El motivo por el que la Justicia condena a Diego Arrabal y Gustavo González a esta desorbitada multa

La Justicia condena a Diego Arrabal y Gustavo González a este 'multazo' por Mariló Montero

Gustavo González y Diego Arrabal han sido condenados a pagar 340.000 euros a Mariló Montero por fotografiarla desnuda.

Malas noticias para los paparazzis Diego Arrabal y Gustavo González. Los colaboradores de 'Viva la vida' y 'Sálvame' han sido condenados a indemnizar a Mariló Montero y a una amiga con 340.000 euros por intromisión ilegítima en su derecho a la intimidad y el honor.

Hay que retrotraerse a la Nochevieja de 2015 cuando lagencia Código Press (Diegus SL) consiguió vender unas fotografías en las que aparecía Mariló junto a una amiga en topless en Maldivas y Bora Bora. Unas imágenes que se realizaron sin su consentimiento y por las que se llegó a hablar de la orientación sexual de la presentadora.

Tal y como publica El Confidencial, se trata de la mayor sanción por intromisión en el derecho a la intimidad y el honor de la historia judicial española. Hasta la fecha la cuantía más elevada eran los 310.000 euros; que el Tribunal Supremo impuso en 2012 al Grupo Zeta por publicar imágenes de la actriz Elsa Pataky semidesnuda mientras estaba posando para otra revista en una playa de la Riviera Maya. Se trata por tanto de un hecho que crea precedentes.

El fallo expone que la presentadora de televisión viajó con su familia a las Islas Maldivas entre los días 26 de diciembre de 2014 y 4 de enero de 2015. Allí, alquiló un barco para hacer submarinismo junto a sus hijos; y fue cuando los fotógrafos de la agencia de Arrabal y Gustavo le pillaron en pleno alta mar. Fue entonces cuando decidieron perseguir el barco y hacer fotografías a Mariló y sus hijos que posteriormente se publicaron en una revista.

Poco después, en Semana Santa de ese mismo 2015 Mariló viajó hasta Bora-Bora junto a una amiga de la infancia. Allí se alojaron en un hotel con playas privadas donde se supone que estaba garantizada su privacidad. Sin embargo, al volver de las vacaciones, se enteró de que le habían pillado mientras estaba haciendo topless junto a su amiga en la terraza del bungaló en el que se alojaban.

En esa ocasión, Mariló consiguió que un juez dictara medidas cautelares, lo que impidió que las imágenes salieran a la luz.  Sin embargo, según la resolución, “la agencia demandada hizo declaraciones a distintas revistas en las que no solo describían dichas fotografías, algo que casi las igualaba a su publicación; sino que se hacían insinuaciones sobre la condición sexual” de la actual colaboradora de 'Espejo Público'.

Gustavo y Arrabal recurren la sentencia

En el juicio, tanto Arrabal como Gustavo González alegaron que tanto las imágenes de las Maldivas con sus hijos como las de Bora-Bora con su amiga se tomaron en lugares públicos. Asimismo, se ampararon en el derecho a la información al considerar que Mariló era un personaje de gran relevancia social. Unos argumentos que el fallo no reconoce. "Partiendo de la base de que la señora Montero es una reputada periodista, con relevancia pública, y que por ello sus derechos pudieron verse en cierto modo limitados, lo que en absoluto debe soportar es una persecución sobre su persona destinada a la captación de su imagen en momentos de su estricta esfera privada, carentes del más mínimo interés público, para comercializar con su imagen, que es lo que ha hecho en el caso enjuiciado la mercantil demandada”, sostiene el juez en la sentencia.

“De ahí que entendemos (…) que se han vulnerado su honor, su intimidad y su propia imagen. Así lo ha entendido igualmente el Ministerio Fiscal”, se puede leer también en la resolución. En este sentido, el juez considera que las imágenes publicadas de Mariló eran en entornos privados. "La gran mayoría son escenas íntimas de la vida privada, como estar en pijama, o estar en una tumbona habiéndose desprendido de la parte superior del bikini; no en una playa, sino en lo que en aquel entonces constituía su domicilio, inviolable, protegido constitucionalmente", recoge.

Por último, cabe decir que la sentencia no es firme y que la intención tanto de Gustavo González como de Diego Arrabal es de recurrirla.

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