Radiografía a ‘La que se avecina’: Lo mejor y lo peor de la temporada que se mudaron a Contubernio

La que se avecina
La que se avecina

Analizamos al completo la decimotercera temporada de ‘La que se avecina’ tras ofrecer su desenlace. Una tanda muy simbólica, marcada por su mudanza al nuevo edificio, Contubernio 49.

Desde que en 2019 Alberto Caballero lanzase a los fans aquella famosa encuesta en Twitter preguntando por el destino de Mirador de Montepinar, la urbanización más famosa de la televisión, todo sobre el futuro de ‘La que se avecina’ era una incógnita. En aquel momento, los rumores sobre una mala relación entre José Luis Moreno y sus sobrinos, el mencionado y Laura Caballero, apuntaban a que el destino de la comedia estaba en el aire. Todo ello debido a que Moreno era por aquel entonces el dueño de los estudios en los que durante 11 años se rodaron las primeras 12 temporadas de ‘La que se avecina‘.

Las opciones que el creador de ‘LQSA‘ planteaba para continuar la serie en aquel referéndum online eran tres: «Reproducir Montepinar», «Mudarles a otro edificio» o «Spin-offs varios». De entre los casi 14 mil votos, la opción preferida, con un aplastante 69,9% era la segunda. Es decir, los usuarios votaron con mayoría absoluta mudar a los alocados vecinos a un nuevo inmueble. Y dicho y hecho, el 23 de julio de 2020 el creador de la ficción lo hacía oficial: «Vale, pues nos llena de orgullo y satisfacción confirmaros que habrá T13 de LQSA, en un edificio nuevo, con nuestros personajes históricos y algunos vecinos nuevos. Grabaremos a lo largo de 2021, que ahora toca descansar un poco».

Ahora, más de dos años después de aquel anuncio que conmocionó a los fans, y tras haber finalizado la emisión de la temporada 13 en Amazon Prime Video, toca hacer balance de la primera temporada de ‘La que se avecina’ en el nuevo edificio, Contubernio, 49. Una tanda que ha hecho viajar al pasado a través de guiños a los seguidores más fieles y a aquellos más novatos: hemos descubierto a un total de 13 nuevos vecinos, donde el patio del vecindario ha vuelto a ser un vecino más. También hemos visto de nuevo a gente paseando por las aceras, y la portería ha renacido con un inquilino dentro. A su vez, los rellanos se han empequeñecido con respecto a Montepinar, pero se han duplicado en interiores y exteriores.

Porque la decimotercera temporada de ‘La que se avecina’ se ha reinventado con éxito para seguir dándonos vida, risas y algún que otro disgusto. La producción ha escalado varios peldaños en los aspectos audiovisuales y frescura gracias a sus novedosas tramas, localizaciones y personajes, y nos ha regalado numerosos momentazos que analizamos extensamente a continuación:

LO MEJOR

EL NUEVO EDIFICIO

La joya de la corona de esta decimotercera temporada es, como no podía ser de otra forma, su nuevo edificio. A nivel técnico, cabe señalar el salto cualitativo que da, y es que los estudios que lo albergan se componen dos platós de 1.500 y 800 metros cuadrados, acompañadas además por un decorado exterior real que recrea la fachada y la calle donde está situado el inmueble. Fue el pasado 4 de octubre cuando El Televisero pudo visitar las instalaciones, en un tour con el que quisimos mostrar todos los rincones de estos platós.

En lo narrativo, el nuevo edificio es de corte señorial, lo que nos traslada inmediatamente al Barrio de Salamanca de Madrid. Esto aporta una frescura, renovación y enriquecimiento a las tramas, que llevaban tiempo un tanto enfrascadas en aventuras surrealistas dentro del propio Montepinar. Y aunque es imposible no acordarte de la fachada de Desengaño 21, lo cierto es que por dentro todo cambia, desde el momento en el que hay una escalera interior y otra exterior, y cada una viene a adelantar el estatus de sus inquilinos, y lo que ello conlleva.

Es cierto que lo largo de los ocho episodios no hemos podido disfrutar bien de todos los rincones de este nuevo edificio, pero tenemos que tener paciencia pues recordamos que hay ya firmadas dos temporadas más de ‘La que se avecina’, la catorce y la quince. ¿Descubriremos garajes, sala de contadores o algún que otro recoveco insospechado?

