'Supervivientes 2024' se estrenó con un arrollador 21,7% y su tercera gala ya se encuentra en el 18%. Es normal que en la segunda semana las audiencias disminuyan respecto a la gala inaugural, que suele tener un mayor poder de convocatoria por lo que representa. Además, este año contaba con un aliciente más: la vuelta de Jorge Javier Vázquez.
Por ello, la semana pasada bajó a un 19,6%. Un resultado igualmente espectacular a pesar de suponer dos puntos menos. Sin embargo, la tercera gala ha experimentado otro descenso, en este caso ya más considerable, hasta quedarse en un 18,1% de cuota de pantalla.
Más considerable porque estamos hablando de una pérdida de casi cuatro puntos respecto al debut de 'Supervivientes 2024'. Y lo cierto es que ya no es tan habitual que en la tercera semana, donde las tramas ya están cogiendo fuerza, continúe esa tendencia decreciente y, menos aún, de forma tan acusada, pasándose de casi un 20% a un 18%.
Es indiscutible que continúa siendo un dato de audiencia brillante que, en la televisión actual, está al alcance de muy pocos formatos, pero esa pérdida de seguimiento notable, pues se ha dejado casi 400 mil espectadores desde el estreno, debería levantar las orejas a más de un directivo.
Porque una bajada tan palpable en una tercera gala -donde el concurso y la convivencia ya han cogido vuelo- es para que invite a reflexionar sobre si se está fallando en algo. Y, efectivamente, se está errando en muchas cosas. Así como el estreno apenas tuvo un 'pero' (como así ensalzamos en El Televisero), la gala de este jueves de 'Supervivientes' fue bastante mejorable.
El espectador de 'Supervivientes' asocia la noche del jueves a la Palapa
Aparentemente se presagiaba una noche de muchas emociones con una Palapa bastante intensa, de esas que te pueden levantar un directo y atraer la atención total de la audiencia. Hay muchos antecedentes de otras ediciones. El espectador de 'Supervivientes' asocia la noche del jueves a la Palapa. Y no solo al momento de la expulsión, no, sino a ese repaso de la última hora que siempre genera conflictos, en el que se destapan traiciones, estrategias o en el que se crean tramas nuevas y se retroalimentan otras.
Eso son los jueves de 'Supervivientes' junto a las tradicionales nominaciones, por supuesto, y a las pruebas de localización y líder. Y el orden no es una casualidad. Este debería ser el orden de prioridad del contenido. Al menos en la gala principal de la semana. Las pruebas han de ocupar un papel menos relevante y acaparar un limitado tiempo en la escaleta. Es un concurso, sí, pero el pasado demuestra que no es lo que más engancha al público general salvo que sea algo muy espectacular.
En cambio, en esta edición de 'Supervivientes' se está optando por darles un excesivo protagonismo. Y lo peor no es eso, sino que va en detrimento de la Palapa, lo que hace que el espectador acabe sintiendo que ha visto una gala desdibujada. Que no tenga preferencia por falta de contenido podría entenderse, pero que sea por una cuestionable planificación, no. Y es lo que precisamente sucedió ayer.
El juego de localización se resolvió pronto esta vez (sobre las diez y media de la noche) y hubo ritmo. Sin embargo, la entrada en Palapa no se produjo hasta casi las once y media, una hora después. En este intervalo de tiempo, además de una cantidad de publicidad molesta, se rellenó la emisión con vídeos pueriles y carentes de interés. Esos vídeos que deberían colocarse pasadas la una de la madrugada y no en el grueso de mayor consumo.
Ahí nos damos de bruces con el primer gran error, pues es un contenido tan poco atractivo que no genera esa tensión que busca el público y, por tanto, no invita a quedarse. A continuación, se abordó la expulsión y se volvió a la zona de juegos para disputar la prueba de líder, que se extendió más de lo pensado y obligó a alterar la escaleta.
Y así llegamos al momento en el que un servidor se llevó las manos a la cabeza. A la una y cuarto de la noche se emitieron los vídeos más fuertes de la convivencia con las monumentales broncas de Aurah con casi todo el grupo, especialmente con Rocío Madrid. Y he ahí donde cualquiera se percataría del tropiezo y de la mala organización del guion.
¿Cómo es posible que un conflicto de esa magnitud se abordara tan tardíamente y, sobre todo, cuando una de las protagonistas (Rocío) ya no se encontraba ahí porque había sido la expulsada? Evidentemente, ese vídeo se debió emitir antes de su expulsión para que las dos confrontaran en Palapa. Pero, lamentablemente, parece que nadie fue capaz de reparar en ello y eso es suspender en hacer televisión.
En definitiva, mucho que enmendar en cuanto a contenidos y guion si se busca una edición de 'Supervivientes' que vaya escalando en audiencia y que provoque sensaciones positivas y no decepción. De hacer alarde de una buena realización con grandes planos en las pruebas no solo vive el reality.
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