OPINIÓN | Lo que se le propuso a Bertín si todo iba bien

 
EL PORQUÉ DE LAS COSAS CATÓDICAS | Por JESÚS CARMONA.  

Muchos columnistas y gente del medio ya redactaron un artículo estándar y fatalista cuando TVE anunció el estreno de ‘En la tuya o en la mía’. Actuaron como una especie de obituario cargado de dolor fingido, lágrimas y flaqueza económica. Pero no. No pudieron refocilarse, todo lo contrario: se dieron de bruces contra el mayor éxito del canal público en los últimos tiempos. Después de meses y meses en los que TVE se había arrellanado en un humilde y claustrofóbico 10% de cuota de pantalla, Bertín Osborne le dio fuelle e interés a la noche de los miércoles. Ya se lo confió a Mariló Montero durante su charla: la vida es el momento. Y el cantante supo asirlo a tiempo y aceptar una oferta que tiene vestigios de agigantarse.

Para aquellas personas que hemos nacido en los noventa, Osborne –lejos de su perfil ‘rosa’- se nos presenta como un señor neblinoso, con ojal, con trajes de señor andaluz, pelo engominado, ademanes seductores, pero muy dirigido a un público naftalino y de mediana edad. Muy afín a esas galas eternas presentadas por Ana Obregón en las que todo eran bailes, sonrisas, poquita ropa, mucha piernaza y rusos con un atractivo endiabladamente irresistible. Pero esa percepción ha cambiado: Bertín mola. Mola mazo.

Han sido astutos los del ente público. Durante un tiempo quisieron enfangarse en ese pasado esplendoroso en el que eran los líderes, pero no terminaban de conectar con ese público, ya muy disperso. Y un día, de esos que no se planifican en exceso, visita Bertín Osborne TVE por otras causas, y tras ser entrevistado reclaman su presencia en un despacho de altos vuelos.

Me aseguran que la propuesta fue clara: te queremos con nosotros para que charles con personalidades desde un punto de vista campechano y distendido. Y se algodonó la oferta con frases estimulantes tales como: “Sólo tú puedes ayudarnos”. Y me siguen contando personas que oteaban por allí que Osborne respondió: “Me apetece mucho, contad conmigo. Pero vamos a acordar los temas contractuales” Ahí fue cuando mis chivatos vieron que el mandamás se desanudó un poco la corbata, se estiró para atrás en su silla de cuero ribeteado y habló de condiciones. Vino a decir algo así como: “Tu sueldo, señor Bertín, oscilará dependiendo de la audiencia del programa. Cada semana, iremos charlando, pero no te preocupes que quedarás contento”.

Y como en televisión todo funciona a lo grande, le hicieron un paquete profesional al cantante: comenzará con este proyecto y contará con galas en Navidad y, por qué no, despedirá el año en la Puerta del Sol. Esto último fue recibido con sentido del humor por parte del cantante: “Ya veremos, Anne lo hace muy bien. Me he acostumbrado a estar con la familia”.

Ahora he leído por ahí que Osborne está pululando por las dulces mieles del morbo, y está soltando píldoras interesantes sobre una persona a la que quiere entrevistar. Lo hará, pese a lo polémico del perfil. Todo el mundo quiere sentarse con él. Atrás se quedó el ‘Chester’ y la oscuridad de un Risto Mejide en horas bajas, ahora la moda es Bertín. Cuando cierre temporada imagino que habrá una comida campechana con los jefes en la que se afinará más esa lluvia de proyectos navideños. Eso sí, Bertín, ándate con ojo que seguramente algunos medios afines a lo verde querrán saber quién paga la cuenta, qué os pedís y medirán el grado de manipulación que tiene TVE. Y lo mismo te quemarán en la plaza pública por facha.

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