EL TÁNDEM MENCHU-FINA

¡Radiopatio ha vuelto! Y sino, que se lo digan a la propia Loles León, que, en esta tanda de ‘La que se avecina’, Menchu ha sido capaz de hacernos disfrutar literalmente del cotilleo vecinal al que nos tenían acostumbrados Marisa, Concha y Vicenta en ‘Aquí no hay quien viva’. Junto a Fina (Petra Martínez), las dos vecinas han movido todos los hilos de la comunidad a la perfección, agitando la trama del diario del portero hasta la saciedad, cual salseo en Instagram; robando máquinas en clínicas; chantajeando a la presidenta; o, incluso, colándose en la tumba del hijo de Noelia. Todo ello, a través de mirillas y sentadas en sillas plegables en el portal del edificio. Y mis dieces.

LA ENEMISTAD ENTRE VICTORIA FEDERICA Y NOELIA, Y BRUNO COMO TERCERO EN DISCORDIA

A diferencia de Marisa y Vicenta, las dos hermanas mayores de la Calle Contubernio, 49, son enemigas. Y vaya puntazo, porque cada cual es más distinta que la otra. Mientras Victoria Federica se dedica a airear su faceta de aristocráta, amiga de celebridades como la propia reina consorte, Noelia está encerrada en su piso, a consecuencia de un pasado que le atormenta y que le ha repercutido hasta el punto de padecer un trastorno mental. Un pasado en el que le robaron a su hijo recién nacido, Adolfo Faustino, y que terminamos por conocer que fue entregado por su padre a su propia hermana, estéril. Esas escenas en las que coinciden, con esa música de infarto de fondo, son lo mejor de la temporada. Por otro lado, la diferente relación que ambas mantienen con Bruno, ha hecho brillar a cada cual más.

LES CHIQUES

Y quienes sí son la esperanza de esta nueva etapa de ‘La que se avecina’, a pesar de su tímida carta de presentación, son LES CHIQUES. Aún con conversaciones un tanto estereotipadas que buscan reflejar cómicamente a una parte de la generación Z y millenial, Karma (Álex Delacroix), Giorgi (Jaime Riba) y Andy (Elisabeth Larena), junto a Julia (Ainhoa Larrañaga), la hija de Greta han dejado perlitas en algunas de sus tramas, como en la que tratan de oculkar a Greta que viven tres en el piso. ¡Queremos saber más sobre sus vidas y sobre su convivencia de piso! Queremos a unas nuevas Alicia y Belén que nos hagan reír tanto como ellas, sin necesidad de imitarlas, porque estos tres personajes tienen personalidades que son una bomba. Y por qué no decirlo, porque rebajan la edad de la ficción, un tanto envejecida en esta última temporada.

LA CAFEBRERÍA

No podía faltar. El club de los leones, antiguo el consejo de sabios, ahora transformado en la cafebrería de Bruno, de lo mejor de la temporada. Un espacio donde conjugar partidos de fútbol y recitales de poesía. Lo que es el centro de la capital, en toda regla. A diferencia de lo que sucedió con la antigua peluquería de Araceli en la mudanza a Montepinar, la cafebrería sí funciona como lugar de recreo y de creación de más tramas. Y además, que todos los vecinos, hasta los de otros edificios, puedan participar de él, a diferencia de lo que ocurría en el Max & Henry, deja la puerta abierta a que se amplíe el universo de este vecindario tan loco. Queda ya para la historia ese final de temporada en el que Victoria Federica y Noelia tienen en este local la batalla definitiva por su hijo, aparte del momentazo en el que la Marquesa reúne a una serie de «amigos» que le reclamen dinero. Fantasía.

LOS VECINOS DE SIEMPRE

Sin llegar a lucir como las dos vecinas anteriores, no podemos dejar de poner en valor el gran esfuerzo de los guionistas por mantener vivos a históricos personajes como Maite, Fermín Trujillo, Antonio Recio, Amador o Berta. En este orden, los personajes han sido los mejores de la presente temporada de ‘La que se avecina’, a pesar de, como decimos, tener que buscarles la enésima vuelta a sus tramas.

Nos encanta la nueva vida de Maite Figueroa en el centro, y cuanto más cerca está de una vida acomodada, más luce y nos divierte. Igual le pasa a Fermín Trujillo, que brilla más al lado de vecinos a los que incomodar y ampliando la lista de mujeres a las que se empotra que al lado de una Raluka híper repetitiva y caricaturizada a sí misma y de un Bruno con el que en ocasiones no parece tener el feeling que tenía con Estela, Lola o Vicente.

