¿Merece la pena ‘Viva la vida’?

Hace poco más de dos meses que Mediaset nos invitaba a vivir la vida junto a Toñi Moreno. Esto se producía semanas después de que el grupo dirigido por Paolo Vasile decidiera sorpresivamente poner punto y final a ‘¡Qué tiempo tan feliz!’, el magazine presentado por María Teresa Campos en las tardes de los fines de semana. El cambio ha sido más que notable y aunque Telecinco ofrezca ver el programa de Moreno dos veces en semana, ¿ha sido necesario esta variación en la parrilla? Muchos se lo preguntan y la respuesta es simple y directa: no.

El nuevo programa tiene un gran defecto y es que pretende imitar en demasía a su predecesor y unir la esencia de este a la del buque insignia de la cadena, ‘Sálvame’. Por todos es sabido que jamás una copia fue mejor que la original, pero si encima se mezclan dos programas con una esencia propia y característica como a los que ‘Viva la vida’ se quiere amoldar, el resultado es una amalgama de estilos que no se sostiene. A esto le añadimos el conjunto de colaboradores que no consigue enganchar a la audiencia del todo, además de también intentar seguir el patrón de la corrala de Jorge Javier Vázquez.

Otro de los puntos fuertes con lo que contaba ‘¡Qué tiempo tan feliz!’ era su presentadora, María Teresa. La presencia de la mayor de Las Campos era un gancho importante para varias generaciones que han visto a la presentadora malagueña en pantalla prácticamente toda su vida, por lo que verla capitaneando al variopinto conjunto de colaboradores subida a esos andamios que llevaba por tacones, producía más ternura que incomodidad, ya que a pesar de todo la figura de la novia de Bigote se excedía en ciertos puntos. Todo lo contrario pasa con Toñi, pues la presentadora viene de un formato totalmente opuesto que no caló lo suficiente en la audiencia como  para tener una opinión formada de la presentadora y un enganche que asegure su nombre como sinónimo de éxito en al menos las semanas iniciales. Estar a la sombra de una figura como María Teresa le ha pesado a la nueva presentadora, pues hay muchas veces que confunde su rol de conductora con el actriz sobreactuada que se limita a leer el guión y a hacer televisión de manera poco natural.

El contenido del programa no ayuda tampoco a atrapar a la audiencia, pues son solo pocos los invitados con gancho con los que el loft en el que se desarrolla la acción ha podido contar. De la mano del poco interés que los invitados suscitan, va el largo y pesado desarrollo de las entrevistas a las que son sometidos. Esto ha sido notorio en las audiencias, pues mientras que en la época baja del programa de María Teresa el share bailaba en torno al 10 y el 12 %, el programa sustituto solo ha anotado la doble cifra en tres ocasiones.

Por lo tanto, podemos darnos cuenta de que el sacrificio de ‘¡Que tiempo tan feliz!’ ha sido totalmente en vano, siendo difícilmente recuperable la estela por ningún otro programa. Y no, no es culpa de Toñi Moreno  y compañía, es que el programa que daba voz a los Supersingles es ya historia de la televisión.

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