A ‘GH VIP’ le queda grande esta edición: cuando el límite es el delito

Los auténticos seguidores del programa se proponen boicotear el reality al interpretar que la organización se está riendo de ellos con sus últimos movimientos. ‘GH’ se ha dejado por el camino casi doce mil adeptos en pocas horas y piden apagón para el debate y no seguir los hashtags oficiales hasta que los escuchen como merecen.

Sobre ‘Gran Hermano’ siempre ha pesado una corona de espinas muy grande. Pocas ediciones, por no decir ninguna, han salido exentas de polémica. Unas más que otras. Y esta, probablemente, se lleve la palma. Machismo, xenofobia, apología de la violación e incluso del terrorismo. Un cóctel molotov que le puede acabar explotando a Telecinco en cualquier momento. El anticipo ya lo estamos viendo, con una legión de seguidores enfurecida por cómo se están enfocando las galas en prime time. Sus contenidos distan mucho de lo que realmente se percibe en el canal 24 horas. No sabemos si esto es así por ineptitud de los redactores del programa o por un interés soterrado de beatificar a ciertos concursantes, que bien podrían tener la insignia de los protegidos.

Sea una u otra la explicación, lo que sí está meridianamente claro es que están tomando unos derroteros que nada tienen que ver con el sentir de la audiencia. A la que se deben siempre, no solo cuando les va mal en audiencias. Aunque el éxito parece haberles emborrachado. Pero ojo, que todo lo que sube, acaba bajando. Un razonamiento al que parece que no han llegado en la cúpula en virtud de que, pese a la histórica movilización en redes sociales, no se aprecia el más mínimo atisbo de rectificación con la que demostrar ese mantra que a menudo repiten en vano: “os leemos”.

Probablemente sí que lean a la audiencia, pero sin tomarla en cuenta. Y eso es mucho peor. Lo que lleva a pensar que quizás sean fanáticos de Umberto Eco, que decía algo así como que las redes sociales eran el lugar donde alzan la voz los imbéciles. Que las idioteces que antes se proferían en un bar, ahora se propagan en estos dominios.

En cualquier caso, omitir las voluntades de quienes te dan de comer es jugar con fuego. Y como parece que por las buenas no hay respuestas, los seguidores han optado por ir también a su libre albedrío, sin tener en cuenta lo que dice el Community Manager de ‘GH’, al que le debe quitar el sueño toda esta campaña bien merecida. Una campaña para boicotear la edición después de unos movimientos que han provocado un enorme rechazo y que han empujado a que los fans se alíen, todos a una, como pocas veces hemos visto. Ya no comentan con el hashtag oficial y proponen un apagón hasta que la dirección del programa vuelva a entrar en sí.

Porque, con un descaro hasta decir basta, el programa ha guardado bajo llave todos los contenidos más deplorables -que son casi todos- de uno de los grandes caballos de batalla: Suso Álvarez. Su machismo y su carácter agresivo se ha edulcorado como nunca había ocurrido con un concursante. Más que sancionarle, que no ha sucedido, le han dado oportunidades. Con toques de atención constantes, incluso de su madre, que han caído en saco roto. Porque su verdadero destino no es darle el beneficio de reconducir su concurso, señores, sino poner fin a su concurso. Una expulsión disciplinaria que la audiencia clama, pero hasta que no acaben como el rosario de la aurora no pasarán a la acción lamentablemente. Ya lo dijo Jorge Javier: el límite es el delito. Unas palabras repulsivas, llenas de incoherencia, que vienen a incendiar aún más el debate y que vienen a confirmar que por la audiencia todo vale.

De qué sirve denunciar en platós el comportamiento de un concursante. De qué sirve decir que su conducta no tiene cabida en una televisión y que tendrá dificultades para trabajar cuando salga. De qué sirve. Las palabras se las lleva el viento. Además de que no paran de caer en contradicciones. Porque, si no debe tener cabida, ¿qué está haciendo ahí? O de qué sirve también censurar a ultranza que Miriam y Aurah hagan alusiones a su físico si se pasa por alto la mayor lacra que supone el machismo y el patriarcado que tanto abandera el señor Suso. En la última gala, el presentador no entendía que se produjeran esas descalificaciones por el físico cuando las mujeres están luchando tanto -decía- por acabar con eso. Sepa usted que esa es exactamente la misma lucha que por erradicar un machismo que no solo permitís, sino que además fomentáis.

En fin, la lista de aberraciones es inmensa y esto es solo una prueba más de que están jugando en el filo de la navaja y pueden acabar cortando los lazos -si no lo han hecho ya- que hasta ahora mantenían con una audiencia muy fiel y pasional. Y prueba también, con su nefasta gestión, de que a la organización le está quedando muy grande la edición este año. Están a tiempo de cambiar el rumbo. O quizás ya sea demasiado tarde. La audiencia de ‘Gran Hermano’ perdona. Pero no olvida.

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