Crítica de la semana: Los Goya 2023, más Inés Hernand y algo menos de corrección

ANÁLISIS | Semana del 6 al 12 de febrero de 2023

A pesar de que tengo un puteo considerable con el palmarés de los Premios Goya 2023, el ninguneo a ‘Alcarràs’ exige una revisión urgente de los académicos, no voy a entrar en divagaciones cinematográficas ya que este no es el foro para exponerlas. Centrémonos en la gala de esta edición como espectáculo televisivo, sin perder en ningún momento su verdadera razón de ser.

Los Goya del 2023 no serán recordados por nada en especial. Ni para bien ni para mal, este año asistimos a una gala sin más. Fue correcta y ágil, que ya es mucho, pero quizás le faltó algo más de épica y emoción.

El leitmotiv de los Goya debe ser siempre reivindicar el cine español. Es un día al año para poner en valor el trabajo de todos aquellos que se dejan la piel y sus ahorros en contar historias a través de la pantalla grande. Y esto es algo que sin duda se consiguió en esta edición. Todo el mundo tuvo su espacio, sin atropellos ni juglares fuera de tono,y la atención recayó en el verdadero protagonista: nuestro cine.

Detesto profundamente a los que piden una gala entretenida y después no van al cine, o solo van a ver Avatar a atiborrarse de palomitas con sirope, y aprovechan el día de la entrega de premios para exigir un divertimento por televisión. No señores, esto no es un espectáculo para ustedes. Aquí hay que venir con los deberes hechos, o por lo menos con algo de amor hacia el cine que se hace en nuestro país.

Entre el circo que demandan algunos y la corrección excesiva que se vio ayer hay que encontrar el punto. No concibo una gala de los Goya con mucho confeti y poca alma, priorizo siempre lo segundo. Y en esta edición, gracias al homenaje a Carlos Saura y a alguna de las actuaciones musicales, no digo directamente la de Guitarricadelafuente para que no se me note mucho el endiosamiento que le profeso, solo nos conmovimos por momentos. Y tampoco muchos. Estaban, y estábamos todos, como contenidos.

Hay que provocar cosas, joder, que estamos hablando de gente que hace cine. La paleta de emociones para exponer es grande.  Tristeza, por el público que abandona las salas de cine. Orgullo, celebrar con euforia la buena cosecha de este año del cine español: ‘As Bestas’, ‘Alcarràs’, ‘Cinco lobitos’… hacía muchos años que no nos veíamos en estas. Enfado, con las administraciones que siempre pueden hacer más. O empatía, por muchas otras cosas que pasan en el mundo y que quizás esta noche tengan la visibilidad que merecen.

«Inés Hernand consiguió ser la verdadera protagonista de los Goya 2023 con una naturalidad hipnótica»

El tono general, capitaneado por una Clara Lago y un Antonio de la Torre con menos química que el emérito y su esposa, fue bastante aséptico. Todo el mundo muy guapo, muy elegante, muy en su sitio… pero ya está. Una gala de transición en la que no tuvimos suerte ni con los discursos de los ganadores. Y con esto no hay ni un atisbo de crítica hacia ellos, su trabajo tampoco es ese.. Qué pena que no pudiera estar nominada Carla Quílez por su edad o que Miguel Hernán se quedara sin el cabezón, ellos de ponerle sentimiento a un discurso saben un rato.

La gala fue la que fue, y a pesar de mis «peros» no estuvo nada mal y se marcó un estupendo 23,4% de share. Pero antes de la ceremonia hubo una verdadera estrella patria sirviendo el show que merecíamos. Muy inteligentemente alguien decidió colocar a Inés Hernand a retransmitir la alfombra azul por RTVE Play y la madrileña se lució y se dejó los juanetes pisando moqueta.

Sin dar el cante, Hernand consiguió ser la verdadera protagonista del paseo de las vanidades con una naturalidad hipnótica. Un despliegue de comedia improvisada con conocimiento de causa. Como si fuera una más de nosotros pero sin parecer una indocumentada, traspasó la pantalla con una crónica del evento deliciosa para los amantes del hiperrealismo.