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OPINIÓN | De mayor quiero ser preso

 EL PORQUÉ DE LAS COSAS CATÓDICAS | Por Jesús Carmona.

 


Ayer llamé por teléfono a mis abuelos, cosa que descuido y hago de cuando en cuando. Y como cada cierto tiempo me gusta embadurnarme de sabiduría y saber cómo se ve la vida desde un prisma añejo, quise preguntarles por la rabiosa actualidad. A veces vamos por la vida frenéticos y dejándonos avasallar por la temperatura social de las redes.

Y cuán grata fue mi sorpresa cuando me encontré a mi abuelo pletórico, ya que junto a 'Pasapalabra' –su fiel entretenimiento de las tardes- le habían puesto los toros en TVE. Me decía, en su más bien parlamento, que iba a quedar con otros abuelos para comentar las faenas. Y expongo esto porque quiero reflexionar sobre el tema. ¿Qué nos está pasando? Están algunos medios -y Twitter- que arden por el hecho de que vuelva la emisión de toros en La 1. Y yo pregunto, ¿qué es servicio público?:

“Actividad desarrollada por una institución pública o privada con el fin de satisfacer una necesidad social determinada”. Creo que si comprendemos esa definición, nos dejamos demagogias aparte y nos reconciliamos con nuestro pasado y nuestras tradiciones, no existe debate. Señores, en España gustan los toros y Franco orquestó una dictadura. No digo que lo aplaudas, yo tampoco lo hago. Pero respeto y asumo que ése fui yo, que ése soy yo y que ése seré yo. ¿Que si yo programaría toros en TVE? Tampoco, pero respeto los gustos de mi abuelo.

Y siguiendo con mis abuelos, en otro orden, mi abuela Carmen me hablaba desde la indignación por la salida de prisión de Isabel Pantoja. “Vaya vergüenza de país, aplaudimos que nos roben”, manifestaba. Lo cierto es que a mí me costó mucho distinguir el escenario en el que se movía una grácil, jovencísima y colorida Pantoja. Juro que llegué a pensar que salía de uno de sus conciertos. Aquello fue digno de premio.

Eran las 13 horas largas cuando salía la cantante de la mano de su hermano, un señor cuya profesión es ésa, ser hermano. Y de la que percibe muchos réditos, no crean. Pues bien, pantalón blanco, blusa roja y holgada  -para disimular quizás una incipiente barriga que denota la buena vida que llevan algunas presas- coleta alta y constreñida y nada de gafas de sol. Hay que acercarse al pueblo. Hacer ver que una está cumpliendo condena y sale en un coche cutre y con un bolso hecho a mano por una amiguita presa. Atrás quedaron los tiempos en los que sólo eran dientes y Rocíos tórridos.

Este momentazo televisivo se vivió con tal despliegue mediático que hasta Telecinco decidió alargar 'El programa de Ana Rosa' con tal de captar la ansiada salida. Yo con Telecinco de verdad que flipo. El domingo de elecciones no modificaron prácticamente nada su parrilla y sale la Pantoja y no se hacen un prime-time con Jorge Javier porque sería abusar demasiado de su descanso.

Ojo que desde mi casa escucho un ruido incesante, así como de máquina registradora. Recuerden que Pantoja tiene a su entorno con el refajo remangado y picando en la mina para sacar dinero. Nada me extrañaría si de repente, en un arranque de madraza, se produjera una intervención en 'Supervivientes'. O vale, ampliemos el abanico, en algún espacio de Telecinco. Es más, como lo importante es sacar tajada y la dignidad ya la tenemos más que mancillada, lo mismo  hasta la vemos haciendo un Interviú. A ver, que yo sé que no… pero, ¿y si sí?, como dice José Mota.

Resumiendo que me pierdo. Que la conclusión a la que llego desde mi casa es que yo de mayor quiero ser preso. Déjate de tonterías, hombre. Nada de carrera ni Máster. Roba, roba como si no hubiera un mañana y entra en prisión. Ahí puedes hasta asistir a talleres. Y si eres Pantoja, te pegan hasta pinchazos estéticos y te permiten ducharte sola. Que no te engañen, la vida es eso. La vida es una tómbola, ahora llamada Telecinco. Qué pena no volver atrás, hoy sería un Labrador o un Alberto Isla. Os lo juro.

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