Por su parte, hay que remarcar el gran hilo conductor entre Mirador de Montepinar y Calle Contubernio, que en esta ocasión han sido Antonio Recio y Berta Escobar, interpretados por Jordi Sánchez y Nathalie Seseña, como en su día lo fueron José Luis Gil e Isabel Ordaz. Respecto a este último, es evidente el vacío que ha dejado su ausencia en ‘La que se avecina’ y del que solo podemos pedir su recuperación y su regreso porque Enrique Pastor es y debe ser inmortal.

Pero volviendo a las tramas de Berta y Antonio, solo podemos decir cara y cruz, respectivamente, y es que sorprende gratamente que la primera se haya atrevido a dar un paso al frente y trabajar como barrendera. Hay un camino por explorar en este sentido y que saca al personaje de la sombra de su marido y de esa sensación repetida del espectador de verla sufrir por él. Otro gran sí es la amistad que mantiene Berta con les chiques.

Otra relación que nos ha gustado es la que tienen Amador y Agustín como compañeros de piso y que, aunque ya la habíamos visto antes, no deja de divertirnos. En este sentido, ha sido muy positiva la participación de Carlota Boza, que ha supuesto un conflicto entre ellos una vez Agustín se suscribe al Only Fans de la hija de Amador y acaba enamorándose de ella. Una locura fascinante.

EL DIARIO DEL PORTERO

Ha sido la comidilla de los vecinos y de los espectadores de ‘La que se avecina’. La agenda del antiguo portero ha marcado el día a día del edificio y ha sido todo un acierto a lo largo de los ocho capítulos que componen esta decimotercera temporada. Una trama que ha servido para hacer brillar a aquellos personajes que lo tenían más difícil, como Greta y Victoria Federica; e incluso a aquellos otros que están pasados de vuelta, como Fermín. Y mientras, la hija de la presidenta, traficando con el propio diario a cambio de dinero. Maravilloso.

EL GRUPO DE WHATSAPP DE LA COMUNIDAD

Si algo tenía que tener la mudanza al centro de Madrid, es que por fin se despeja la duda de que la comedia está ambientada en la capital de España, gracias a algunos planos de la propia Gran Vía y de alguna que otra boca de metro. Y con ella hemos visto patinetes por las aceras, un Airbnb en el edificio, la cafebrería de la que hablaremos después o el propio grupo de Whatsapp de la comunidad.

Qué hubiera sido de las Supernenas de Desengaño 21 si hubieran tenido grupo comunitario. ¡Virgen santa! Pues lo hemos podido comprobar gracias a Fermín, Menchu, Fina y compañía, que han servido risas y, nuevamente, verdad. Porque si antes decíamos que Les Chiques aportaban frescura y juventud al edificio, los hermanos Caballero han hecho muy bien al reflejar el manejo de redes sociales de las personas más adultas, fascinadas, inocentes y torpes con estas tecnologías, pero sin duda las más peligrosas.

A MEJORAR

TRAMAS AGOTADAS

Aunque sabemos que Antonio Recio y Amador deben ser inmortales, no todo ha sido bueno en su mudanza al centro de la capital, y es que, da la sensación que ni la cárcel, ni los divorcios, ni las muertes ha provocado un mínimo cambio en ellos. Ni para bien ni para mal. Decimos esto porque sus llegadas a Contubernio 49, han traído con ellos las mismas tramas y actitudes que tenían en Montepinar. Amador comenzando en un nuevo trabajo, cagándola y siendo despedido; fracasando con las mujeres y los amigos; y llamando putón a Maite y despreocupado de sus hijos. Cero sorpresas.

Por su lado, la historia de Antonio Recio en el nuevo edificio no ha sido muy diferente de la trayectoria que llevaba en el inmueble situado en Ave del Paraíso, 7. Al margen de su salida de prisión, Antonio ha tratado de ser presidente a toda costa, ha querido matar, literalmente, a su suegra, ha abandonado a Berta, y ha perseguido reabrir su pescadería. Todo ello entre calambrazos, chantajes, chivatazos y muletillas ya conocidas y agotadas y que, si bien disfrutamos de él en cualquiera de sus versiones, la verdad es que con la llegada de nuevos personajes nos hubiera gustado conocer una nueva cara del pescadero.

Qué época aquella en la que Antonio y Berta, por un lado, y Amador y Maite, por otro, hacían piquetes únicos acosando a vecinos, sin tramas necesariamente surrealistas y sin soltar la misma muletilla en cada escena.

