Aunque las nuevas generaciones no lo sepan, y hoy en día nos parezca algo impensable, hubo una época, muy breve pero intensa, a comienzos de los 2000, en la que surgieron unos personajes imposibles. Conocida como 'tamarismo', fue una etapa bastante oscura para nuestra televisión. En esos años, todo valía. Se humillaba a los invitados a los programas, había verdaderas batallas campales en sitios como 'Tómbola' o 'Salsa Rosa'... Incluso había un show que cambió radicalmente la televisión, 'Crónicas marcianas', del que salieron un sinfín de nombres que se paseaban por todos los platós.
Ahí teníamos a Paco Porras, que leía el futuro en hortalizas y verduras; Tony Genil, cantante venido a menos que afirmaba haberle preparado unos macarrones a Michael Jackson; Leonardo Dantés, compositor y afamado autor del baile del pañuelo... O Tamara, luego Ámbar, y ahora Yurena, que era el centro de todo y de todos. De esto habla la nueva serie de Netflix, 'Superestar', creada por Nacho Vigalondo, producida por Los Javis, co-dirigida por Claudia Costafreda, y que llega este viernes 18 de julio.
Estructurada en seis capítulos de cerca de una hora de duración cada uno, 'Superestar' busca dar una explicación a cada uno de los protagonistas de aquella época tan trash y turbulenta. Ahí tenemos a Arlequín, Paco Porras, Leonardo Dantés, Tony Genil, Loli Álvarez y, por supuesto, a Tamara y su madre, Margarita Seisdedos. Todos tienen su oportunidad de brillar. Y lejos de ser un biopic al uso, la creación de Nacho Vigalondo trata de arriesgar, de ser un cuadro cubista de todos esos famosos de tercera que, durante un par de años, animaron las tardes de la prensa rosa.
Por momentos lynchiana, por momentos berlanguiana, 'Superestar' va con todo, y a veces le juega en contra. No todos los capítulos están a la altura, desde luego. Y los que más brillan son los protagonizados por Margarita Seisdedos y por su hija Tamara. Son los dos que más nos hacen empatizar con los personajes. Margarita viendo todo el rato a Tamara como una niña, pese a ser ya adulta. Tamara elucubrando sobre cómo habría sido su vida de no ser famosa. Pero es que cada personaje tiene su propia dinámica. Por ejemplo, Leonardo Dantes tiene un álter ego mucho más divertido y atrevido que el real.

Todos estos episodios tienen una estructura similar, tratando de contarnos cómo llegaron hasta donde llegaron. 'Superestar' no es una crítica a esa época televisiva que hoy en día nos da vergüenza. Simplemente retrata lo que ocurrió, pero con un toque surrealista (sobre todo en el episodio de Paco Porras, con un Carlos Areces en su salsa) que a veces cuadra, y a veces acaba sobrando.
Lo que no tiene muy clara la serie de Netflix es a qué público va dirigido. ¿A los que vivimos aquella época? ¿A los que no, y así descubren ese esperpento tan entretenido? Es una ficción quizá demasiado nicho, sí. Pero quizá no hay que verla tanto como un biopic sino como un experimento a lo John Waters. Nacho Vigalondo, ejerciendo de una especie de Xavier Sardà, con su programa 'Tiempo de Marte' (en vez de 'Crónicas marcianas'), presenta cada capítulo como si se tratara de Chicho Ibáñez-Serrador. Se echa en falta que, ya que jugaba con cada episodio, también podría haber jugado con el género, y haber introducido más elementos de terror, o incluso de misterio, quién sabe.
De todos modos, 'Superestar' funciona. No siempre, pero en el conjunto final, sí que es una serie entretenida, y que refleja una época de España de la forma más fiel posible. Por momentos nos recuerda a los personajes más extraños de Álex De la Iglesia o incluso de Almodóvar, con cameos sorpresa en cada episodio. Pero finalmente consigue tener su propia voz, su propia personalidad, haciendo justicia a una mujer, Tamara, que solo quería brillar. Ingrid García-Jonsson está ante el papel de su carrera. Y, aunque a veces cae en la caricatura, se mantiene ágil y real, como pide su personaje.

Pero si hay alguien que brilla, esa es Rocío Ibáñez como Margarita Seisdedos. Su episodio quizá sea el más redondo de toda la serie. Sobre todo gracias a su interpretación. Sentimos realmente ese amor incondicional que siente por su hija. Nos da una nueva verdad a un personaje que fue ridiculizado y vilipendiando. Simplemente por el hecho de ser una madre protectora. Las escenas de ella en la pensión, rodeada de madres abandonadas, o ese final volviendo a ver a su hija como una niña pequeña, son momentos redondos que elevan la serie por encima de la media.
¿Se entenderá 'Superestar'? Aún no lo tenemos muy claro. Pero, desde luego, es una serie muy valiente. Una serie que busca hacer las cosas de una manera diferente, y por qué no, arriesgar un poco. Algo que Netflix no suele permitir mucho. Nacho Vigalondo ha hecho realidad la canción de Tamara, y ha decidido salir a por ti. En este caso, a por nosotros. A encandilarnos con este surrealismo tan castizo, único en el mundo, y en nuestra propia historia.
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