Crítica ‘El hijo zurdo’: María León deslumbra en este crudo relato social sobre una madre coraje

La nueva serie de Movistar Plus+, 'El Hijo Zurdo', se estrena este 27 de abril y es una auténtica carrera de velocidad protagonizada por María León.

El hijo zurdo
El hijo zurdo | Movistar Plus

Movistar Plus+ se ha ido convirtiendo con los años en nuestra propia HBO. Sus productos siempre destilan calidad, con un cuidado por los detalles impresionante. Con un acabado siempre casi perfecto, ahí tenemos ejemplos como ‘Antidisturbios’ o ‘Reyes de la noche’. Dos grandes ejemplos de la brillantez de nuestras series. Pero es que ‘El hijo zurdo’ -que se ha estrenado este 27 de abril en la plataforma- lleva todo a un paso más allá. Porque no necesita de grandes alardes de producción o un presupuesto abultado. Cuando tienes a María León y una historia cruda y descarnada sobre lo que supone ser madre… lo tienes todo.

‘El hijo zurdo’ está basada en la novela homónima de Rosario Izquierdo. Rafael Cobos ha sido el elegido para ponerse frente al proyecto como director creativo y guionista. Eso sí, acompañado de Paco R. Baños como director. Y, en el reparto, encontramos a María León como Lola, Tamara Casellas como Maru, Alberto Ruano como Rodrigo, Marisol Membrillo como Pilar, Hugo Welzel como Lorenzo, Numa Paredes como Inés y Germán Rueda como ‘El Loco’.

¿De qué va ‘El hijo zurdo’?

Lola es una madre de clase acomodada con dos hijos que asiste a la deriva del menor de ellos, Lorenzo, hacia las oscuridades de un grupo radical. La historia sigue la huella de la actualidad más incómoda, y abunda, al narrar el conflicto de Lola, en la maternidad temprana y el antiguo estigma de ser zurdo. En el intento por comprender y recuperar a su hijo, Lola se relacionará con Maru, madre de diferente clase social que vive una situación similar a la suya.

La procesión se lleva por dentro

Ya desde los primeros minutos de ‘El hijo zurdo’, sabemos que estamos ante una serie diferente. Ese realismo de nuestro cine llevado a la máxima potencia. Pero a diferencia de algunas otras producciones, que han convertido el tópico de que nuestros actores solo gritan en media verdad, en esta serie la procesión se lleva por dentro. Y tanto que se lleva por dentro. Porque la serie está repleta de silencios. De miradas. Habría que contar las palabras que se dicen, pero las que no se dicen claramente son muchas más.

‘El hijo zurdo’ empieza de forma brillante. Una madre se despierta en mitad de la noche. Su hijo Lorenzo está detenido en comisaría. Cuando va a buscarle, nadie le dice nada. Nadie le deja verlo. Y esperando se encuentra con Maru, la madre del otro chico detenido, amigo de su hijo. Una de clase alta, Lola, la protagonista. Otra de clase obrera. Más dicharachera. Sin pelos en la lengua. Todo ese primer episodio se centra en la espera de ambas, para poder ver qué han hecho sus hijos… y poder llevárselos a casa.

Y ya desde ese momento podemos ver que estamos ante una serie diferente. Una serie que busca las entrañas, que se centra en el dolor que nace de lo más profundo de nosotros, que quiere mostrar a lo largo de sus 6 episodios cómo se rompe un corazón en mil pedazos. Pero también lo que significa ser madre. Ya no serlo, sino el amor incondicional que va inherente.

Lola, al final, tiene que recurrir a algo que no quería: decir quién es el padre del chico (un político muy importante) y es la única forma que tiene de poder verlo. De poder saber algo más sobre lo que ha pasado. «Su hijo es un cabeza rapada». Eso sí que no lo vio venir. Y, pese a tratar de entender lo que está pasando, no lo consigue. A lo largo de los 6 episodios, su proceso de descubrimiento y aceptación de la situación es lo que la va a llevar contra las cuerdas. Emocionalmente.

