ANÁLISIS DE AUDIENCIAS| Semana del 11 al 17 de septiembre de 2017
La televisión es cultura desde el momento que es el escaparate mediático más concurrido por la sociedad española. Un reflejo de lo que somos y de lo que queremos, aunque no siempre nos guste lo que vemos.
Menuda decepción se llevaría Victoria Beckham si regresara a nuestro país en 2017, la España que ella dejó oliendo a ajo ahora huele a rancio. Toreros con las manos manchadas de sangre que lucen banderas anticonstitucionales, gobiernos que silencian televisiones autonómicas mientras en los informativos públicos maquillan la información y cadenas privadas de pasado episcopal que difunden sin miedo su homofobia y nostalgia falangista. Esta es la España del Siglo XXI y la televisión que la acompaña, con todo este desaguisado el menor de nuestros problemas es que le dieran a Pablo Motos el Premio Nacional de Televisión en 2016 (y no el de Cultura tal y como se publicó en las redes sociales) . En un país en el que la tauromaquia se considera un arte, que el presentador de ‘El Hormiguero’ reciba un premio de tal envergadura no debería sorprendernos, somos lo que vemos y el programa de Motos lidera cada noche de lunes a jueves. Su contenido nos podrá parecer infantiloide y el desaprovechamiento de los grandes que lo visitan una aberración, pero así son las cosas y así nos las están contando. La visita de Pablo Alborán le regalaba a ‘El Hormiguero’ un notable 14,8% de share el pasado miércoles. Siempre es un placer escuchar cantar al malagueño aunque suframos cada vez que Motos le propone que ponga música y uno de sus chistes malos.
Ya nada nos indigna y si lo hace lo dejamos escrito en las redes sociales y continuamos tomando el sol en la piscina. Esta semana se estrenaba ‘Sentido común’, la ocasión perfecta para dar voz a los ciudadanos de a pie mientras estos comentan la actualidad del país. Una buena intención, una idea necesaria en los tiempos que vivimos pero que lamentablemente se quedó en la espumilla del mar. El formato entretiene pero no subleva, un repaso amable que con la que está cayendo solo se convierte en una distracción sin ningún tipo de compromiso social. Está claro que hay tiempo para todo y que resulta mucho más ameno comentar la nueva cara de Mila Ximénez, pero es mucho mejor que empecemos a incomodar al espectador, que mezclemos el entretenimiento más superfluo con la crítica social más mordaz. ‘Sentido común’ se estrellaba en las noches de Telecinco y el miércoles marcaba un paupérrimo 6,1% de share. No es un mal programa pero le falta la contundencia que estos tiempos requieren. Hay que empezar a mojarse, para entretenimiento familiar sin incomodidades ya tenemos a las hormigas de Motos.
En este derroche de cultura televisiva para las masas Bertín Osborne vendría a ser su máximo exponente. El cantante de rancheras representa los valores ibéricos por excelencia, promoviendo el amor por el vino y aprovechando el mínimo momento para ensalzar la ranciedad nacionalista. Sin ser santo de mi devoción esta nueva temporada parece mucho más relajado en su adoctrinamiento televisado, haciendo lo que mejor sabe, otorgando la comodidad necesaria para que los invitados se explayen y muestren su faceta más cercana antes las cámaras. Esta semana ‘Mi casa es la tuya’ marcaba un buen 16,8% de share con la presencia de Antonio Carmona. El flamenco, la convivencia entre payos y gitanos o la figura de Lola Flores fueron algunos de los puntos destacados de la entrevista, elementos fundamentales del patrimonio estatal de los que siempre es bueno hablar y de los que debería hacer bandera la cultura española. Todavía hay esperanza o por lo menos dejen que soñemos en que las cosas pueden cambiar. Ojalá llegue el día en que reivindiquemos lo mejor de nosotros y enterremos las manchas negras de la cultura predominante…una utopía que se reafirma elección tras elección con la victoria del Partido Popular.
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