Crítica del final de ‘The Crown’ en Netflix: un descafeinado cierre para una serie histórica

Después de un recorrido histórico a la monarquía británica, 'The Crown' llega a su final con esta parte 2 de su temporada 6. ¿Es un buen cierre después de todo?

The Crown
El príncipe Guillermo, en la temporada final de 'The Crown'. | NETFLIX

Ya está aquí el final de una de las series históricas de Netflix. Ya no solo porque hable sobre la historia de la monarquía británica, sino porque ha marcado una época en la plataforma de streaming. Estamos hablando de ‘The Crown‘. Una serie que se convirtió en un referente en sus primeras temporadas, pero que ha ido perdiendo fuelle con el paso de los años. Ni siquiera una primera parte de la temporada 6 centrándose en la muerte de Lady Di ha conseguido que ‘The Crown’ remonte. Sobre todo por culpa de un bajón bastante noticiable en la temporada 5, que no gustó ni a los fans ni a la crítica. Pero, de todos modos, estamos ante el final de la ficción, y vuelve a haber retazos de lo que tanto nos enamoró.

Es verdad que la muerte de la reina Isabel II provocó que el interés por su vida decayera un poco, y la gente perdió el interés por estas últimas temporadas. Además, la propia Netflix tampoco se ha esforzado demasiado en promocionarla. Y se nota en esta última parte, que se siente un poco hecha a marchas forzadas, e incluso con desgana en algunos tramos.

Estos últimos episodios tienen como protagonista absoluto al príncipe Guillermo, y cómo lidia no solo con la muerte de su madre, sino con haberse convertido de la noche a la mañana en un auténtico icono pop. El pueblo británico tomó la imagen del joven príncipe como el verdadero heredero del carisma de su madre, sin tener en cuenta que él era todo lo contrario a Diana Spencer. Más retraído, más cohibido delante de las cámaras. Y la parte final de la temporada 6 de ‘The Crown’ convierte esa confusión e indefensión en su trama central, haciendo que el ritmo se resienta.

¿De qué va la parte 2 de la temporada final de ‘The Crown’?

Tras la muerte de su madre, el príncipe Guillermo intenta retomar la vida en Eton mientras la monarquía debe lidiar con la opinión pública. Ante la inminente celebración de su Jubileo de Oro, la reina reflexiona sobre lo que supondrá para la institución la boda de Carlos y Camilla y el comienzo de un nuevo cuento de hadas protagonizado por Guillermo y Kate.

La insoportable levedad del príncipe Guillermo

‘The Crown’ nunca se ha caracterizado por ser una serie muy sutil, pero quizá en esta temporada final se les haya ido un poco de las manos. La temporada empieza con Guillermo deprimido en su cuarto escuchando a todo volumen el temazo atemporal ‘My favourite game’ de The Cardigans. Vale, no parece nada sospechoso. Hasta que recordamos el videoclip. En él, la cantante Nina Persson conduce un coche a toda velocidad, sin importarle las normas de tráfico, y acaba teniendo un accidente y perdiendo la cabeza. Una forma muy poco sutil de hacer referencia a la muerte de Diana.

Ya desde esa primera escena vemos que ‘The Crown’ parece haberse vuelto demasiado amarillista, aunque bien podría ser una crítica velada a la época que nos cuenta. Porque si por algo se caracterizaron los 90 y comienzos de los 2000 en Reino Unido (y en todo el mundo) fue por el auge de la prensa sensacionalista, mucho antes de la existencia de las redes sociales. También podemos entrever que el príncipe Guillermo va a ser el verdadero protagonista de esta nueva tanda de episodios. Su duelo por la muerte de su madre, y cómo gestiona el convertirse en una figura pública… además del odio-amor que siente por su padre.

El príncipe Guillermo, de terapia estudiantil. / NETFLIX

De los 5 episodios que conforman esta parte 2 de la temporada final, más de la mitad se centran en él, en su regreso a Eton y en sus primeros días con Kate Middleton. Podría ser interesante, sí, pero ‘The Crown’ no acaba de dar con la tecla justa para conseguir que nos importe lo que está pasando. Con un capítulo que intenta algo diferente, centrándolo casi al completo en la figura de Tony Blair y la preocupación de la Reina por mala imagen de la Monarquía, el resto no acaba de encontrar el tono. Y continuamente se mueve entre el culebrón y lo estrictamente monárquico. Lo que funcionaba en otras temporadas ha perdido fuelle justo cuando más tendría que tenerlo: en el final.

Un final irregular

Porque el principal problema de la parte 2 de la temporada final de ‘The Crown’ es precisamente eso: su final. En un último capítulo que no acaba de recoger la emoción que tendría que haber ido cosechando en los anteriores episodios, termina con una escena anticlimática que no es digna de una serie que ha sido histórica para Netflix. Sí, Imelda Staunton está maravillosa como la Reina. Quizá sea la que mejor haya captado la personalidad de esta. Ed McVey también se defiende muy bien como el príncipe Guillermo. Aunque el que se lleva la palma es un Dominic West brutal como el Rey Carlos de Inglaterra (príncipe en la temporada). Normal que haya sido nominado a los Globos de Oro.

La Reina y Felipe de Edimburgo. / NETFLIX

¿Es un mal final para ‘The Crown’? No. Cierra casi todas las tramas, y tiene destellos de sus brillantes primeras temporadas. ¿Es el mejor final para ‘The Crown’? Tampoco. La idea de separar la temporada en dos partes no acaba de funcionar del todo, y tampoco lo ha hecho de cara a la promoción. La primera parte pasó sin pena ni gloria, no teniendo el recibimiento casi mesiánico que tuvo en otros años. Es una pena que al final el globo se haya ido deshinchando. Pero aun así, los fans de ‘The Crown’ se darán por satisfechos con un cierre que, aunque no es el perfecto, llega en el momento adecuado.

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