Una nueva gala de 'Supervivientes' llegaba este jueves con la habitual expectación que el concurso está creando semanalmente. No es fácil mantener el vertiginoso ritmo en un reality de estas características, pues además de depender mucho de los concursantes y las tramas acontecidas, al ser un concurso de una duración tan larga, el tiempo obliga a que las entregas semanales no sean siempre igual de entretenidas.
Esto pasó el pasado jueves, que a pesar de no tener un ritmo excesivamente lento no fue una noche a la altura de sus predecesoras. El continuo abandono de aventureros (ya van 3) y las repetitivas pruebas a las que se someten, sumadas a las situaciones nada novedosas dan como resultado una gala del montón en la que poco o nada se puede resaltar.
La explosiva
Amistades-ficticias o no- aparte, la noche suponía una prueba para los tres concursantes nominados. Juan Miguel, Raquel e Iván medían fuerzas para continuar en el concurso, aunque no todos recibirían como algo positivo en seguir en la aventura. Este es el caso de la integrante de Las Mellis, que desde hace unas semanas lleva pidiendo que el televoto no le sea favorable para poder abandonar la aventura de la manera más rápida posible. Como el público a veces disfruta del dolor ajeno, todo señalaba a que la cantante sería castigada con la permanencia en el concurso como ya ha pasado con otros concursantes que han pedido la expulsión, pero nada más lejos de la realidad, Raquel conseguía su objetivo y salía de La Palapa como nueva expulsada.
Una vez desintegradas las antiguas localizaciones, Cayo Bolaños y Cabeza de León esperaban para ser inaugurados como los nuevos Infierno y Cielo respectivamente. Como principal novedad, la ocupación de las mismas no sería elegida por una prueba blanda y reciclada de otros años, sino que sería la audiencia soberana la que marcaría con sus votos el destino de cada concursante. Así, José Luis, Gloria, Juan Miguel, Laura y Alejandro disfrutarán de una semana de comodidades en el Cielo, mientras que sus compañeros lo pasarán más difícil en Cayo Bolaños.
Como una novedad en la mecánica es mucho, la organización volvió a deleitarnos con una entrega más de la prueba de apnea que tantas emociones nos trasmiten. Alejandro e Iván se colgaron los collares de líderes después de aguantar debajo del agua más tiempo que sus compañeros, lo que presumiblemente se repetirá hasta el final del concurso gracias a un reto que premia el aguante adquirido con el tiempo, sin dar la oportunidad a los demás concursantes de alcanzar la inmunidad con un juego en el que, quizás, estén más acertados.
Unas vez elegidos los capitanes, se pasó a la zona de nominaciones para determinar que
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