Alberto Chicote tiene que armarse de valor ante esta escena vivida en ‘Pesadilla en la cocina’

Alberto Chicote ha tenido que hacer frente al complicado y duro carácter de Óscar en ‘Pesadilla en la cocina’, lo que le ha llevado al límite.

Como viene siendo habitual cada jueves, La Sexta ha estrenado un nuevo programa de ‘Pesadilla en la cocina’ en el que la tensión ha copado buena parte de la entrega. En esta ocasión, el equipo de Alberto Chicote se ha dirigido a las cocinas de Óscar, el propietario y chef de un local de Humanes (Madrid) que ve cómo cada vez descienden más los clientes e índices de facturación.

Precisamente para solventar estos problemas, Alberto ha entrado en acción. Sin embargo, el rostro de Atresmedia no lo ha tenido fácil, puesto que las malas praxis en la cocina se extienden también al trato humillante de Óscar a sus empleados. Precisamente uno de los momentos más polémicos se ha vivido cuando una de las empleadas se olvidaba de añadir la cebolla caramelizada a uno de los platós.

Un descuido que ha despertado la ira de Óscar: «A ver, Adriana, mi vida, ¿qué coño me estás haciendo? La cebolla caramelizada, ¿qué pasa?». Ante esta situación, Chicote, perplejo, apenas atisbaba a exclamar: «¡Qué tensión!». Poco después y en privado, la empleada se desahogaba diciendo: «No me gusta la manera cómo me trata. Solo sabe gritar y a mí no me gusta que me griten. Yo me estoy controlando por no mandarlo a la quinta mierda, pero ganas no me faltan». Por otra parte, Óscar se enfrentaba al popular chef y se rebelaba cuando este le sugería delegar: «A Alberto, sinceramente, no le hago ni caso«.

La tensión a la que hacía referencia Alberto Chicote no ha cesado en ningún momento. Más tarde, Óscar volvía a perder los papeles. En esta ocasión, lo hacía hasta con los propios clientes cuando Óscar salía con un plato de chipirones preguntando quién los había pedido. En vez de contestar, los comensales le pidieron un poco más de pan para comer. Al ver que no le daban respuesta, Óscar estallaba y soltaba: «Los chipirones, ¿para quién son? Coño, joder». Una actitud que, sumado al retraso en la entrega de la comida, provocaba que fueran muchos los clientes que se levantaran sin terminar de comer.

El momento cumbre se ha vivido a raíz de las quejas de los comensales debido a un descuido al repartir los platos. Precisamente cuando le han devuelto el plato a cocina, Óscar no ha dudado en romperlo de muy malas formas. «Me llevo la templanza porque por lo que veo», ha soltado un atónito Chicote. Frente a ello, Óscar le gritaba: «¿Qué me está hablando de templanza?»

Al mismo tiempo exclamaba: «¡Ya no aguanto más!». Su equipo de cocina no se ha quedado callado y le han plantado cara: «Si usted no aguanta, yo tampoco». Precisamente en más de una ocasión, estos se han quejado de su mal y vejatorio trato.

«Estoy hasta la polla. Yo así no puedo trabajar», volvía a insistir Óscar mientras los empleados no han podido reprimir las lágrimas y han explotado. Una vez superado el conflicto y con los nervios más templados, el propietario del local se redimía: «Trabajando soy un auténtico cabrón. Soy un tío muy duro, muy estricto, pero no puedo ver que la gente sufre, sobre todo los míos».