El bestiario de Sálvame (3/5): El Poker de corazones

Reinas de la prensa rosa, cenicientas de barrio convertidas en princesas de Fuencarral, su popularidad no les vino por mérito profesional sino por estar relacionadas con los clanes o los personajes más populares del folklore español. Conocedoras del precio de sus lágrimas, dosifican los contenidos a sabiendas que si su vida deja de interesar algún día, aparecerá la Anabel Pantoja de turno para quitarles la silla.

Terelu Campos: su estatus de referente para las mujeres de mediana edad le permite ser un imán para la venta de revistas en España. La alegría, el derroche y la prepotencia de antaño dieron paso a una mujer insegura que actúa con excesiva prudencia en el programa. Experta en el arte de fingir acento del sur para intentar dar un toque de humor a sus valoraciones, la que fuera presentadora del ‘Deluxe’ reduce sus apariciones en el formato de tarde, acude acobardada y se mantiene alejada de los conflictos. La sombra de su madre, que en sus inicios le pudo resultar pesada, ahora es el mejor árbol en el que cobijarse si no quiere ser devorada por las hienas.

Belén Esteban: es el personaje televisivo por excelencia del siglo XXI, sus declaraciones son capaces de parar el mundo un viernes por la noche. La colaboradora es mucho más que una fuente inagotable de noticias sobre su vida, es incontinencia en estado puro y la gasolina perfecta para incendiar el plató de ‘Sálvame’ sea cual sea el tema abordado. Su facilidad para implicarse en todos los “fregaos”, el aprendizaje adquirido en todo este tiempo en pantalla y su falta de contención ante la cámara hacen de ella un elemento casi imprescindible para el programa. Con una naturalidad desbordante, consigue empatizar con gran parte de los seguidores del programa y al mismo tiempo es un polo de atracción para todos aquellos que, sin ser fieles de ‘Sálvame’, no pueden resistirse a las apariciones incendiarias de la Esteban. Vivo reflejo de la España actual, su sueldo es incomparable al de todos los redactores del programa juntos, pero así son las cosas: tanto generas, tanto ganas.

Rosa Benito: su contrato finalizó hace unos días y tendría que renacer mediáticamente para ganarse un puesto en el formato. La cuñada de Rocío Jurado lleva años arrastrando su crisis matrimonial por los platós de Telecinco, un chicle que le dio de comer a toda su familia pero que ya presenta síntomas de estar agotado. Su relación con la cúpula no vive su mejor momento y acude al programa sin que nadie le cubra las espaldas, su mala situación económica le obliga a tragarse su orgullo y a estar expuesta sin escudos al escarnio público. Las aportaciones de ama de casa resignada ya no venden y su tedioso paso por ‘GH VIP’ terminó de dilapidar su imagen como personaje público. 

Raquel Bollo: ¿qué sería de ella sin las informaciones que aporta sobre el clan Pantoja? Probablemente no tendría cabida en el programa si no fuera por su amistad con la tonadillera más famosa de este país, la sevillana vale más por lo que cuenta de su amiga que por las vísceras que genera su propia vida. Consciente de su dependencia, aguanta el tipo y dosifica las informaciones haciendo equilibrios entre el papel que le exige el programa y la lealtad al clan que le paga las facturas.

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