La crítica de la semana | Sorpresas en la nieve

A estas alturas del año, después de infinitas horas de televisión consumida, sorprender con un programa de reportajes parece una hazaña imposible. De repente, el pasado lunes, Alejandra Andrade y su ‘Sin cobertura’ nos ofrecían un tema no abordado hasta la fecha: la explotación de Au pairs españoles en el Reino Unido. A priori podía parecer un tema poco apetecible, pero una vez expuestas las bases, Andrade volvió a contagiar sus inquietudes a la audiencia, logrando que el formato de Cuatro alcanzara su máximo histórico con un fantástico 8,5% de share. La televisión sin grandes adornos en su máximo apogeo, transmitiendo las vivencias de los protagonistas de manera sencilla y sin fuegos artificiales, priorizando la historia al espectáculo televisivo y sin perder un ápice de interés. No tuvo la misma suerte esa misma noche el estreno de ’22 ángeles’ en La1, el film protagonizado por Maria Castro se conformó con un tibio 10%. TVE española acarrea un problema con la ficción nacional este otoño y su empecinamiento de programarla los lunes por la noche, una franja imposible para las series nacionales con el duopolio regentado por ‘Mar de plástico’ y ‘La que se avecina’.

Mucho mejor le fueron las cosas al canal público esta temporada con el entretenimiento nacional. Tras los excelentes resultados obtenidos por ‘OT el Reencuentro’, la cadena encontró en la edición vip de ‘Masterchef’ el mejor reclamo para seducir a la audiencia. El talent culinario se reivindicó el pasado martes como una de las sorpresas del año al alcanzar con su final un estratosférico 28,2% de share. Es verdad que Eva González sigue gritando como si estuviera vendiendo pescado en la España de Lorca; pero la edición del programa, el acertado criterio en el casting de celebritys y el buen gusto en la dirección hacen del talent culinario uno de los programas más apetecibles de la España de los Gemeliers. Por si alguien no lo sabe todavía, ganó Miguel Ángel Silvestre, más conocido como MAM, tras un derroche de entrega y sacrificio que le valieron para obtener el título del yerno perfecto. No ganaron ni Loles León ni Fernando Tejero, sin duda alguna el dúo cómico que amenizo la edición con su ironía y sentido del humor más cítrico.

Hay personajes que ni la mejor ficción americana podría crear, personalidades y realidades de la España más profunda que no nos damos cuenta de que existen hasta que los focos los alumbran para que lleguen a nuestras casas a través del televisor. En este caso hablamos de “Los Monchitos”, Jesús Tomillero y su novio, que esta semana nos regalaron una de esas historias de amor que por más surrealistas que parezcan uno no puede despegar sus ojos de la pantalla. El árbitro gay más famoso de España es uno de los aspirantes a ocupar las sillas vacías del plató de ‘Sálvame’, compitiendo con otros 7 candidatos con hambre de cámara en la ‘Sálvame Snow Week’. El formato no termina de cuajar y su presencia dentro del ‘Deluxe’ le reportó al programa un correcto 15,8% de share, muy alejado de los datos cosechados por ‘Tu cara me suena’. El reality, que es uno de los placeres culpables del año, cojea principalmente por su extraña colocación dentro de la parrilla de Telecinco, nadie sabe dónde ni cuándo se emite, y entre su desconcertante programación y un nombre que a los/as marujos/as de Alpedrete les suena chino, resulta complicado que pueda conectar con su público habitual. Lo lamentable del caso es que las reivindicaciones de Tomillero pueden quedar en agua de borrajas para las mentes más simplistas, viendo que el árbitro tiene capacidad nula para gestionar la fama en forma de reivindicación social.