Crítica de la semana: No hay mordaza para Fortunato

ANÁLISIS | Semana del 20 al 26 de febrero de 2023

Segunda semana consecutiva analizando el cambio de armario de Telecinco. Si hace unos días nos enterábamos de los vetos aplicados a ciertos personajes por parte de la cadena, esta semana salía a la luz un nuevo Código Ético para todos los trabajadores del grupo audiovisual. Una especie de manual de buena conducta que huele a todo menos a libertad.

Inevitablemente, al leer la nueva doctrina que parecía escrita por Encarna Sánchez, uno piensa directamente en Jorge Javier Vázquez. Un corsé que le queda demasiado estrecho al presentador catalán y que mata directamente su esencia. Estamos convencidos de que Emma García o las copresentadoras del casino nocturno no tendrán ningún problema para ceñirse al guión impuesto, pero con Jorge dejadme que lo dude.

El badalonés ha alcanzado ese estrato de comunicadores que hacen y dicen lo que les sale del bolo. Con la vida resuelta económicamente, su trabajo actual le compensa en función que hace lo que le viene en gana. Decide no invertir esfuerzos en disfrazarse de lo que no es y disfruta de los platós de Telecinco como si fueran el salón de su casa. La inconsciencia del que ya lo tiene todo ganado, la incorrección del que se entrega al público sin reservas.

Su ironía no es solo un chute anímico para el espectador, también infunde cierto aire revolucionario ante tanto altavoz conservador. Ultracatólicos, amantes de la tauromaquia o feligreses de Isabel Díaz Ayuso se enervan cada tarde que el presentador decide salirse del guión para ejercer como “titiritero”. Su labor, que parece tan banal, hace mucho más por fomentar una sociedad concienciada que mucho tuitero endiosado por la intelectualidad.

Para desgracia de muchos, el legado al mundo de la comunicación de Jorge Javier Vázquez dejará mucha más huella que el de aquellos que se negaron a entregarle premios. No solo es actualmente el mejor juglar de los programas de entretenimiento, también es un referente ideológico para aquellos que buscan en la pequeña pantalla algo más que autómatas sin arrestos para posicionarse.

Ahora hay mucho pedante suelto que no le perdona sus menesteres, mucho revisionario que le recuerda constantemente algunas de las licencias que se ha podido permitir durante toda su carrera. Pero, ¿existe actualmente algún comunicador con tanto calado intergeneracional? Su influencia va desde las señoras del aquagym del polideportivo de Alpedrete a los “invertidos” más jóvenes de Twitter que encuentra en sus discursos referentes muy retwitteables.

El nuevo código ético de Mediaset choca frontalmente contra la personalidad televisiva de Jorge. Ponerle la mordaza significa matar al personaje. Esta semana ya hemos visto cómo el presentador no atendía a doctrinas y no se mordía la lengua en ‘Sálvame’ cuando se transitaba por algunos temas sociales: la ignorancia de un ganador de ‘Supervivientes’ con la necesidad de pagar impuestos o los insultos homófobos de cuatro catetos hacían saltar al presentador.

Visto lo visto, si no le llaman la atención imagino que Vázquez seguirá en su línea. Pero si alguien piensa en amordazarlo seriamente, creo que lo más inteligente que puede hacer el presentador es irse. No necesita el dinero como para convertirse en un maniquí sin discurso. 

No sabemos si tiene mucho que ver y Jorge ya está buscando un plan B, pero justo esta semana el catalán estrenaba su propio podcast junto a Juan Sanguino, Isabel Vázquez y Paloma Rando. Un espacio llamado ‘Los burros de Fortunato‘ en el que se hace lo mismo que en todos los podcast, convertir un vermut con amigos en algo que creemos que el mundo necesita escuchar. No está nada mal el suyo en cuestión, son cuatro mentes tremendamente ágiles con mucha habilidad para radiografiar la sociedad sin dejar de pisar el suelo. Ligeros sin ser superficiales, vanidosos hasta reírse de sí mismos y cultos sin resultar pedantes; todo lo que nunca será la reunión de ex votantes de Ciudadanos de la mesa de actualidad de ‘El Hormiguero’ con Nuria Roca y compañía.

Y sí, el podcast pues muy bien, pero para escuchar a gente de izquierdas reflexionando sobre lo humano y lo divino ya tenemos a una legión de maquis entera creando contenido digital. Jorge Javier Vázquez es necesario actualmente en televisión. Y para tenerlo solo leyendo el prónter mejor que no esté. Esperamos que se coma esa mordaza impuesta por Mediaset a bocados y que siga transitando siempre en los márgenes del guión. No podemos perder a la única voz progresista que todavía queda en la pequeña pantalla.

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