‘La Isla de las Tentaciones’ rompió oficialmente a su primera pareja con una súplica desesperada

La isla de las tentaciones gala 8
La isla de las tentaciones gala 8

Crónica de la gala 8 de ‘La Isla de Las Tentaciones 3’: Lucía y Manuel se convierten en la primera pareja rota oficialmente y ella abandona sola el concurso

Y llegó el momento de Lucía y Manuel. Dos grandes protagonistas de esta edición de ‘La Isla de las Tentacionesque se encuentran en una hoguera de confrontación que no ha dejado indiferente a nadie. ¿Se derrumba Lucía al verle? ¿Cuál es la reacción de Manuel después de todo lo que ha hecho? ¿Como se irán? ¿Juntos o separados? ¿Con otro amor?

Lucía espera, ansiosa. Y con esa cara que le caracteriza llena de nervios y con una sonrisa. El reality lo hace muy bien, porque durante unos largos segundos, crees realmente que Manuel no se presenta en la hoguera. Algo inimaginable. Pero finalmente, aparece, suspiramos y empieza la fiesta.

Lucía ha sacado fuerzas de no sé dónde. Exactamente igual que hizo Melyssa el año pasado con Tom Brusse. Y qué bien, qué gustazo verlas pisando fuerte y dejando las cosas claras, aunque luego sufran y lloren en su soledad, qué gustazo y que fuerte se les aplaude desde el sofá.

Lucía le ha dejado las cosas muy claras desde el segundo uno: «Cerdo, asqueroso, sinvergüenza, desagradecido…«, mientras Manuel hacía un amago de llorar, pero sin lágrimas. Algo que todos sabemos que solo puede hacer Lydia Lozano. Ella le ha explicado lo mucho que ha sufrido, cosa que él no se puede ni imaginar. Y le ha recalado que él ya estaba «cachondo perdido» desde el primer día que llegó. Manuel intentaba explicarse, sin mucho éxito, mientras Lucía tenía las cosas tan claras y tanto que decir, que Manuel finalmente si se ha derrumbado «más de verdad». Se ha puesto a llorar, asegurando que no ha querido hacerle daño, que ha hecho lo que ha sentido, que nunca ha querido a nadie tanto como a ella, y que, si esto le hubiera pasado en Cádiz, hubiera cortado la relación desde el primer momento. Pero le ha pasado aquí. No es nada nuevo, es lo que lleva repitiendo todo el reality.

Llantos y súplica en la hoguera de confrontación de Lucía y Manuel

Pero entre tanto llanto de arrepentimiento, Lucía le ha dado las gracias. Sí, las gracias. Porque así deja a alguien que no le merece, alguien que no vale la pena… y porque así deja de estar con una persona a la que quería más que así misma cosa que no puede ser. Aunque Manuel en más de una ocasión ha intentado darle un poco la vuelta y hacer ver que ella ha hecho lo mismo y al mismo nivel que él, no ha colado. Y han seguido los reproches y las lágrimas, estas últimas solo por parte de él. Ella ha aguantado fuerte y dura, supongo que ya había sacado todas las lágrimas antes, pobre.

Ha llegado la hora de la decisión. Como quieren irse. Lucía decide abandonar sola, como todos podíamos imaginar. Ni siquiera a seguir en disfrutando en la villa con sus compañeras, se marcha a casa, porque aún tiene mucho que llorar, mucho que dejar de querer, pero en la intimidad. Así que Lucía, se levanta y sin ni siquiera mirarlo, empieza a marcharse por el ya famoso camino de antorchas.

Lo que poco esperábamos es que fuera ahora, ya terminada la hoguera, llegara el momentazo de la noche. Manuel empieza a llorar desesperadamente y se echa a correr detrás de Lucía. Llega hasta ella y le empieza a suplicar un abrazo, un último abrazo. Y llora desconsolado. Supongo que lo que quería Manuel es quedarse tranquilo, sentir que no ha hecho las cosas tan mal. Porque ahora está claro que le deben haber venido muchísimos recuerdos y muchos buenos momentos donde Lucía debe haberse portado maravillosamente con él. Pero Lucía no se lo ha querido poner fácil ni en el último segundo: le ha negado el abrazo y que le toque. Porque como dice ella, «le ha humillado demasiado». Y no le sale. Y además si se lo da, luego él se iría todavía más tranquilo a besar «a la otra». Así que, Manuel se queda desconsolado y sin abrazo.

Cuando consigue recomponerse un poco más, Manuel vuelve a la hoguera. Donde decide que lo que quiere es irse con Fiama (yo creo que lo de irse ya, debe haber sido una obligación, porque me cuesta mucho creer que este quiera perderse una fiesta más, o un jacuzzi menos). No sé, es una sensación. Decide irse con Fiama porque quiere saber qué pasa con ella fuera, está muy a gusto, y está sintiendo «cosas». Como diría mi amiga Nagore Robles, «a ver si van a ser gases».

Fiama aparece entre las antorchas, ya la tenían muy bien preparada. Y sin dudarlo, decide que también quiere irse con él. Ver qué pasa fuera, cree que puede enamorarse de Manuel con el tiempo. No negaré que una pequeña y malvada parte de mi esperaba que Fiama se hiciera un Rubén (lo que hizo Rubén con Fani en la primera edición) y le dijera que no. Que no quería irse con él, que esto era solo un «rollo» de la villa. No ha habido suerte. Pero me hubiera gustado ver a Manuel completamente descolocado pensando que tal vez no le gusta tanto a las mujeres como él se cree y que la jugada le ha salido totalmente al revés. Pero quien sabe, a lo mejor estos dos realmente acaban juntos y les va muy bien la vida. Nunca se sabe.

Sin duda, la hoguera ha sido el gran centro de atención de esta gala. Las demás parejas siguen el mismo camino (Lola y Carlos, Marina y Lobo, etc.) Y las otras dos resistiendo. Pero hay algo que me da mucho miedo… y es Claudia. Claudia hasta ahora lo tenía muy claro, está enamorada de Raúl y lo respeta, pero no niega que tiene un gran feeling con Toni y que si no tuviera novio probablemente pasarían cosas. Pero con la «excusa» de la salida de Lucía, donde toda la villa se ha quedado con lágrimas y mucha pena, Toni ha ido a por todas… Llorando, poniéndose sensible con ella, melancólico (claro, llegamos a la final y no has conseguido tu objetivo) y ella parece que de alguna manera cae, no físicamente, pero si con palabras. Ella le dice que tranquilo, que sí que se van a ver fuera, porque esto es solo «el inicio». Ay, Claudia no, por favor. No lo estropees, no la líes ahora. Es tan tierno ver a Raúl (y a Hugo) hablar de sus respectivas parejas de manera tan bonita y amable, tan de verdad, tan sana… que ahora pensar que una de ellas se puede romper, o que ella se está planteando algo… me pone muy triste. Ojalá que no, de verdad. Me gustan mucho ambas parejas y confío en ellas hasta el final.

Qué nervios, señores. Esto se acerca al final y algo me dice que todavía nos queda mucho por ver. Yo como buena intensa ya estoy ansiosa de ver las hogueras y finales e incluso el reencuentro medio año después. Así, sin prisa.

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