LA PRESIDENTA DE LA COMUNIDAD GRETA

Junto al edificio, la gran intriga estaba en conocer quiénes serían los nuevos vecinos de Antonio Recio y compañía y, aunque su presentación ha sido un poco descompensada con respecto a los veteranos, ya podemos decir que muchos de ellos son un gran sí y otros van camino de ello. Hablamos, en primer lugar de Greta, la presidenta de la comunidad de vecinos, que si bien es cierto que por su carácter frío y disciplinado no se logra empatizar con ella a lo largo de la temporada, lo cierto es que su arco lo tiene todo para llegar a ser una desequilibrada más, de las que nos gustan, de las que deja sus complejos afuera. Como Paloma con Natalia y Juan Cuesta. Pero que sea rápido porque si no querremos que acabe como la madre de Berta.

VICTORIA FEDERICA Y LOGI

Otra de las vecinas que ha ido de menos a más ha sido Victoria Rafaela Balmaseda de Unzeta y Téllez-Girón, marquesa de Francavilla y Sacromonte. Esta aristocrática, histórica del edificio en el que reside, se ha visto en el ojo del huracán con la llegada de los nuevos inquilinos. Y aunque en un futuro le exigimos lo mismo que a Greta, sí es cierto que hemos terminado cogiéndole un poquito de cariño. Sobre todo por ese amor frustrado a Bruno y por la gran trama que protagoniza con su hermana, a la que sí amamos con todo nuestro alma, a pesar de sus escuetas pero envolventes conversaciones. No puedo decir lo mismo de la relación que la Condesa, como le llama Fermín, mantiene con su criada, un tanto desactualizada y tediosa. Esperamos que Logi se suelte la melena en lo que viene.

EL AIRBNB, EL LOCAL DEL EDIFICIO Y LOS BALCONES POCO APROVECHADOS

Si bien el nuevo edificio es una mina de oro para las tramas presentes y futuras, y que ofrece un abanico de posibilidades narrativas, la cruz de la moneda es que diversos espacios del mismo no se han aprovechado lo suficiente durante esta primera temporada. Nos referimos primeramente al piso en alquiler, Airbnb, del que se encarga Fermín Trujillo, y que apenas ha sido ocupado por un matrimonio extranjero y por el personaje de María Castro, sin ofrecer grandes momentos. Por ello, es esencial que esta vivienda sea aprovechada al máximo de ahora en adelante, como elemento catalizador de las tramas vecinales.

Por su parte, el local del edificio situado en la planta baja ha estado cerrado durante toda la temporada, hasta que en el último capítulo es ocupado por Antonio Recio, gracias a Noelia, que se lo entrega a un módico precio, gratis. Sin embargo, siguiendo con la idea que hemos planteado antes por la que no queremos tramas repetidas, nos hubiera gustado mucho ver este local abierto, ya fuera como una tienda de alimentación, un local de moda, un banco, un supermercado, una autoescuela, o como la propia farmacia de Greta. En definitiva, otro espacio que, si bien no fuese contenedor de tramas, si ambientara los alrededores del edificio.

UN BARRIO DESANGELADO

Si no fuera porque se menciona en contadas ocasiones, o por que el edificio tiene una fachada señorial que evoca al barrio que es o por algunas tramas exteriores que contextualizan la ubicación, lo cierto es que la enérgica vida interior del propio edificio choca con el desangelado barrio que lo rodea. El escaso ruido y buliicio del tráfico que caracteriza a la ciudad y las tiendas y portales de los edificios colindantes siempre cerrados, y que dan una sensación de decorado de carton piedra, rebajan el salto cualitativo que ha dado el escenario exterior de la fachada del edificio principal.

Es el centro porque nos lo dicen, pero en ocasiones luce como un callejón en un barrio alejado del centro de la ciudad. Y en esa Malasaña-Chueca que se evocaba en ‘Aquí no hay quien viva’ se podría entender, pero en este barrio señorial no termina de encajar a la perfección. Y si hay algo que a los fans más fieles nos gusta es poder trasladarnos a una ubicación más o menos precisa, casi saboreando realmente lo que sucede en tal zona.

LA CABECERA

Todo en el universo ‘ANHQV’ y ‘LQSA’ es objeto de coleccionista. Desde la muñeca con la que Josemi intentó dar auténtico pánico a Paloma en aquel «Érase una de miedo», hasta el delantal de la Chusa, pasando por la caseta en la que Cris le hizo un striptease al padre de Enrique. Pero el fanatismo va más allá, y hasta el más mínimo detalle de la serie está bajo la lupa del espectador. Por eso, no faltaban las apuestas sobre si en esta nueva etapa habría cabecera o no, y que fue otra de las preguntas que lanzaban a los fans los creadores de la serie vía Twitter. Finalmente, el opening de la serie se ha reducido a una simple cortinilla en la que el logo de la ficción se acompaña de la voz de José Luis Gil recitando «La que se avecina».

