La crítica de la semana: Sobrevivir en tiempos de Netflix

ANÁLISIS DE AUDIENCIAS | Semana del 19 al 25 de marzo de 2018

Telecinco explota tres días a la semana el fenómeno ‘Supervivientes’ frente a la impasibilidad del resto de cadenas, que prescinden del directo para seguir ofreciendo televisión enlatada.

El consumo de contenidos audiovisuales a través de plataformas bajo demanda aumenta día a día su número de espectadores. La televisión tradicional tiene dos opciones: inmolarse frente a las plataformas online ofreciendo productos similares o sobrevivir a los tiempos diferenciándose de estas con la emisión de acontecimientos en directo. Informativos pegados a la actualidad, retransmisiones de eventos deportivos o programas de entretenimiento en directo son las patas sobre las que debería apoyarse el medio para perdurar en el tiempo. Digamos que Telecinco es la cadena que tiene más clara esta máxima, supera ampliamente en horas de directo a sus competidoras, que parecen ancladas en modelos de producción que poco favorecen al consumo televisivo que requiere el Siglo XXI.

Después de unos meses poco prolíficos en telerrealidad, la llegada de un nuevo reality a Telecinco ha sido la ocasión perfecta para inundar de nuevo su parrilla con entretenimiento en directo. Tres noches a la semana para ‘Supervivientes’, que lejos de aborrecer a la audiencia, le regala a la cadena el liderazgo en la franja nocturna todos los días que se emite el reality. Sandra Barneda con el debate lograba un buen 16% de share el pasado domingo y Jorge Javier Vázquez superaba el 20% el martes y el jueves. A esto se le llama rentabilizar un formato, aprovechar hasta la última gota de contenido en la isla para centrifugarlo en plató con colaboradores hambrientos de cámara. Crear una realidad paralela en Honduras, un mundo exclusivo al que el espectador solo puede acceder conectando con Telecinco. Una experiencia televisiva pensada para ser consumida en el mismo instante en que se emite, una apuesta para reivindicar la pequeña pantalla tradicional frente al bocado cada vez más grande de las plataformas digitales.

El formato viene siendo un calco de las últimas ediciones, nadie se esforzó para darle la vuelta a un contenido que sigue funcionando como un tiro año tras año.  El tándem de presentadores al frente conjuga los tonos que requiere el formato con maestría; Jorge Javier tira de su versión más ácida para levantar el ánimo mientras que Lara Álvarez no descuida una coma para ser la alumna perfecta bajo el sol hondureño. El gran peligro de esta edición no está ni en la presentación ni en un equipo de producción que funciona como un engranaje perfecto. La gran duda está en un casting de concursantes que por el momento no deja entrever grandes tramas. No se asoma ni la excentricidad de Sonia Monroy, ni el desequilibrio emocional de Alba Carrillo ni la maldad adictiva de Aida Nízar. Tras una semana de concurso vemos seres humanos poco avezados en el lenguaje televisivo, gente corriente con más ganas de vivir la experiencia que de hacer carrera televisiva. Pueden ser grandes concursantes para un reality de supervivencia al uso, pero algo descafeinados para el tipo de show al que nos tiene acostumbrados Telecinco con este formato.

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