Madre no hay más que una

Tras un impactante final de episodio, la serie se centra continuamente en Lola. Pese a que el título sea ‘El hijo zurdo’, el principal tema es la culpa de la madre. ¿Cómo he podido educar a un hijo así? ¿Cómo puede ser una cabeza rapada que va dando palizas a marroquíes y metiéndose todo lo que encuentra por el camino? ¿En qué he fallado como madre? Y, aunque no lo verbaliza, no hace falta. Porque podemos notarlo en sus conversaciones con Maru, en sus miradas con un marido que ya no la quiere, o una hija que ya no la respeta.

‘El hijo zurdo’ explora esa máxima de ‘madre a pesar de todo’. Da igual lo que ocurra, que el cariño siempre va a estar ahí. Ya lo dice Maru. «Cuando está tres días en casa sin meterse nada, yo me lo como a besos. No puedo evitarlo». Porque siempre está la esperanza de que, solo con el amor, las cosas vayan a cambiar. El problema es que casi nunca lo hacen. Y así lo aprende Lola, cuando su hijo acaba en el hospital.

Toda la serie es un show de contención. De miradas que lo dicen todo. Y, aunque la trama del padre político es lo que menos cuadra con el resto del relato (incluso está metido un poco con calzador), todo funciona. Todo rema a favor (o en contra, según cómo se mire) para que avance la historia. Aunque parezca que no lo hace. ‘El hijo zurdo’ es una serie descarnada. Es una serie sucia, dura. Nos muestra la otra cara de Sevilla. No la postal para los turistas, sino la de los barrios marginales, los hijos descarriados y la suciedad de una parte de la sociedad que ha sido abandonada.

El show de María León

Pero la serie de Movistar Plus+ se podría quedar en una más, sino fuera por el brutal trabajo de su reparto, encabezado por una omnipresente María León. La actriz sevillana se consolida como una de las mejores intérpretes de nuestro país y seguramente esté ante el papel de su carrera. No hace grandes alardes, nunca eleva la voz y no derrama ni una lágrima. Volvemos a insistir: la procesión va por dentro. Quizá por eso suene en un momento de fondo la música de Semana Santa. Lola sufre. Pero en parte se cree merecedora de ese sufrimiento, culpándose por los errores de su hijo. Que, quizá, sean los suyos propios en la vida.

Como espectador es muy fácil identificarse con ella. Aunque no tengas hijos, aunque no hayas vivido algo similar. María León da un auténtico recital. Y esos ojos duros, pero cansados y tristes, son el fiel reflejo de su propio hijo, interpretado por un Hugo Welzel magistral. Aunque aparece poco, clava a su personaje, Lorenzo, también buscando la contención más que la sobreexposición. Y eso también es mérito de la dirección de actores. Sabe qué sacar de ellos y cuando.

Mención aparte se merece Tamara Casellas como Maru. Se convierte en el contrapunto perfecto de Lola. Y al final acaba convirtiéndose en su piedra, en su apoyo. Porque es algo que en la familia no encuentra. Porque solo otra madre puede entender por lo que está pasando. «¿Te has dado cuenta de que siempre que nos vemos, llueve?», le dice Lola a Maru en uno de sus encuentros. Poético cuanto menos. La lluvia, la tristeza, en una Sevilla que casi siempre hace sol. Al final es lo que les une. Y cuando están juntas, aunque no lo expresen, pueden llorar sin sentir vergüenza. Aunque sea por dentro.

Dos horas crudas y directas

Al final, ‘El hijo zurdo’ se puede tomar como si fuera una película de dos horas. Hay veces que incluso funciona como tal. Solo 6 episodios, y de 20 minutos cada uno. Eso juega muy a favor de la serie. Te obliga a devorar uno tras otro. Y salvo el bajón en el ritmo que supone la trama secundaria del padre político, hay veces que da la impresión de ser o un cortometraje alargado, o un largometraje acortado.

Pese a ello, la serie funciona. El formato capitular funciona. Y hace justicia a la novela de Rosario Izquierdo. ‘El hijo zurdo’, si fuera una serie norteamericana, ya estaría en todas las quinielas de los grandes premios. Aquí en España, desde luego ya lo está. Rafael Cobos, colaborador habitual de Alberto Izquierdo y ganador de dos premios Goya, al fin vuela en solitario. Y no hay una carta de presentación mejor. ‘El hijo zurdo’ es una de las mejores series españolas de los últimos años.

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