Sin embargo, es cierto que esperábamos algo más que este emotivo y merecido homenaje al actor. Durante las primeras temporadas de ‘LQSA’, la cabecera era larga, con canción incluida, y con el paso de los capítulos, se redujo a una cabecera más corta en la que el propio edificio de Montepinar se construía sobre una mesa de arquitecto, para dar paso a la cortinilla mencionada. Esa breve pero efectiva cabecera no aparece en esta temporada, ni con aquel -ya que no tendría sentido-, ni con el nuevo edificio. Tal vez aquel vuelo sobre la ciudad que veíamos en ‘ANHQV’ podría servir de inspiración para recrear una cabecera, con canción o sin ella -yo siempre a favor-, que además de meternos en la historia de una forma alegre, nos sitúe en el centro de la ciudad.

LA FOTOGRAFÍA APAGADA

Otro de los detalles técnicos, al margen de la cabecera, que nos ha dejado un poco fríos, y nunca mejor dicho, es el tratamiento de la imagen en postproducción. Es justo señalar que los nuevos capítulos gozan de una factura impresionante, que nos acercan a una mayor verosimilitud de los escenarios. Pero, por el contrario, la iluminación es un tanto sobria y apagada, olvidándose de esa puesta en escena colorida estilo sitcom que tanto nos gustaba y que caracterizaba tanto a Desengaño, 21, como a Mirador de Montepinar. Además, esta decisión no favorece al hecho de que haya pisos interiores con rellanos no tan vivos como los interiores, pero que tal y como vimos en ‘Aquí no hay quien viva’, pueden ser brillantes.

LA MUDANZA INJUSTIFICADA

Hemos tenido que esperar hasta el último capítulo para que Greta y el resto de vecinos antiguos de Calle Contubernio, 49, descubriesen que el resto de nuevos vecinos vivían todos juntos en una urbanización a las afueras de la ciudad. Y si esto es algo que podría funcionar como hilo conductor de las aventuras de nuestros vecinos favoritos, cabe apuntar que hemos echado en falta una explicación a cómo cada uno de los históricos de ‘La que se avecina’ llegó al piso en el que están, cómo lo pagaron y, en resumidas cuentas, por qué sí finalmente aceptaron ese trato que hicieron en el último capítulo de la duodécima temporada, en Montepinar.

Y es que, aunque los dos años en la cárcel de Antonio han servido como herramienta para omitir todo aquel proceso, no hay nada que nos guste más que los inicios. Cómo olvidar ese comienzo en Montepinar, con los numerosos quebraderos de cabeza que los vecinos dieron a la inmobiliaria de Raquel y Joaquín. O el principio de la enemistad entre los Recio y Enrique Pastor y Araceli. En este caso, tampoco sabemos mucho acerca de cómo la Cuqui conoció a Alonso. Y, aunque después de ocho capítulos ya estamos más que instalados en Contubernio, 49, ahora que Greta y compañía han descubierto la verdad, no estaría de más el conocer las triquiñuelas de Amador, Menchu, Maite, Berta y Bruno para conseguir comprar, o alquilar, las viviendas en las que están.

VICENTE MAROTO

Cuando hay un personaje que ha dado tanto a una serie no tiene sentido alargar su presencia porque sí cuando las tramas no acompañan. Esto puede lastrar al mismo hasta el punto de que dé pereza verlo. Esto es precisamente lo que nos ocurre en esta nueva temporada con el personaje de Vicente Maroto, el padre de Javi y exmarido de Goya, una vez su trama se ha reducido a participar en las juntas de vecinos de forma ocasional y aportando frases sin sentido. Desde el sofá, no se entiende de ninguna forma su participación en los nuevos capítulos de la serie, que solo sirve para bloquear la entrada a otra familia, por qué no, que pueda aportar una mayor frescura a la historia de Contubernio, 49.

Podríamos valorar más cuestiones, para bien y para mal, como las muertes vividas en estos capítulos y que son un tanto desagradables o la excesiva pero ya tradicional duración de cada entrega. Pero con todo ello, con sus más y sus menos, con sus luces y sombras, la decimotercera temporada de ‘La que se avecina’ se puede considerar ya un éxito habiendo entrado en el selecto grupo de las cinco series más vistas en plataformas, por encima de ‘Dahmer’, peleando con ‘Élite’, y cerca de ‘The Crown’ y ‘El señor de los anillos’. De esta forma, damos por concluido esta junta, digo análisis de la temporada 13 de ‘LQSA’, aquella en la que se mudaron a Calle Contubernio, 49. ¡Larga vida a la serie!

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