Crítica '1992': Un desaprovechado retrato de Álex de la Iglesia sobre la Expo salvado por su dúo protagonista

Crítica '1992': Un desaprovechado retrato de Álex de la Iglesia sobre la Expo salvado por su dúo protagonista

Álex De la Iglesia está de vuelta con '1992', un thriller político de Netflix con la figura de Curro (Expo Sevilla) como asesino en serie. ¿Merece la pena?

1992
El asesino de '1992', dispuesto a matar una vez más.

Cualquier producto nuevo de Álex de la Iglesia siempre va a ser celebrado, por supuesto. El director bilbaíno tiene una carrera tan laureada que es imposible decidir uno solo de sus proyectos. En los últimos años se ha centrado más en el terreno televisivo gracias a la llegada de las plataformas de streaming, y así nos dio la terrorífica y brillante '30 Monedas' en MAX. Y, aunque fue cancelada tras su segunda temporada, tuvo una gran acogida por parte de sus fans y del público en general. Ahora, da el salto a Netflix para darnos otra de esas series que llevamos todo un año esperando. Se trata de '1992', el thriller político que tiene de trasfondo la Expo de Sevilla '92, y que llega este 13 de diciembre con seis episodios repletos de adrenalina.

Con '1992', el director regresa a un terreno más conocido, más cercano a una historia de misterio que a lo sobrenatural que nos mostró con '30 Monedas'. Aquí tenemos a un asesino en serie que, disfrazado con la máscara de Curro, la mascota de la Expo, asesina a sus víctimas con un lanzallamas. Todo sustentado en un incendio real que tuvo lugar en el Pabellón de los Descubrimientos. A raíz de la muerte del marido de la protagonista, De la Iglesia vertebra toda su historia. De hecho comienza con un brutal incendio en el que Amparo sobrevive y encuentra, en la mano de su marido calcinado, un muñeco de Curro totalmente nuevo. Como si alguien lo hubiera colocado allí tras el desastre.

A raíz de esto, hará equipo con Richi, un policía con graves problemas de alcoholismo, que resulta ser el único personaje que la cree y confía en ella. Al menos, al principio. Algo que no deja de ser un poco absurdo. ¿Por qué no hacer caso a una superviviente del incendio? ¿Qué necesidad tendría de inventarse semejante mentira? A partir de aquí, la persecución del asesino comienza. Los asesinatos no son especialmente complicados u originales, pero sí que tienen algo a favor y es la brutalidad con la que los lleva a cabo el asesino. Lástima que los efectos digitales no acompañen con un fuego demasiado falso para parecer real.

La mascota de Curro, la verdadera protagonista de '1992'. / NETFLIX

El principal problema de '1992' es que es demasiado previsible. Salvo contadas excepciones, hay poco rastro de la marcada personalidad de Álex de la Iglesia. Sí, hay algunos rastros como, por ejemplo, la absurda persecución a la mujer de la limpieza en el episodio 2, o algunas escenas que tienen planos más rebuscados y marca de la casa. Y, según avanza la ficción, podemos encontrar más elementos del director bilbaíno. Pero salvo esos pocos momentos, todo puede anticiparse con demasiado tiempo. Lo que es una pena, porque no aprovecha todos sus elementos. Eso sí, tiene a un dúo protagonista que salva todo el resultado final.

Marian Álvarez, ganadora del Goya por 'La Herida' hace ya una década, se echa la serie a sus espaldas. Su interpretación brilla en cada escena en la que está, sobre todo por su carisma y su mirada. Una actriz que, aunque su nombre no es tan conocido por el gran público, siempre cumple y deja una buena huella en cada proyecto en el que participa. Su dupla con Fernando Valdivielso es lo mejor de '1992'. Y este consigue rescatar a un personaje, Richi, que es un cliché andante. Pero trata de darle algún matiz diferente que le hace estar un poco por encima de la media.

Atrás quedan otros thrillers mucho más depurados del cineasta como 'La comunidad', y está más cerca de la fallida 'Veneciafrenia'. Hay momentos en los que parece que no sabe por dónde ir con la historia, con finales de capítulo demasiado poco emocionantes. Los giros de guión no son lo sorprendentes que podría esperarse con una historia así, y todo cae en demasiados tópicos y tramas ya vistas. Eso sí, los tintes políticos que empiezan a aflorar desde el segundo capítulo vuelven la trama más interesante.

El asesino de '1992', purificando su venganza con fuego. / NETFLIX

Pero los bandazos que da el guión de Pablo Tébar y Jorge Valdano Sáenz no ayudan mucho a que nos tomemos en serio lo que vemos en pantalla. Además de añadir una trama romántica que no va a ningún lado y nos da unos diálogos bastante absurdos en comparación el tono del resto de la serie. Así que '1992' se queda en tierra de nadie. Un producto insulso, que no está a la altura del resto de la filmografía de De la Iglesia. Y todo el rato uno tiene la sensación de que la base estaba ahí. Simplemente no ha sabido aprovecharse en condiciones.

Eso sí, todo tiene un trasfondo que podría explorarse mucho mejor en una especie de secuela que podría ser 'Barcelona '92'. Así lo ha dejado caer su director. La pesadilla de la serie no es el asesino o el fuego, sino la corrupción, la cultura del pelotazo, que tanto daño ha hecho a nuestra clase política. Y, sobre todo, a nuestra imagen en el exterior. "Si escarbas en tu pasado, encuentras algo siniestro que hay que purificar. Hay que quemarlo. Todos hemos sido así y hay que progresar. Hay que ver las cosas desde un punto de vista que quizá nos provenga, no sé, de gente joven que plantea las cosas de otra manera", explicó en una entrevista reciente para El Periódico de España.

Así es '1992'

Tras la muerte de su marido en una explosión, una viuda afligida y un expolicía atormentado investigan una serie de asesinatos relacionados con la Expo 92 de Sevilla.

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