Fui espectador de 'Amar en tiempos revueltos' desde el primer día al último

CRÍTICA | Final de ‘Amar en tiempos revueltos’

Sería difícil reducir en unas pocas líneas más de siete años de emociones, sensaciones, desalientos, aprendizajes, lecciones. ‘Amar en tiempos revueltos’ acaba. Antes de tiempo. Pero con la misma frescura que cuando nos cautivó su primer día con la magia de sus pequeñas historias, con un relato respetuoso de una época tan dura de nuestra historia, haciendo un homenaje a cada uno de nuestros padres o abuelos, a cada uno de los 3 millones de telespectadores que la hemos visto, en su cita, cada una de las tardes, las buenas y las menos buenas. 

‘Amar…’: la «escuela de actores» de la televisión

Estos días recuerdo la cantidad de actores y actrices, de historias y personajes que esta «escuela» nos ha enseñado, a lo largo de sus siete temporadas en TVE. Y me gustaría mencionar a algunos que más me marcaron: Antonio y Andrea, un amor imposible que luchó por sobrevivir tras el golpe de Estado que derribó a la legítima II República, la guerra civil y la cruda posguerra durante la dictadura de Franco que nos hizo sufrir en una magistral primera temporada, quizás la mejor que haya habido de una serie jamás, que contó además con actores de la talla de Pilar Bardem, Héctor Colomé y Félix Gómez. ‘Amar…’ acababa ahí. Nadie presagió tal éxito. Y le dieron una segunda oportunidad.

Marcelino y Manolita, que desde sus comienzos hicieron de su amor, por ellos, a su familia, al entrañable y luchador Pelayo algo compartido, en el punto neurálgico de ‘Amar…’, su esencia, el cálido bar El Asturiano. A Ana y Teresa, por contarnos su amor, por demostrarnos su fortaleza y hacernos creer en ella. Al implacable Alfonso García, más tarde boxeador, que nos cautivó con su espíritu rebelde y a la vez responsable. Sole, su tierno hermano Fermín, los Juanitos, el padre Ángel, a Pascual y Carmen, Elisa y Marcos, Pablo y Rosario, Adelina. A Paloma, una superviviente primero en su ultramarinos, después como selecta propietaria de la Cueva, más tarde café el Morocco. A los inseparables detectives Héctor y Bonilla. La familia de porteros Los Muñoz, un ejemplo de superación y unión familiar. Tantos y tantos que han pasado por la Plaza de los Frutos, sus bares, el Teatro Cervantes, sus escuelas, academias, pequeñas tiendas, talleres, los grandes almacenes Rivas, la joyería, el estudio de fotos, de cine, de radio, los paseos en El Retiro…

‘Amar…’ ha sido el referente de ficción de esta última década, un modelo de ficción histórica de calidad que comenzó con ‘Cuéntame’ y ‘Amar…’ engrandeció con su narrativa constumbrista y progresista de una época, de hacernos llegar a tantas generaciones los dramas que ninguna se merece, y transmitiendo el mensaje positivo de nunca dejar de «amar… en tiempos revueltos». #GraciasAmar

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