OPINIÓN | El día que Sandra Barneda se pasó de lista

 
EL PORQUÉ DE LAS COSAS CATÓDICAS | Por Jesús Carmona.

 


A veces vivir por encima del bien y del mal, sobreprotegido, algodonado y embadurnado por un buen padrino, es contraproducente por aquello de que te distorsiona la realidad en la que vives y te hace creerte el puto amo. Eso mismo le pasó hace unos días a una chica mona que hace televisión, llamada Sandra. Se apellida Barneda y lleva tiempo apoltronada en el mundo Telecinco por su buen hacer. Es una gran profesional, lo que pasa que de un tiempo a esta parte ha tenido mala suerte con aquello que ha conducido. Y Mediaset, que otra cosa no, pero tiene un olfato especialmente fino para detectar el arte, no quiso perderla y creó un programa llamado Trencadís, en colaboración con 8Tv. Y, claro, ahí remaron todos a una porque aquello tuviera éxito. La cobertura, buena, estaba garantizada. Y Sálvame, solícito, la prestaba con amor.

Hubo un tiempo, unas semanas, en que todo eran parabienes, jotas y sardanas, saludos afectuosos y buenrrollismos catalanes. Pero un día, lúgubre y triste, Barneda estaba tan venida arriba, exultante y pletórica, que se resbaló con un plató especialmente húmedo, y se partió la crisma cuando notó que Jorge Javier comenzaba a torcer el morro desde Fuencarral. Para que entiendan todo esto tengo que explicarles que aunque dentro de Mediaset hay protegidos y protegidas, en ‘Sálvame‘, con dosis, aún se respira cierta autonomía y libertad de expresión.

Belén Esteban iba a participar gustosamente en el programa de Barneda con un tema político como telón de fondo, por aquello de arrimar el hombro entre todos para que la chica mona se reboce de nuevo con el éxito. Pero figuraos qué contrariedad más grande que nadie quería sentarse a departir con la mayor figura mediática de España. ¡Cáspitas! Eso es injusto a todas luces, y hasta tiene cierta connotación humillante para con Belén Esteban. Y Barneda, buena y disciplinada alumna Mediaset, con dos matrículas de honor y tendenciosidad, no consideró otra forma de comunicarlo que en directo con ‘Sálvame’.

Sabía que no lo iba a tener fácil, que iba a ser desagradable, que traería consecuencias, pero la curva de la audiencia estaba  en un pico astronómico, se había cebado que algo tenía que comunicársele a Esteban. Era un momento álgido, y el show debía continuar, arrollándolo todo. “Me vas a contar una cosa que no me va a gustar nada, Sandra. Y te la voy a rebatir”, abría fuego Vázquez con cara de mala hostia y mirando hacia el control de dirección. “Has entrado como un miura, y aún no sabes lo que voy a decir”, respondía Sandrita sacando a la luz su artillería pesada y haciendo ver que no se iba a achantar en la refriega.

Tras contarle a Belén la debacle mundial, Jorge Javier vuelve a cortar a Barneda: “Te vuelvo a decir que esta información es innecesaria y coloca a Belén en una posición muy mala”, reprendía.

Toda esta lucha dialéctica se sucedía mientras la damnificada se atusaba el pelo como sólo ella sabe hacer, ponía gestos de enfado y cerraba los ojos y sacaba la lengua. Se enfurecía por momentos, y me aseguran que en un momento dado, escupió: “Me voy a callar porque la vamos a tener gorda”. Cuando se cortó la conexión, y acabó el programa, no terminó precisamente el enfado morrocotudo de Belén, que perdió las formas entre bambalinas, sentenciando  y crucificando, ante lo que ella estima que es una humillación mediática y llevada a cabo con mala baba y a conciencia. “Verás como esto es la última vez que pasa”, aseveró mientras abandonada las instalaciones de Telecinco.

Sandra, te has pasado de lista. Y ahora recogerás lo sembrado. ¿Volverán las conexiones en directo? Tic, tac, tic, tac…Venga, que sí. El show, recuerden, debe continuar.

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