Mariví, una soltera de 'First Dates', tenía claro cómo tenía que ser su hombre perfecto. Sin embargo, la cita que el programa la tenía preparada distaba mucho de sus preferencias
En el 'First Dates’ emitido este lunes, 22 de enero, una de las parejas eran Mariví y Ramón. Y la cita no empezó con buen pie, sino más bien todo lo contrario. La mujer, de 62 años, dejó claro en su presentación el prototipo de hombre que iba buscando: "Lo que busco, yo creo que no lo hay. No lo encuentro. Es que, quiero un alto, tipo Bertín Osborne o Kiko Matamoros. ¡Quiero un tío así! Lo idealizo y luego no lo encuentro". "Que te coja un tío y que te empotre contra la pared… Ni yo tengo 20 años menos ni existe el tío que lo haga", añadió Mariví.
Sin embargo, cuando vio a Ramón, de 64 años, entrar por la puerta, su decepción fue más que evidente, pues ni tenía el físico ni la actitud que había descrito la soltera. Durante la velada, ambos se pusieron al día de sus cosas y parecía que la cosa iba bien. No obstante, la mujer se desahogaba con la cámara del programa: "¡Yo quiero un Kiko Matamoros! Kiko Matamoros ya tiene una novia espectacular y joven, y yo quiero algo como Matamoros, pero, claro, no tengo la edad de la novia".
"Quiero a un hombre que me empotre contra la pared", soltó la soltera, dejando atónita a su cita
Por el contrario, Ramón sí quedó encantado con su cita de 'First Dates' y no cesó de lanzarle piropos durante la comida. Incluso llegó a decirle que se sentía afortunado de haber dado con ella en esa cita a ciegas. Una confesión que obligó a la mujer a decirle realmente lo que pensaba de él: "Te voy a una confesar una cosa. Yo lo había pedido alto, delgado, con dinero…". El hombre, visiblemente afligido, la interrumpió con un "lo siento".
"Es muy difícil. Y si fuera más joven diría que me empotraran contra la pared", soltó ella, dejando a su pareja atónita ante lo que acababa de escuchar. "Ramón no está para coger peso. Porque ya te digo que no puede ya conmigo…", reflexionó ella ante la cámara.
Sin embargo, el momento más incómodo todavía estaba por llegar. Mariví le recriminó a Ramón el que no la hubiera dado un beso en toda la noche. Antes de revelar su decisión de volver a verla en una segunda cita, el hombre accedió a darle un pico. Pero ella, rápidamente, giró la boca, haciéndole una espectacular cobra. "Uy, perdón", se disculpó él, nuevamente abochornado al comprobar que ella no estaba por la labor de tener una segunda cita. "No es la persona que tengo en mi mente", le repudió la mujer.
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