ANÁLISIS DE AUDIENCIAS| Semana del 24 al 30 de julio de 2017
Los amantes del refrito encuentran en la época estival el refugio perfecto para saciar sus ansias de contenido ya visto. Ya sea en forma de zapping o de programa de los 90 reinventado, la repetición fue la gran protagonista de la semana.
Hay fenómenos de audiencia que no entendía en su momento y que en 2017 todavía me cuestan de digerir, aunque el estreno de ‘Me lo dices o me lo cantas’ fue de todo menos un éxito en audiencia. La versión modernizada de ‘La parodia nacional’ se estrenaba el pasado martes con un discreto 12,9% de share; y mucho me parece para semejante desaguisado. Los directivos de Telecinco, que tontos no son, ya debieron ver que el formato era infumable cuando decidieron aplazar su estreno para darle una vuelta; al final imagino que ni retocaron tal buñuelo y lo desterraron a la somnolienta programación veraniega. El espacio presentado por Jesús Vázquez pretende ser un sainete de la actualidad española, con el único “pero” que está grabado hace dos meses y las parodias narran acontecimientos con más polvo que las pelucas de Aramis Fuster. Un batiburrillo de famosos en horas bajas cantando en riguroso playback, caracterizados con elementos de verbena de casino y con un jurado enfrente con ganas de llegar al final del programa para cobrar la nómina. Lo único bueno de todo este despliegue de ingenio es que puede ser una forma de recordar las miserias políticas de este país, de hacer llegar a un público poco avezado en el análisis político la realidad en la que vivimos, aunque mucho me parece que lo único que consigue es banalizar la indecencia.
Nunca podremos estarle lo suficientemente agradecidos a Suramérica por exportarnos tanto talento, de allí nos llegaron Pablo Neruda, Lusi Fonsi y los jinetes de ‘Pasión de Gavilanes’. No hay una telenovela en todo el Siglo XXI que haya despertado más pasiones en España que este vodevil colombiano. En 2005 ya fue un fenómeno de masas cuando llegó a la sobremesa de Antena 3 y logró desbancar al imponente “tomate” de Telecinco, con la posterior promoción de sus protagonistas y baños de masas a la altura de Maluma. Tras sus infinitas reposiciones en Nova, este año el fenómeno gavilán revive, no sé si por falta de oferta o por el despertar de nuestra vena latina, el culebrón es el programa más visto de la TDT llegando a superar el 5% de share.
Gente viendo la tele y comentándola, este es el punto de partida sobre el que pivota ‘Snacks de tele’, el nuevo programa de zapping de Cuatro que no termina de cuajar entre la audiencia. Ya se intentó en Antena 3 y no duró más de una entrega; no es una mala idea para un formato de entretenimiento, es un producto barato que puede suplir con éxito la escasez de ideas veraniegas. Tiene un buen planteamiento pero está mal ejecutado. A ‘Snacks’ le faltó una buena promoción, de golpe apareció en la parrilla con nocturnidad y alevosía, en un día tan desagradecido como el sábado y en pleno mes de julio, cuando los espectadores potenciales del formato están haciendo de todo menos estar sentados frente al televisor. El segundo problema que presenta ‘Snacks’ es el casting de comentaristas, una amalgama de desconocidos unidos sin ningún criterio. El gran hallazgo, por si alguien todavía no la conocía, es “Soy una pringada”, una joven de aspecto siniestro con más retranca que cualquier guionista de ‘El Hormiguero’ . “La pringada”, salida de la feria de las vanidades de Youtube, tiene un discurso televisivo mucho más potente que “dulceidas” y “rubius”. Su gracia recae en vender realidades, no sueños inalcanzables de escaparte. Dispara a diestro y siniestro sin esconder sus propias miserias, tiene el arte de atacar con la puerta de sus entrañas abierta, un acto de valientes y la mejor verdad para hipnotizar al espectador.
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