Ha vuelto el espectáculo con mayúsculas a la televisión. ‘Tu Cara Me Suena’ ha estrenado su sexta edición. Superaron en audiencia a su rival más directo, ‘La Voz’. Volvieron a demostrar por qué es el mejor programa de entretenimiento que se emite actualmente. Corrían el peligro de sucumbir al desgaste. Después de una edición de anónimos que no tuvo el apoyo de las galas con artistas reconocidos, podía llevar a pensar que la fórmula del éxito comenzaba a agotarse. Todo lo contrario.
Estamos ante un equipo que sabe lo que se hace. Aunque la mecánica es la misma, han sabido conjugar de nuevo todos los elementos para que, aun siendo lo mismo, parezca diferente. No solo por el enorme plató que también estrenaban, sino porque el elenco de concursantes ha demostrado estar a la altura.
Bien es cierto que no daba un duro por el plantel de concursantes que se iba anunciando. Vaya por delante, y así lo he hecho constar en repetidas ocasiones, mi admiración por todos y cada uno de ellos. Pero no terminaba de verles el perfil para este programa. Sin embargo, han demostrado que saben dónde están, que son conscientes de la oportunidad que se les presenta, y que saben el escenario que están pisando y la repercusión que tiene su trabajo.
Demostraron que esto es solo el principio de una gran edición llena de talento, donde no va a faltar tampoco el humor. Pieza necesaria también del formato. Mi admiración absoluta hacia Diana Navarro. Ella, quizá, tiene la posición más complicada. Su registro vocal es muy marcado. Su timbre, su vibrato, sus giros son un sello identificable. Imitó a Kelly Rowland de manera notable, pero sobre todo con grandísima humildad. Sus ganas de aprender cuando es una maestra en la canción me emocionaron profundamente, las ganas de divertirse, de quitarse miedos, de hacer ver a sus compañeros que este tipo de programas no te restan sino más bien te suman.
Soy consciente de que estamos en la primera gala. Las imitaciones eran asequibles para todos los concursantes, seguramente muchos de los personajes a encarnar estaban en la lista de los participantes. Pero confío en que el nivel se mantenga. Todos han demostrado ganas de aprender con humildad, y eso es fundamental. Solo me queda pedir perdón a Tinet Rubira, director del formato. Le prometí que así lo haría si el casting me sorprendía. No me duelen prendas, y me rindo ante la evidencia con gusto. La primera gala me dejó con buen sabor de boca. Con ganas de más, con ganas de conocer a todos los participantes. Esto no ha hecho más que empezar, y tiene pinta de dar mucho que hablar.
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