La crítica de la semana: Los Millennials toman la palabra

ANÁLISIS | Semana del 2 al 8 de octubre de 2020

Para observar el mundo hay que tener en cuenta todos los vértices. La experiencia casi siempre es un grado, pero no hay que olvidar la mirada de las nuevas generaciones para analizar la actualidad. A diferencia de lo que ocurre con los programas de entretenimiento, son muy pocos los medios de comunicación que apuestan por voces más jóvenes para desgranar la realidad.

Si nos fijamos en las caras visibles de los matinales televisivos todos tienen más de 40 años: Susanna Griso, Ana Rosa Quintana, Mónica López, Antonio Gracía Ferreras… Y no solo ellos, también la mayoría de sus analistas, colaboradores y enviados especiales. En la pequeña pantalla cuesta que te tomen en serio hasta que no alcanzas cierta madurez. Pero esta máxima, que parece uno de los criterios que utilizan los directivos televisivos a la hora de configurar sus parrillas, se desmorona cuando alguien apuesta por rostros más jóvenes y estos logran seducir a la audiencia.

Un claro ejemplo es Ricard Ustrell y todo el equipo de ‘Planta baixa’ en TV3. Con un año en pantalla han consolidado una propuesta diferente con una clara vocación de servicio público y no de trinchera ideológica. El programa ha llegado a superar el 20% de share con un matinal de actualidad que combina la información política con otros menesteres de carácter social. Todo ello llevado a cabo mayoritariamente por periodistas que no superan los 30 años, ofreciendo un abanico de voces poco escuchadas habitualmente en televisión y jugando con un lenguaje audiovisual que rompe las costuras del modelo del magazín tradicional.

No es fácil hacerse un hueco en la televisión pública de Catalunya si en tu programa no cuentas con la aparición estelar de Pilar Rahola. Este intento de chascarrillo, que tiene mucho de ironía pero también algo de realidad, sirve para poner en valor el trabajo de ‘Planta baixa’. El programa ha logrado librarse del espiral “procesista” que lleva acaparando los últimos cinco años la agenda mediática catalana, diversificando los contenidos hasta llegar a las preocupaciones y distracciones del día a día de sus espectadores. No se trata de obviar el tema, sino de ofrecer una mirada más amplia.

‘Planta baixa’ se disputa la franja horaria en Catalunya con ‘Al rojo vivo’ de La Sexta. Los dos programas pelean por el liderazgo, y lo que empezó siendo una victoria apabullante para Ferreras, actualmente la balanza se decanta hacía el lado del magazín catalán. Ambos formatos abordaban esta semana las elecciones americanas y en los dos casos se distinguían por recurrir a voces más jóvenes para analizar la realidad del país anglosajón.

Emilio Doménech, periodista treintañero instalado en Nueva York, se convertía en la revelación de la semana gracias a su participación en ‘Al rojo vivo’. El valenciano conseguía hacer entendible el complejo sistema electoral estadounidense con un análisis didáctico y tremendamente diáfano, estableciendo un vínculo con la audiencia a base de guiños recurrentes durante sus múltiples intervenciones. Doménech, muy alejado del tono habitual del analista cansado de vivir, ha desprendido conocimiento sin resultar pedante, y lo que es más importante, contagiando pasión al espectador por lo que estaba contando.   

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