Soy Rosa se estrena con un 0,9% con su primer capítulo en TEN. Supera así la media de la cadena que cosecha el 0,5% del share, dato que marcó con la segunda entrega. El hashtag #SoyRosaEstreno se colocó durante la emisión en los primeros puestos de Twitter.
Rosa López lo ha vuelto a conseguir. Aunque puede resultar un dato testimonial si lo comparamos con las grandes cifras de otras cadenas, para TEN resulta más que destacable. Han logrado estar a la altura en audiencia con otras cadenas de su mismo espacio. Y es que, Rosa López, Rosa, como quiere que se le conozca, despierta una cercanía que atrapa. Ya no quiere ser conocida ni como Rosa de España, ni la triunfita, ni la gorda, ahora es Rosa. Así lo reiteraba en las promociones. Directa, sin ambages. Naturalidad ante todo.
Precisamente eso es lo que quería mostrar en este reality. Palabra que deberíamos empezar a revisar, ahora que estamos asistiendo a una saturación de este tipo de formatos. No lo denominaría reality en este caso, ni docureality como insistían en llamar a Las Campos, quizá sería más apropiado bautizarlo como Reality Dates. Porque sí, hay una dosis evidente de realidad en tanto en cuanto asistimos al día a día de Rosa en este caso. Pero, sin embargo, no podemos obviar que se trata de una realidad estructurada, preparada y producida. Ni cuando veíamos escenas cotidianas parecían de verdad. Ni tan siquiera cuando dormía, que la cámara la enfocaba como si hubiesen pasado la noche con ella y de repente la pillasen en un renuncio con la cara sobre la almohada, y se sobresaltase a escuchar la alarma, ni tan siquiera ahí parecía real.
Pero, ¿qué importa? Quizá los tecnicismos, las etiquetas para acabar encasillando un formato es lo menos importante. Al final aparece Rosa que es naturalidad pura. Lo mismo da si lo hace dentro de un formato guionizado, ella genera una empatía por encima de cualquier producción. Vimos a una Rosa en construcción. Se encuentra en su mejor momento, plena, madura, más segura, capaz de reírse de sí misma. Hemos asistido, y seguimos haciéndolo con este programa, a la evolución personal y profesional de Rosa.
Puede parecer en varias ocasiones que se trata de una campaña de marketing para vender su regreso a la música. Pero es que su nuevo disco forma parte de su cambio. Es un punto y aparte de esta nueva Rosa. Es inevitable que esté presente. Además, vemos precisamente a la cantante pisar con fuerza para lograr que "Al fin pienso en mí" acabe imponiéndose como single. Porque es suya, la ha escrito ella y explica a la perfección su recorrido hasta este punto de renacimiento profesional.
Aun así, seguimos viendo en ocasiones su sempiterna inseguridad, una excesiva dosis de agradecimiento al mundo en detrimentro de sus propios logros. Porque aunque al fin piensa en ella, no puede dejar de alabar a todo el que le rodea como artífices de su cambio. Todos le hacen ser mejor persona, todos le han ayudado mucho, todos le han aportado mucho, pero no termina de valorar que ella también ha ayudado a muchos, y que ha aportado a muchos, en primer lugar a sus seguidores. A veces su discurso se contradecía poco después, pero forma parte del proceso. Todavía necesita ser consciente de que todo lo logrado y conseguido también es fruto de su trabajo, su generosidad, su naturalidad, su cercanía y su indudable talento.
Rosa volvió a enganchar, como lo hizo hace quince años. La gente la quiere, es una evidencia. Da igual que asistamos a un reality dates, un docu reality o a la Botica de Rosa, la gente va a estar ahí incondicionalmente. Y eso no lo consigue todo el mundo.
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