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Crítica de 'The Bear': La adrenalítica hermana de 'MasterChef' se corona como serie del año

The Bear

FX

Disney+ ha estrenado esta semana la aclamada serie 'The Bear' en España. Una apuesta con la cocina como eje central, y que ha sido creada por Christopher Storer.

De cuando en cuando, llega una serie diferente que pilla a todo el mundo por sorpresa. No pasa muchas veces, pero cuando pasa, es casi mágico. Eso es lo que está ocurriendo con la serie 'The Bear'. Original de FX, esta nueva serie nos lleva al interior de una caótica cocina de un restaurante de Chicago. Ya hemos visto muchas películas y series sobre restaurantes, y si algo es común a todas ellas, es querer mostrar lo estresante que puede ser trabajar en los fogones. Pero 'The Bear' va un paso más allá. De hecho, va cinco pasos más allá. Porque su primer capítulo puede que se haya convertido en uno de los más agobiantes y estresantes que hemos visto en una ficción televisiva. 

Creada por Christopher Storer, la historia sigue a Carmen, un joven chef proveniente de la alta cocina, que decide regresar a Chicago para llevar el restaurante de sándwiches familiar. Sí, suena a ya visto. Lo sabemos. Pero nada en la serie 'The Bear' es ya visto.

Ya desde su magnífico capítulo piloto, y a lo largo de los ocho que componen la temporada, la historia no nos deja casi ni un momento de respiro. De hecho, el propio protagonista confiesa en una escena del segundo capítulo que lleva meses con problemas para respirar. Todo debido a la ansiedad que le producía trabajar en el restaurante que trabajaba en New York. Y eso es precisamente lo que nos pasa como público, porque la serie no nos deja respirar.

Pero eso es lo que la hace tan grandiosa. Porque te apabulla, te estresa, te golpea y no te deja levantar. Y, según avanza la historia, poco a poco, te va dando cada vez más momentos para poder tomar aire y volver a sumergirte una vez más. Porque todo es un fiel reflejo de la psique de su protagonista, de cómo necesita volver a encontrar su lugar en el mundo. Su paz interior. Su tranquilidad. Y para ello, tendrá que deshacerse de todo lo que había aprendido a lo largo de su vida. Enfrentarse a sus miedos, a sus fantasmas y, sobre todo, a su hermano, totalmente opuesto a él.

Jeremy Allen White, la gran sorpresa

El protagonista, Jeremy Allen White, da un auténtico recital creando el personaje de Carmen. Vemos su fragilidad, sí, pero también su fuerza, innata, que lucha continuamente por salir. Sí, es verdad que a la serie le sobra testosterona, sobre todo al comienzo de la temporada, pero consigue dejar eso atrás. Sobre todo gracias a Ayo Edebiri, que interpreta al personaje de Sidney, un acierto total, y que sirve de contrapunto para los gritos y locuras de Carmen y su hermano.

Todo el reparto está perfecto. Incluso tenemos cameo de Jonh Bernthal como Michael, en un momento crucial de la temporada. La naturalidad es tal que hay veces que parece que estemos viendo un documental entre fogones. O incluso un programa de ‘Pesadilla en la cocina’, esperando que aparezca Chicote en algún momento.

Y todo ello se consigue no solo gracias a un guión ingenioso, con una humanidad muy cercana. Sino también gracias al montaje. Pocas veces destacamos la edición en una crítica, pero aquí se merece un párrafo aparte. Podríamos encontrar algo cercano en la película ‘Whiplash’ de Damian Chazelle. De hecho, ya ha sido comparada con ella en varias críticas. Aunque no pueden estar más alejadas en la realidad, y en el mensaje que quieren transmitir.

Un montaje de premio

El primer episodio, los primeros diez minutos, son una clase brillante sobre montaje audiovisual, mezclando el estrés propio de trabajar en una cocina destartalada, al estrés de una gran ciudad. En este caso, Chicago. Y no deja de ser curioso que ese montaje tan adrenalítico se vaya perdiendo poco a poco según Carmen va poniendo en orden su vida. Hacia el final imperan los planos secuencia. Como por ejemplo, ese brillante monólogo del protagonista en su grupo de apoyo, consiguiendo un punto emocional al alcance de muy pocos.

La serie de ‘The Bear’ es una apuesta arriesgada, desde luego. Y no gustará a todo el mundo. Es probable que mucha gente la abandone en los primeros minutos, siendo incapaz de seguirle el ritmo a la historia. Porque hablan mucho y muy rápido. Casi como si estuviéramos viendo ‘The Newsroom’ pero con gritos continuos. Pero animamos desde aquí a quedaros. A que no huyáis por mucho que no os deje respirar. Porque estamos ante una de las series del año.

De cuando en cuando hay que premiar el riesgo en el mundo de la series. Y sobre todo si es un proyecto más modesto y que puede pasar desapercibido. Pero la serie 'The Bear' desde luego que no pasará desapercibida, y nos atrevemos a decir que copará los primeros puestos en las apuestas de la temporada de premios. 

Mención aparte se merece la banda sonora, que acompaña y completa en todo momento lo que vemos en pantalla. Y, sobre todo, el cuidado y el mimo con el que se trata la cocina. Hay momentos que incluso podrías oler lo que están cocinando los personajes. Se te hace la boca agua. Y conseguir eso es complicado. 

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