«La Voz»: Los secretos del formato de éxito que sigue reinando

‘La Voz’ continúa con su buena racha anotando un 24,6% de share (3.722.000 espectadores). Le sigue muy de cerca la serie ‘Isabel’, que registró un nuevo máximo con 19,5% de share y 3.758.000 espectadores, robándole medio punto al talent musical de Telecinco. Antena 3, aún lejos de conseguir tan buenos resultados, marcó un 15,4% y 16,7% con su doble capítulo de «La cúpula».

«La Voz» se está convirtiéndo en todo un fenómeno de masas. Además de arrasar en audiencia, es el programa más comentado en Internet con una media de 234.524 comentarios por emisión.

¿Por qué la Voz si triunfa y Operación Triunfo tuvo que cancelarse?

Viendo los maravillosos resultados de audiencia me resulta imposible no hacer memoria y recordar la cancelación de «Operación Triunfo» en el año 2011. A pesar de que muchos culpaban a Pilar Rubio del fracaso del programa, soy de las que pienso que por mucho que la presentadora compartiese nivel intelectual con una mosca, el desgaste fue el verdadero culpable del fracaso. «Operación Triunfo» ya llevaba muchos años en pantalla y cantar en un escenario ya no despierta ningún interés. Entonces, ¿Qué tiene «La Voz» que no tuviese «Operación Triunfo»? ¿Cuál es el secreto del éxito de este programa?

Hasta la llegada de «La Voz», los demás talents musicales (‘Operación Triunfo’, ‘Tú sí que vales’, ‘Factor X’,…) se encargaban de formar a un grupo de cantantes sin dejar de repetir lo complicado que era triunfar en el mundo de la música. Risto, con sus sarcasmo y sus verdades sin maquillar, marcó un antes y un después en el mundo del show musical. La audiencia estaba más interesada por las valoraciones del jurado que por las actuaciones de los concursantes. Pero lo que todos tenían claro es que triunfar en la música era difícil y que el mundo real era mucho peor de lo que los jurados pudiesen opinar de los concursantes.

Risto carga contra uno de los concursantes de «Operación Triunfo»

Los «coach» sustituyen el viejo concepto de jurado


Quizás la crisis de optimismo por la que estamos pasando tenga algo que ver, pero la tendencia en «La Voz» es totalmente diferente. El jurado ha desaparecido. Ahora tenemos a los «coach», algo que hace sufrir menos a los concursantes y más a todos los que no sabemos inglés. Para los «coach», los concursantes de la Voz son siempre maravillosos y estupendos, aunque desafinen más que el gato de mi vecina. Todos tienen una gran técnica y una gran voz. Si el «coach» no se da la vuelta es porque tiene una buena excusa: «Los nervios te han fallado» o «Cantas muy bien pero ahora mismo no es lo que busco en mi equipo». ¿Acaso en ocasiones no sería mejor decir que tienen más futuro como peluqueros de gallinas que como cantantes? Pues no, la benevolencia de los «coach» no tiene límites.

«La vida es así, no te preocupes» decía anoche Rosario a uno de los concursantes que no fue elegido. David Bisbal remataba con un: «Sigue presentándote. Las desafinaciones son de nervios nada más, pero sabemos lo que puedes dar». El peloteo en «La Voz» ya es parte de su esencia. La batalla dialéctica para llevarse a un concursante a su equipo es uno de los momentos que vale la pena ahorrarse, por vergüenza ajena más que nada. Soy partidaria de que los famosos se involucren con el formato, pero siempre existe un límite. Queridos Bisbal y Orozco, no hace falta levantarse de la silla y señalar con el brazo cada vez que os dais la vuelta. También quiero pensar que al público le han regalado algo más que un bocadillo de jamón por ponerse de pie y aplaudir como locos al primer acorde.

Antonio Orozco celebra la incorporación de un concursante a su equipo 

También llama la atención en este programa su cada vez más semejanza a programas como «Hay una cosa que te quiero decir». Los dos formatos de Telecinco ya no solamente comparten el apellido del presentador, sino también las ganas de vender historias personales trágicas. Me asusta el gran número de concursantes de «La Voz» con un padre o madre fallecidos siendo niños. Para todos, la música ha sido una vía de escape de sus problemas y llegar a la “Voz” les supone una bendición. Así que, futuros aspirantes a ser la Voz, si tenéis una vida normalita, lo tenéis crudo.

«No me veo en otro oficio que no sea el de la música», decía uno de los concursantes antes de actuar. Así es el país de las piruletas que la Voz ha creado. Unos concursantes que creen que se van a comer el mundo y unos coach que alimentan su ego con palabras bonitas y verdades a medias. Pero no nos engañemos. El mundo de la música no es tan fácil cómo lo vende el programa. Cada vez se venden menos discos y los éxitos obtenidos gracias a programas de televisión son más fugaces. ¿Acaso alguien recuerda al ganador de la edición pasada de «La Voz»?

Rosario, atenta a una de las actuaciones


«La Voz», un formato de éxito

No se puede negar que lo de los asientos giratorios tiene su gracia y que el hecho de que las actuaciones sean cortas y variadas es un punto a su favor, pero el verdadero éxito del programa se basa en la creencia de un mundo mejor. Esto no quita que hayan concursantes que tengan una voz privilegiada y unas ganas inmensas de triunfar, y que, quizás, algún día incluso logren un Grammy. Pero lo cortés no quita lo valiente. La televisión ya nos ha vendido que en «Mujeres y Hombres» se puede encontrar el amor, que los problemas con tu hijo se solucionan con un «Hermano Mayor» o que puedes ser un gran bailarín en «Fama, a bailar». Ahora «La Voz» nos hace creer que, con ganas y talento, triunfar en la música es posible. ¿No es más bonito vivir así que haciendo sufrir a los concursantes?

A pesar de todo, «La Voz» no miente. Ellos prometen éxito a quien sea la Voz, pero es un éxito que, desgraciadamente, durará lo mismo que el programa, tres meses. ¿Y después? Pues ¡que les quiten lo bailao!

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