un mundo que gira y gira y que nosotros no somos capaces de controlar. Porque va todo demasiado deprisa. Porque no somos conscientes del trauma que tenemos encima y que lo hemos pasado nos ha dejado marcados para siempre. Pero nosotros miramos a otro lado. Huimos de aquellos que tratan de aconsejarnos para que retornemos a la senda. Y, al final, los alejamos de nuestra vida porque molestan. A nadie le gusta escuchar cosas que le desagradan", asegura Pampliega viéndose reflejado en su compañero.
"Yo, después del secuestro, también aceleré y perdí el control de mi vida. Hice cientos de cosas de las que me arrepentiré el resto de mi vida. Traté a las personas que más me quieren (en especial a una) como trapos. Perdí el norte, el sur, el este y el oeste. Y me quedé sólo. Vaya que si lo hice. Y comencé a dar tumbos por la vida. Hasta que un día, me di un hostióon. Perdí lo más preciado que tenía por haberlo maltratado durante más de un año. Aguantó y aguantó hasta que ya no pudo más...", recuerda haciendo autocrítica de lo ocurrido.
"Y en ese momento es cuando te miras al espejo y te das cuenta que te has convertido en una persona que no reconoces. Y que, por primera vez en tu vida, eres consciente de que estás autodestruyéndote. Y decides, año y medios después de recuperar la libertad, que necesitas ayuda. Necesitas ayuda porque tienes que salir del agujero en el que te has metido tu solo. No. Aquí no te han obligado a entrar lo has hecho por voluntad propia. Y ahora, después de ver dónde estás, rompes a llorar porque quieres recuperar tu vida anterior", prosigue.
"Me da pena Ángel. Muchísima. Porque Le quiero. Porque me veo reflejado en él. Porque me imagino cómo se debe sentir en un día como hoy. Me duele ver como compañeros de profesión se están cebando con él echando más gasolina a su ya de por sí delicada situación", dice antes de lanzar un mensaje al periodista. "Ángel, por favor, cuídate. Hazlo por los que te quieren. Pero sobretodo por ti. No te autodestruyas. Te quiero, hermano", concluye.
Recién llegado de Estados Unidos recibo varios mensajes de amigos con este link. https://t.co/lAo5HDCodT
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Leo los comentarios de cientos de personas, dañinos, obviamente. Veo el escarnio público al que Ángel está siendo sometido. Y me da vergüenza. Y pena, muchísima pena.
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Primero por él. Porque no es plato de gusto. Imagino cómo debe sentirse Ángel después d elo ocurrido... Pero me avergüenzo de los todos esos medios de comunicación que escriben sobre lo ocurrido. ¿Alguno habrá escrito a Ángel para preguntarle cómo está?
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
No. Por supuesto que no. Lo sencillo es machacarlo y hundirlo. Es lo sencillo. Quedarnos con esa imagen. Ángel no está bien. Es obvio. Pero ninguno lo estamos. Porque hemos sido unos cobardes y no hemos tenido el valor suficiente de enfrentarnos cara a cara con nosotros mismos.
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Ninguno nos hemos mirado al espejo. Porque nos da miedo nuestro reflejo. Después de haber sobrevivido a un secuestro nos creímos invencibles. Hemos superado un puto secuestro. Podemos con todo. Nos creemos los reyes del mundo...
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Un mundo que gira y gira y que nosotros no somos capaces de controlar. Porque va todo demasiado deprisa. Porque no somos conscientes del trauma que tenemos encima y que lo hemos pasado nos ha dejado marcados para siempre. Pero nosotros miramos a otro lado.
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Huimos de aquellos que tratan de aconsejarnos para que rerornemos a la senda. Y, al final, los alejamos de nuestra vida porque molestan. A nadie le gusta escuchar cosas que le desagradan.
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Me veo reflejado en mi compañero. Yo, después del secuestro, también aceleré y perdí el control de mi vida. Hice cientos de cosas de las que me arrepentiré el resto de mi vida. Traté a las personas que más me quieren (en especial a una) como trapos. Perdí el norte, el sur,
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
El este y el oeste. Y me quedé sólo. Vaya que si lo hice. Y comencé a dar tumbos por la vida. Hasta que un día, me di un hostion. Perdí lo más preciado que tenía por haberlo maltratado durante más de un año. Aguantó y aguantó hasta que ya no pudo más...
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Y en ese momento es cuando te miras al espejo y te das cuenta que te has convertido en una persona que no reconoces. Y que, por primera vez en tu vida, eres consciente de que estás autodestruyéndote. Y decides, año y medios después de recuperar la libertad, que necesitas ayuda
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Necesitas ayuda porque tienes que salir del agujero en el que te has metido tu solo. No. Aquí no te han obligado a entrar lo has hecho por voluntad propia. Y ahora, después de ver dónde estás, rompes a llorar porque quieres recuperar tu vida anterior.
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Me da pena Ángel. Muchísima. Porque Le quiero. Porque me veo reflejado en él. Porque me imagino cómo se debe sentir en un día como hoy. Me duele ver como compañeros de profesión se están cebando con él echando más gasolina a su ya de por si delicada situación.
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Ángel, por favor, cuídate. Hazlo por los que te quieren. Pero sobretodo por ti. No te autodestruyas. Te quiero, hermano.
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
Y a todos los medios de comunicación con los que Ángel colabora (@noticias_cuatro @OndaCero_es @larazon_es) escribidle. Darle cariño. Lo necesita pero no os lo pedirá nunca. Es el momento de arroparlo para que vuelva a ser él.
— Antonio Pampliega (@APampliega) 26 de noviembre de 2018
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