Las mentiras no son libertad de expresión y darles alas no es periodismo

Con la crisis del coronavirus hemos visto como la propagación de bulos lanzados por diversos periodistas han contaminado el debate público vulnerando el derecho a la información.

No corren buenos tiempos para la información. El periodismo se ha encargado, especialmente en televisión, de degradar su imagen y su credibilidad. No es casual que dudemos de la información que recibimos y que muchas veces nos hayamos comido o difundido un bulo sin quererlo.

Gran parte de esta responsabilidad viene de dentro del propio periodismo. El periodista y exdirector de El Mundo, David Jiménez, apuntaba ya en 2013 una de las posibles causas: «algunos venden su independencia por una tertulia«. Estos espacios de supuesto debate son los grandes culpables de que la sociedad no confíe en los medios.

Las tertulias son espacios de trinchera ideológica. El análisis de experto que se espera de ellas ha quedado relegado a la radio, y a veces ni eso, mientras que en televisión solemos ver a muchos periodistas que son aquellos implicados en las cloacas del Estado. No premia el rigor, el criterio o la credibilidad. Premia más la ideología, la manipulación, la propaganda y la repercusión que crean en redes sociales.

Sin ir más lejos esta semana Eduardo Inda daba alas a un bulo que ya había sido desmontado. A raíz del polémico lapsus del Jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil Inda decía lo siguiente aludiendo a una encuesta que Fernando Verdasco hizo sobre el Gobierno: «Un tal Fernando Verdasco, que ha sido uno de los diez mejores tenistas del mundo en su época, dijo ayer textualmente que ‘me han bloqueado mis dos encuestas justo a las mil visitas. Sólo para que lo sepáis. Quería compartirlo con vosotros‘. Y de estos mensajes hay millones en las redes sociales. Esto es peligroso». Como si diera a entender que el Gobierno se dedicara a monitorizar las redes sociales.

Sin embargo, mucho antes de que Inda contaminara el debate con un bulo que ya se había desmentido y el propio Verdasco explicaba lo sucedido. Se trataba se un error de instagram, que bloqueaba los resultados de una encuesta al llegar a las 1000. Nadie dijo nada ni hizo que Inda desmintiera lo que ya sabía que era un bulo y eso que Ana Rosa Quintana insistía unos minutos en lo que era un bulo.

Unas semanas antes, en el mismo espacio se daba voz a un empresario que supuestamente distribuía hasta un millón de test de detección de coronavirus en España, denunciando que el Gobierno no se había puesto en contacto con él. «Si esto es verdad es un escándalo«, decía la propia Ana Rosa. He ahí el problema ¿Cómo pretende la prensa ser creíble si no es capaz ni de confirmar por sí misma que aquello que difunden es o no cierto». Evidentemente, no era verdad y un día más tarde tuvo que pedir perdón.

También, unos días antes uno de sus invitados, que por desgracia acababa de perder a su padre por la situación, se quejaba de que en el domicilio de Irene Montero y Pablo Iglesias había dos ambulancias UVI móviles para atenderles. La propia Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid tuvo que salir a desmentirlo.

Otro de los habituales en tertulias es Javier Negre. El periodista, siempre pegado a la polémica, ha asegurado en numerosas ocasiones que es censurado. El pasado 21 de abril aseguraba en ‘Ya es mediodía’ que se le habían puesto límites a la libertad de expresión, pero que en Mediaset “se respeta mi libertad de expresión y de prensa”. No obstante, sus intervenciones en tertulias suelen estar cargadas de bulos e informaciones de dudosa credibilidad y nadie le dice que no diga lo que piensa.

La libertad de expresión no se ampara bajo la mentira

También el pasado 21 de abril, el periodista Jesús Maraña explicaba en ‘Al Rojo Vivo’ la diferencia entre mentir y la libertad de expresión e información. Algo clave para entender la aparente confusón que se intemta crear con la información y que es letal para el buen periodismo: «Lo que pretende enmascarar bulos en la libertad de expresión me preocupa y me indigna. Contar mentiras no está recogido por la Constitución, al revés, es un ataque directo al derecho a la libertad de información, que es de los ciudadanos, no de los periodistas, ni de los tuiteros, ni de nadie del espectro político. Es un derecho de los ciudadanos básico en democracia«, aseguraba.

Después añadía: «El comprobar la veracidad de una información es nuestra obligación y nuestro compromiso. Pero eso no es solo una exclusiva de los periodistas. Con las herramientas que tenemos con las redes sociales, si ahora alguien publica a sabiendas fotos o un vídeo manipulado en el que hay sacos con cadáveres insinuando que el Presidente del Gobierno es un asesino en potencia, como literalmente se ha dicho, no es libertad de expresión, es un ataque directo a la libertad de información de todos«.

La intervención de Maraña no quedaba ahí: «si hay que perseguir judicialmente, quienes deciden si hay delito o no son los jueces, pero no excusemos en la constitución un derecho que no existe, que es el de mentir a sabiendas o jalear bulos«, sentenciaba.

Mientras tanto, otros critican con datos

En otro espacio de Mediaset, ‘Todo es mentira‘, se ha vivido un cambio en la forma de hacer el programa. Un Risto Mejide desde su casa explicaba el cambio a raíz del último CIS: «Considerábamos que con la que está cayendo, lo último que hay que hacerle es meterle el dedo en el ojo al capitán», comenzaba. No obstante, eso cambiaba: «todo esto cambia hoy«, aseguraba Mejide. «Pensábamos que este capitán sólo se ocupaba de llevarnos a buen puerto y ahora hemos descubierto que no».

De esta forma el programa daba la vuelta a su contenido y se convertía en uno de los espacios más críticos contra el Gobierno señalando las evidentes carencias y fallos producidos durante la gestión de la pandemia, pero a diferencia de los primeros, con datos en mano. «Un 15,51% de los infectados oficiales, más de 31.000 personas, son médicos y enfermeros a los que hemos dejado desprotegidos y hemos mandado a esta batalla sin armas, o defectuosas. ¿Esto es ser facha o ser rojo?«, a la vez que añadía un: «¿todos los médicos son unos fachas?».

La manera en la que Mejide está poniendo en duda los datos oficiales así como dejando ver una supuesta «censura» que el Ejecutivo de Sánchez está aplicando contra los medios críticos con este ha dejado entrever que podrían no volver a la televisión, tal y como aseguraba en un tuit tras el lapsus del general José Manuel Santiago Marín: «El lunes, si volvemos, lo comentamos en Todo es mentira. Insisto. Si volvemos».

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