Ana Obregón habla seis meses después de la muerte de su hijo: «Ya no me quiero ir»

Ana Obregón
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Ana Obregón concede su primera entrevista tras la muerte de Álex Lequio, donde relata su última noche junto a él

Seis meses han tenido que pasar desde que Ana Obregón perdiera al amor de su vida: su hijo Álex Lequio, para volver a la vida pública. Aunque su mirada, llena de tristeza, es una prueba evidente de que el dolor sigue ahí, y no se irá jamás.

Con los ojos llorosos, la querida actriz y presentadora ha  concedido su entrevista más desgarradora en exclusiva para la revista ‘¡Hola!’.  Allí ha explicado cómo se encuentra y lo terribles que fueron los últimos meses de vida de su hijo.

Ana tiene una cosa clara: quiere seguir el legado de Álex. Y por él tiene que seguir adelante, aunque las fuerzas flaqueen. «Ya no me quiero ir porque quiero hacer cosa que Álex quería hacer y no pudo terminar. Quiero seguir su legado».

Sobre cómo vivió los últimos días de vida de su ‘pequeño’, la presentadora explica que «siempre le dije la verdad, menos al final; él ya tampoco preguntaba. Los último meses fueron de una crueldad que no se puede explicar». Y añade, con profundo dolor: «No podía soportar el dolor ni la realidad».

«Lloro todos los días. Me pregunto de dónde salen tantas lágrimas»

Ana Obregón regresará al trabajo el próximo 31 de diciembre. Será la presentadora, junto a Anne Igartiburu de las Campanadas de TVE. Y, aunque intentará sonreír y  sacar lo mejor de sí, tampoco pretende ocultar el inmenso dolor que siente. «Yo quiero vivir este luto, este duelo, porque es lo que Álex se merece. Se merece integridad del duelo, yo no quiero hacerme la fuerte, lloro todos los días. A veces me pregunto de dónde me salen tantas lágrimas».

 Reconoce que va «todos los días al cementerio. Porque, en ese lugar, yo me siento todos los días y medito, y encuentro que él, aunque ya no esté, está más cerca y eso me consuela».

«La ausencia y su silencio es algo que te desgarra. Mi reloj interno se ha parado. Cómo es posible que la gente siga viviendo. Me extraña y me asombra que el resto de la gente sigue como si nada hubiera pasado». Y, si de algo se arrepiente, es de haber «trabajado tanto. De no haber estado más con él, de haber pasado más tiempo juntos de pequeño, por ejemplo. Porque eso es la vida. Dedicar tiempo y amor a las personas que quieres», asegura.

Ana incluso cuenta, desgarrada, como fue la terrible despedida de su hijo, y cómo pasaron su última noche en el hospital. «Hasta dos días antes de su muerte yo pensaba que iba a salir adelante. Estaba convencida. Por mucho que me dijeran que era muy grave, yo jamás perdí la esperanza. Hubo un momento en que se sentaron cinco médicos para decirme que ya no había nada que hacer. Y yo dije: ‘Siempre hay algo que hacer’ Y seguimos luchando».

Así fue la terrible despedida

«El lunes 11 de mayo los doctores me dijeron que ya, que no se podía hacer más. Tuve 48 horas para hacerme a la terrible idea de que mi niño se iba para siempre. La última noche se puso Alessandro a un lado de la cama y yo al otro. Le agarramos la mano… y así se fue. Entonces, yo me quedé abrazada mucho tiempo a él. No sé cuánto, cinco horas o así, hasta que vinieron mis hermanas».

Ana quiera agradecer a las innumerables personas, famosas y anónimas que le han mostrado su cariño en estos terribles meses. Incluso gente de las altas esferas: «La primera llamada que tuvimos fue la del Rey Juan Carlos. Y tras él, la reina Sofía. Me emocionaron mucho. Al llegar a España, los Reyes Felipe y Letizia. Estoy muy agradecida», reconoce.

«Ahora, poquito a poco con el amor de la gente que me 1uiere, mis amigos, mi familia, todo lo que recibo de España, la fuerza que me da Álex… este corazón roto se va a ir recomponiendo», sentencia. 

El motivo por el que Ana Obregón decidió presentar las Campanadas

También ha explicado Ana el motivo por el que este año quiere presentar las Campanadas. La idea fue de su representante, Susana Uribarri y TVE aceptó encantada. Aunque la propia Ana lo rechazó durante semanas: «Casi no tenía ni fuerzas de salir de la cama y enfrentarme a la vida».

Pero al final aceptó y lo hizo porque, igual que para ella, para mucha gente este ha sido el peor año de su vida por la pandemia, y verla ahí puede reconfortarles. «Aunque estoy llena de dolor, también estoy llena del amor que recibo de tantas personas maravillosas y ese amor quiero compartirlo con todos».

Y advierte: «No puedo asegurar que veáis a la Ana más guapa, pero lo que sí vais a ver es el corazón más bonito».

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