“Las series de televisión tiene que entenderlas la señora de Cuenca, por eso son tan familiares.” Esto se decía hace unos años en universidades y talleres de guión como concepto de que una serie se ha de entender por cualquier tipo de público.
Toda la vida profesional o estudiantil que hemos tenido los comunicadores y especialistas audiovisuales en relación a las series y programas de televisión en España nos la hemos pasado escuchando hablar de una famosa señora de Cuenca.
Si nos remontamos a los 90 y principios de los 2000, crecimos con Farmacia de Guardia, Médico de Familia, Los Serrano, Aquí no hay quien viva, Los hombres de Paco, Periodistas…
Hay dos factores fundamentales del éxito y aumento de este tipo de series en nuestro país:
Una gran identificación del público con las historias que se cuentan en ellas y los espacios en los que se ambientaban y lo poco que arriesgaban los productores para mantener las abultadas audiencias en sus series “de toda la vida”.
Atrás quedan los años de La casa de la pradera, Las chicas de Oro, El equipo A y productos americanos de los inicios de la televisión en España que se exportaban para tener más material que mostrar en televisión que no solo programas. Eran otros tiempos, otras mentalidades a nivel general en nuestro país, otra manera de pensar, de ver el mundo y sobretodo, de conocerlo. Sin olvidarnos de restricciones directivas.
Años más tarde nacieron las series en nuestro país y hasta hace pocos años nos olvidamos de que esa famosa señora de Cuenca es el fundamental filtro que ha de pasar una serie para que se produzca en nuestro país y tenga el éxito esperado. ¡Por fin! Nos hemos dado cuenta tanto espectadores y creadores de que es posible “matar” a la conquense para poder avanzar. En España se demandaba calidad seriéfila para poder competir con los estadounidenses, para dejar de escuchar “si es española paso de verla” y cosas de ese estilo y con orgullo podemos decir, queridos telespectadores y productores: lo hemos conseguido.
Hemos avanzado en cultura y calidad audiovisual y se lo agradecemos enormemente a los productores que arriesgan y han ganado creando estas series. Ya no se habla de esta señora como la principal jueza para crear una serie y eso es lo que más nos alegra a los que pedíamos un salto de calidad, porque España se lo merecía.
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